RENÉ DESCARTES
Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)
SEGUNDA PARTE
DEL NÚMERO Y DEL ORDEN DE LAS PASIONES Y EXPLICACIÓN DE LAS SEIS PRIMARIAS
ORDEN Y ENUMERACIÓN DE LAS PASIONES
Art. 148. El ejercicio de la virtud es un soberano remedio contra las pasiones.
Ahora bien, como estas emociones interiores nos afectan de más cerca y tienen, por consiguiente, mucho más poder sobre nosotros que las pasiones que se encuentran con ellas y de las que difieren, es indudable que, con tal que nuestra alma tenga en sí misma algo que la contente, ninguna contrariedad que le venga de fuera tiene poder alguno para darla; más bien sirve para aumentar su alegría, porque el ver que no pueden dañarla esas contrariedades exteriores le hace conocer su perfección. Y nuestra alma, para tener tales motivos de contento, sólo necesita seguir exactamente la virtud. Pues todo el que haya vivido de tal modo que su conciencia no pueda reprocharle que haya dejado nunca de hacer todo lo que ha juzgado lo mejor (que es lo que llamamos aquí seguir la virtud), recibe una satisfacción tan poderosa para hacerle feliz que ni los más violentos esfuerzos de las pasiones tienen jamás bastante poder para turbar la tranquilidad de su alma.