LA DESINSTITUCIONALIZACIÓN INGLESA
En el Reino Unido, la experiencia comenzada por Maxwell Jones en 1956 con soldados que presentaban reacciones de ansiedad y estrés y a los que se plantea discutir, con ellos, sus síntomas, no tenía nada que ver con la características que predominaban en el resto de instituciones psiquiátricas de la época. Según afirma Jones (1958) si aplicamos a un hospital psiquiátrico el término de comunidad terapéutica, quiere decir que la responsabilidad del tratamiento no queda confinada al personal sino que también concierne a los otros miembros de la comunidad, es decir, a los pacientes. Él creó una unidad de tratamiento para inadaptados sociales que, posteriormente, se convirtió en el Hospital Henderson. Durante la década de 1960, los principios de la comunidad terapéutica fueron ampliamente difundidos, sobre todo en Gran Bretaña y EE.UU., sobrepasando los límites de los hospitales psiquiátricos y extendiéndose a otras instituciones.
Es también en Inglaterra donde se acuña el término “psiquiatría comunitaria”. Se creó el Servicio Nacional de Salud, paradigmático hasta nuestros días y con una nueva concepción de organización de los recursos asistenciales caracterizada por la cobertura completa de los mismos a toda la población. El Servicio Nacional de Salud supuso para la psiquiatría mejoras como la racionalización y regionalización, que se concretaron en el control de calidad de los servicios y la puesta en marcha de experiencias rehabilitadoras como los hospitales de día.
Otro cambio substancial a destacar es que a partir del «Mental Health Act», en 1959, se terminan las diferencias administrativas y legales entre los pacientes mentales psíquicos y somáticos y se desplaza el tratamiento de las instituciones psiquiátricas a la comunidad. El Ministerio de Salud fomentó la creación de unidades psiquiátricas en los hospitales generales y hospitales de día. Se empieza a hacer patente la importancia de la planificación regionalizada y de ofrecer unos servicios completos en la comunidad. También en este país se desarrolló ampliamente la aplicación del trabajo industrial como método de rehabilitación de los pacientes mentales y se organizan unidades industriales en los diversos hospitales (Early, 1960). En el año 1962 había alrededor de 60 talleres industriales en hospitales psiquiátricos de Inglaterra.
A pesar de estas iniciativas aisladas, la mayor parte de los hospitales psiquiátricos ingleses se configuran mediante el modelo médico convencional. Los psiquiatras pioneros en la psiquiatría comunitaria estaban más entroncados con la psicología social que con el psicoanálisis que, a raíz de la nacionalización de los servicios sanitarios, quedó relegado a la práctica privada.
Los movimientos comunitarios de la postguerra fueron desapareciendo y solamente se mantuvo la experiencia de Maxwell-Jones en el hospital Henderson. La crisis del capitalismo británico no hizo desaparecer el Servicio Nacional de Salud aunque sí supuso un recorte importante en el mismo.
Esta nueva organización asistencial de los servicios, el aumento del personal sanitario y el comienzo de la utilización de los psicofármacos influyeron en el descenso de los internamientos en hospitales psiquiátricos. En un estudio publicado en 1961, considerado como un clásico sobre la planificación de servicios, Tooth y Brooke auguraron que Inglaterra sería de los primeros países que aboliría los manicomios. Sin embargo, este proceso se estancó a finales de la década al surgir problemas tales como el envejecimiento de la población institucionalizada, la descoordinación de los servicios sanitarios y sociales o “el modelo médico tradicional” que chocaba con una atención fluida al paciente en la comunidad. No obstante, la política asistencial de este país estaba claramente orientada hacia el cierre de los hospitales psiquiátricos. Las cifras sobre desinstitucionalización de los pacientes internados en hospitales psiquiátricos, en Inglaterra, descienden en el período 1954-1981 de una tasa de 350 a una de 155 por 100.000 habitantes (O’Driscoll, 1993).
Siendo este país uno de los considerados como modelo y con el que se han querido comparar otros países (Salokangas et al., 1985), la década de los 80 se puede caracterizar por los planteamientos confusos y erráticos respecto a su planificación psiquiátrica. En esta década persiste la tendencia de transferir el peso asistencial de las macroinstituciones al entorno comunitario. Se cierran gran número de hospitales psiquiátricos con el consiguiente traslado de los pacientes de larga estancia a hogares, residencias supervisadas y a otros alojamientos apropiados (Leff, 1993). Aunque se plantea como necesaria la creación de alternativas residenciales antes de cerrar los hospitales, los recursos asistenciales alternativos se presentan como costosos y difíciles de implementar (Martínez Azumendi, 1993). Además, este nuevo modelo de atención al paciente mental crónico crea distintas reacciones en los diferentes sectores de la sociedad.
En la década de los noventa, se comienza a evaluar el proceso de reforma psiquiátrica llevada a cabo y se realizan numerosas investigaciones con metodología rigurosa cuyo objetivo es conocer las necesidades de los enfermos mentales crónicos que viven en la comunidad (Leff 1993, 1996).
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