LAS REFORMAS DE ESTRUCTURA EN LOS NIVELES DE PRIMER Y
SEGUNDO GRADO
El proyecto Langevin-Wallon sigue siendo un modelo de plan de reforma integral.
Remitido al ministerio de Educación nacional en 1944, preveía: 1) enseñanza
obligatoria de los 6 a los 18 años, que se dividía en tres ciclos: a) un cielo
elemental de los 6 a los 11 años, común a todos los alumnos; b) un cielo de
orientación de los 11 a los 15 años con especializaciones progresivas, pero con
paso posible de una enseñanza a otra, y c) un ciclo de determinación de los 15 a
los 18 años con tres secciones, práctica, profesional y teórica; 2) una enseñanza
propedéutica (de los 18 a los 20 años), y 3) una enseñanza superior.
Este proyecto nunca ha sido aplicado; fue recogido en algunos aspectos por M.
Depreux, después por Y. Delbos y en 1953 por A. Marie, que introdujo para el ciclo
1 c la idea de dos enseñanzas paralelas, una “corta” y otra “larga”. En 1955 el
proyecto de NI. Berthoin volvía a llevar el término de la enseñanza obligatoria a los
16 años y proponía: a) un programa común de los 6 a los 11 años; b) un cielo de
orientación de los 11 a los 13 años, y c) un ciclo de los 13 a los 16 años con cuatro
secciones: general, profesional, terminal y superior. El proyecto de Billiéres en
1956 sólo difería un poco.
El 6 de enero de 1959 apareció una orden (59-45) que prolongaba la escolaridad
obligatoria hasta los 16 años, y dos decretos (59-57 y 59-58) que preveían la
reforma del bachillerato. En 1960 se tomaron las medidas de aplicación y de ello
ha resultado la creación, al término del cielo elemental de los 6 a los 11 años, de
un cielo de orientación de los 11 a los 13 años con clases pasarelas” o ”de
acogida” que aseguran los posibles pasos de un tipo de enseñanza a otra y la
continuidad de la orientación. Al final del ciclo de orientación se abren tres vías:
enseñanza general, profesional o terminal.
Naturalmente, esta reforma fue juzgada excesiva (la Société des agregés vio en
ella la muerte de la enseñanza secundaria) o insuficiente (Roger Gal sólo encontró
en ella un compromiso: “Seguimos esperando una verdadera reforma”).
En agosto de 1963 un nuevo decreto dividió la enseñanza de segundo grado en
dos ciclos, el primero de los 11 a los 15 años, durante el cual se hace la
orientación (comienzo a fines del primer trimestre), y el segundo de los 15 a los 18
años. El primero comprende secciones paralelas y próximas con posibles pasos
transversales: secciones de cultura general, clásicas, modernas (I y II según el
número de idiomas), y secciones que preparan para la enseñanza profesional (y
profesional agrícola). El segundo comporta las posibilidades de una enseñanza
breve (general o técnica) o larga (que conduce al bachillerato de filosofía o
ciencias). Los colegios polivalentes son llamados “colegios de enseñanza
secundaria.
La idea de un ciclo de orientación ha progresado y actualmente se ensaya en otros
países, por ejemplo en el cantón de Ginebra, en el que se prevé un período de tres
años para organizar sucesivamente las tres clases de este ciclo, comprendidas
entre los 12 y los 15 años, y para formar un puente entre la enseñanza primaria y la
secundaria superior.
A título de comparación puede citarse la reforma yugoslava que se escalonó
durante varios años después del envío de expertos a países extranjeros y una
invitación a dos expertos de la UNESCO. La escuela primaria es obligatoria entre
los 7 y los 15 años. Después el alumno pasa a los institutos o escuelas
profesionales, pero con posibles pasos de unos a otros. Los institutos tienen dos
secciones, una de ciencias sociales y lenguas y otra de ciencias naturales y
matemáticas, pero con ramas generales comunes a todos los alumnos y
facultativas con opciones. La enseñanza profesional prevé un sistema ágil de
combinaciones entre las formaciones escolares y extraescolares para asegurar la
elasticidad deseada en la constitución de los cuadros. La enseñanza universitaria
(que comprende todas las altas escuelas) prevé un primer ciclo de dos años de
formación profesional superior, un segundo de 4 o 5 años correspondiente a las
formaciones universitarias habituales y un tercero dedicado a las
especializaciones de la investigación científica. La entrada en la universidad no
está ya subordinada a un bachillerato, sino a un examen de fin de estudios
secundarios.
El sistema yugoslavo está destinado a promover una élite intelectual suprimiendo
la antigua oposición entre las profesiones que se juzgaban inferiores y superiores y
conservando una elasticidad suficiente para asegurar la movilidad (transversal) de
los alumnos y la adaptación a las nuevas necesidades que puedan surgir en la vida
económica o social.
Como se ve, a pesar de las diferencias ideológicas y terminológicas, existe una
cierta convergencia entre estos tipos de reformas: búsqueda de un “tronco común”
en el punto de partida de las diferenciaciones, ampliación del abanico de las
especialidades en las direcciones profesionales o técnicas y movilidad en los
pasos transversales. Esas son las mismas características que encontramos en los
proyectos de reforma que aún no han sido aplicados ya sea por las resistencias
conservadoras o porque son demasiado recientes. Entre los últimos es
particularmente innovador el informe Parent en el Canadá francés. Prevé en primer
lugar una enseñanza elemental en seis años, de los cuales los tres primeros
estarían dedicados, mediante los métodos más activos, al aprendizaje de las
técnicas de base, y los tres últimos a una iniciación a los métodos de trabajo
personal y de trabajo en equipos, viene después una enseñanza secundaria
polivalente de cinco años con la mayor movilidad en las opciones, pero con las
particularidades estructurales y metodológicas siguientes.
En primer lugar, en la escuela elemental no debería haber alumnos de más de
trece años de edad: la escuela secundaria acogerá a todos los niños sin tener en
cuenta los resultados obtenidos, y para los menos capacitados se organizará un
año preparatorio. Las opciones estarán muy diferenciadas y comportarán múltiples
ramas técnicas, de las cuales cada alumno deberá elegir una al menos durante
toda la enseñanza secundaria, lo que implica talleres apropiados y una
regionalización de la enseñanza. En segundo lugar, la Comisión Parent no quiere
que el silencio y el inmovilismo sigan siendo las grandes virtudes escolares. Por
tanto, los métodos serán activos en estrecha conformidad con los datos de la
psicología infantil, lo que supondrá una preparación más completa y más científica
del conjunto de los maestros (en la universidad, como veremos, y para todos los
grados) y ante todo, dice el informe, i un trabajo en equipo más estrecho entre los
mismos profesores!
Pero lo más característico es que la Comisión Parent propone la supresión de los
exámenes, puesto que el fin de la escuela es la formación de los alumnos en los
métodos de trabajo y no el triunfo en una prueba final que se basa Únicamente en
una acumulación momentánea de conocimientos. Por tanto, el alumno será juzgado
sobre su trabajo y, después de un cielo de dos años de formación general y un
cielo de tres años con especializaciones más profundas, recibirá un diploma de fin
de estudios secundarios que dé cuenta de los resultados obtenidos.
Finalmente, entre la enseñanza secundaria y las facultades se ha previsto una
enseñanza “preuniversitaria y profesional” de dos años abierta a todos e impartida
en institutos especiales distintos de la Universidad y muy ampliamente polivalentes.