RENÉ DESCARTES
Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)
TERCERA PARTE
DE LAS PASIONES PARTICULARES
Art. 201. Hay dos clases de ira, y las personas más buenas son las más propensas a la primera.
Esto nos indica que se pueden distinguir dos clases de ira: una que es muy súbita y se manifiesta muy al exterior, pero que, sin embargo, tiene poco efecto y puede calmarse fácilmente; otra que no se exterioriza tanto al principio, pero que roe más el corazón y tiene efectos más peligrosos. Las personas mas bondadosas y amorosas son las mas propensas a la primera; pues no proviene de un odio profundo, sino de una súbita aversión que las sorprende, porque, inclinados a imaginar que todas las cosas deben producirse de la manera que a ellos les parece la mejor, cuando se producen de manera distinta se sorprenden y se ofenden, a veces sin que ni siquiera les concierna la cosa en su interés particular, y ello porque, siendo muy afectivos, se interesan por aquellos a quienes aman como por sí mismos. Así pues, lo que para otro no será más que un motivo de indignación, para ellos lo es de ira; y como su inclinación a amar hace que tengan mucho calor y mucha sangre en el corazón, la aversión que los sorprende no puede menos de hacer afluir a él la bilis necesaria para que produzca en esa sangre una gran emoción; pero esta emoción es muy fugaz, porque la fuerza de la sorpresa no continua, y en cuanto esas personas se dan cuenta de que el motivo que las ha enojado no deba emocionarlas tanto, se arrepienten.