El vocabulario de Michel Foucault: LETRA G
Gobierno, gobernar, gubernamentalidad
(Gouvernement, gouverner, gouvernementalité). Resulta imposible cerrar el balance del análisis foucaultiano del poder mientras no sea publicada la totalidad de los cursos que Foucault dictó en el Collège de France entre 1970 y 1982. Es posible reunir estos cursos en tres grupos. El primero está constituido por los cursos cuyo material ha sido utilizado para la redacción de Surveiller et punir y La volonté de savoir: éstos son La volonté de savoir (1970-1971), Théories et institutions pénales (1971-1972), La société punitive (1972-1973), Le pouvoir psychiatrique (1973-1974, publicado en 2003), Les Anormaux (1974-1975, publicado en 1999). El eje de trabajo de este grupo de cursos ha sido, fundamentalmente, la historia moderna de las disciplinas, pero Foucault se encamina de la disciplina a la biopolítica, y abre de este modo el capítulo más amplio del biopoder. En efecto, tal como aparece en el último capítulo de La volonté de savoir, las sociedades modernas no son sólo sociedades de disciplinarización, sino de normalización de los individuos y de las poblaciones. El segundo grupo de cursos está formado por: “Il faut déféndre la société” (1975-1976, publicado en 1997), Sécurité, territoire et population (1977-1978), Naissance de la biopolitique (1978-1979), Du gouvernement des vivants (1979-1980). El eje temático de estos cursos está constituido, de manera general, por la biopolítica en un doble sentido: como poder de vida, es decir, las formas de ejercicio del poder que surgen a partir de lo que Foucault denomina el umbral biológico de la modernidad (HS1, 188) –esto es, desde el momento en que el hombre como animal viviente adquiere una existencia política, cuando la vida biológicamente considerada se convierte en el verdadero objeto del gobierno–, y como poder de muerte, es decir, el racismo, cuya genealogía Foucault estudia en “Il faut défendre la société”. En este dominio de estudio encontramos el examen de la razón de Estado, de la policía, del poder pastoral durante la época de la reforma. A partir de aquí las nociones de gobierno y de gubernamentalidad dominan el análisis foucaultiano del poder. En el tercer grupo de cursos encontramos: Subjectivité et vérité (1980-1981), L’Herméneutique du sujet (1981-1982, publicado en 2001), Le gouvernement de soi et des autres (1982-1983), Le gouvernement de soi et des autres: Le courage de la vérité (1983-1984). Parte de este material ha sido utilizado para la redacción de los volúmenes II y III de L’Histoire de la sexualité. Este grupo de cursos se ocupa de la noción de gobierno, de sí mismo y de los otros, durante la antigüedad clásica, helenística y romana hasta las primeras formas del poder pastoral con el advenimiento del cristianismo, especialmente del monaquismo cenobítico. La noción de gobierno se entrecruza aquí con la historia de la ética, en el sentido foucaltiano del término, es decir, con las formas de subjetivación (la noción de cuidado, de ascesis, de parresía, etc.). Como dijimos, hasta que no sean publicados todos estos cursos resulta imposible cerrar el balance en detalle de este material. Por el momento, además de los cursos aparecidos y los libros publicados por Foucault (Surveiller et punir y L’Histoire de la sexualité) debemos apoyarnos en el Resumé des cours del Collège de France y el resto del material que aparece editado en Dits et écrits, especialmente en cuanto a “La ‘gouvernementalité’” (lección del 1 de febrero de 1978 del curso Sécurité, térritoire, population). No disponemos de ningún resumen publicado para los últimos dos cursos. A partir de este material es posible, sin embargo, trazar el cuadro general de los análisis de Foucault. • Podemos decir que a partir de la década de 1970 el interés de Foucault se desplazó del eje del saber al eje del poder y de la ética. A estos desplazamientos corresponde la frecuente distinción de dos o tres períodos en la obra de Foucault: arqueología y genealogía, o arqueología, genealogía y ética. A estos desplazamientos corresponde también su interés y preocupación por ciertas nociones características de su trabajo: episteme, dispositivo, práctica. Éste es ciertamente un modo correcto de enfocar el trabajo de Foucault, con la condición, sin embargo, de que no se acentúen desmesuradamente estos desplazamientos. Por desplazamientos no entendemos abandonos, sino más bien extensiones, amplificaciones del campo de análisis. En efecto, la genealogía no abandonará el estudio de las formas de saber, ni la ética el de los dispositivos de poder, sino que cada uno de estos ámbitos será reencuadrado en un contexto más amplio. La noción de dispositivo incluirá la noción de episteme y la noción de práctica incluirá la noción de dispositivo. Todo el trabajo de Foucault podría ser visto como un análisis filosófico-histórico de las prácticas de subjetivación. “No es el poder [podríamos agregar: ni el saber], sino el sujeto el que constituye el tema general de mis investigaciones” (DE4, 223). Estas prácticas de subjetivación –es necesario precisarlo– son también formas de objetivación, es decir, de los modos en que el sujeto ha sido objeto de saber y de poder, para sí mismo y para los
otros. En el artículo para el Dictionnaire des philosophes de D. Huisman (1984), que Foucault escribe con el pseudónimo “Maurice Florence” y aparece reimpreso en DE4, 631-636, el autor concluye en estos términos: “Se ve cómo el tema de una ‘historia de la sexualidad’ puede inscribirse dentro del proyecto general de Michel Foucault: se trata de analizar la ‘sexualidad’ como un modo de experiencia históricamente singular en el cual el sujeto es objetivado, para él mismo y para los otros, a través de ciertos procedimientos precisos de ‘gobierno’” (DE4, 636). Esta afirmación, referida aquí a L’Histoire de la sexualité, se la puede extender a todo su trabajo. • Las nociones de gobierno y de gubernamentalidad nos permiten comprender por qué es el sujeto, y no el saber o el poder, el tema general de las investigaciones de Foucault. Ahora bien, los desplazamientos a los que aludimos más arriba no responden sólo a una lógica de la ampliación, sino también a ciertas dificultades teóricas precisas. El desplazamiento-inclusión de la noción de episteme en la noción de dispositivo responde a la necesidad de incluir el ámbito de lo no-discursivo en el análisis del saber. La formación de las ciencias humanas, por ejemplo, ya no será sólo la consecuencia de una disposición epistémica, sino que encontrará en las prácticas disciplinarias sus condiciones históricas de posibilidad. Del mismo modo, la importancia de las nociones de gobierno y gubernamentalidad será una consecuencia de las insuficiencias de los instrumentos teóricos para analizar el poder. Foucault ha criticado algunos de ellos (el concepto de represión, de soberanía) y, en “Il faut défendre la société”, ha puesto a prueba lo que denomina la “hipótesis Nietzsche”, es decir, el poder concebido como “lucha”, como “guerra”. A causa de la influencia que ha tenido Nietzsche en el pensamiento de Foucault, se podría extraer una conclusión errónea: creer que la posición de Foucault acerca de la cuestión del poder termina reduciéndose a la “hipótesis Nietzsche”. La cuestión de la libertad conduce a Foucault a otra conclusión (véase: Poder). “El poder, en el fondo, es menos del orden del enfrentamiento entre dos adversarios o del compromiso de uno frente a otro que del orden del gobierno […]. El modo de relación propio del poder no habría que buscarlo, entonces, por el lado de la violencia y de la lucha ni por el lado del contrato o del nexo voluntario (que, a lo sumo, sólo pueden instrumentos), sino por el lado de este modo de acción singular, ni guerrero ni jurídico, que es el gobierno” (DE4, 237). Desde este punto de vista, se podría afirmar que en el cuadro general de las investigaciones de Foucault han sido las prácticas de gobernabilidad que han constituido la subjetividad occidental. De este modo, situamos las nociones de gobierno y de gubernamentalidad en el centro de la obra de Foucault. • En cuanto a la noción foucaultiana de gobierno, ésta tiene, para expresarlo de alguna manera, dos ejes: el gobierno como relación entre sujetos y el gobierno como relación consigo mismo. En el primer sentido, “[…] [el gobierno] es un conjunto de acciones sobre acciones posibles. Trabaja sobre un campo de posibilidad en el que viene a inscribirse el comportamiento de los sujetos que actúan: incita, induce, desvía, facilita o dificulta, extiende o limita, hace más o menos probable, llevado al límite, obliga o impide absolutamente. Pero es siempre una manera de actuar sobre uno o varios sujetos actuantes, y ello en tanto que actúan o son susceptibles de actuar. Una acción sobre acciones” (DE4, 237). Se trata, en definitiva, de una conducta que tiene por objeto la conducta de otro individuo o de un grupo. Gobernar consiste en conducir conductas. Foucault quiere mantener su noción de gobierno lo más amplia posible. Pero, en el segundo sentido, es también del orden del gobierno la relación que uno puede establecer consigo mismo en la medida en que, por ejemplo, se trata de dominar los placeres o los deseos (HS2, 95). Foucault se interesa particularmente por la relación entre las formas de gobierno de sí y las formas de gobierno de los otros. Los modos de objetivación-subjetivación se sitúan en el cruce de estos dos ejes. Esto vale sobre todo para sus trabajos sobre la ética antigua y sobre el poder pastoral. Gubernamentalidad. Foucault utiliza el término “gubernamentalidad” para referirse al objeto de estudio de las maneras de gobernar. Encontramos, en consonancia con los ejes de la noción de gobierno que mencionamos, dos ideas de gubernamentalidad. En primer lugar, encontramos un dominio definido por: 1) el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, cálculos y tácticas que permiten ejercer esta forma de ejercicio del poder que tiene por objetivo principal la población, por forma mayor la economía política, y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad; 2) la tendencia, la línea de fuerza que en Occidente condujo hacia la preeminencia de este tipo de poder que es el gobierno sobre todos los otros –la soberanía, la disciplina–, y que, por otra parte, permitió el desarrollo de toda una serie de saberes; 3) el proceso o, mejor, el resultado del proceso por el cual el Estado de justicia de la Edad Media se convirtió, durante los siglos XV y XVI, en el Estado administrativo y finalmente en el Estado gubernamentalizado (DE3, 655). El estudio de las formas de gubernamentalidad implica, entonces, el análisis de formas de racionalidad, de procedimientos técnicos, de formas de instrumentalización. Se trata en este caso de lo que se podría llamar la “gubernamentalidad política”. En segundo lugar, Foucault llama gubernamentalidad “[…] al encuentro entre las técnicas de dominación ejercidas sobre los otros y las técnicas de sí” (DE4, 785). En este sentido, el estudio de la gubernamentalidad no puede dejar de lado la relación del sujeto consigo mismo (HS, 241). • El estudio de las relaciones entre en el gobierno de los otros y el gobierno de sí en el marco de la gubernamentalidad permite, por otro lado, la articulación de las estrategias de resistencia (véase: Resistencia). Artes de gobernar. El análisis de la gubernamentalidad abarca, entonces, en un sentido muy amplio, el examen de lo que Foucault denomina las artes de gobernar. Estas artes incluyen, en su máxima extensión, el estudio del gobierno de sí (ética), el gobierno de los otros (la formas políticas de la
gobernabilidad) y las relaciones entre el gobierno de sí y el gobierno de los otros. De esta forma, en este campo estarían incluidos: el cuidado de sí, las diferentes formas de la ascesis (antigua, cristiana), el poder pastoral (la confesión, la dirección espiritual), las disciplinas, la biopolítica, la policía, la razón de Estado, el liberalismo. En un sentido más restringido, en el curso Sécurité, territoire et population Foucault aborda las nociones de gobernabilidad y artes de gobernar para delimitar un campo de análisis que es diferente del género “consejos al Príncipe” y de la ciencia política (DE3, 635). Este curso resulta particularmente interesante porque a partir de él podemos trazar las líneas de desarrollo del Estado moderno o lo que Foucault llama la formación del Estado gubernamentalizado. Foucault se propone analizar esta literatura del arte de gobernar desde mediados del siglo XVI hasta fines del siglo XVIII. Varias han sido las razones de la aparición de esta abundante literatura que responde, en realidad, a una reactivación de la cuestión “¿cómo gobernar?”. Ha existido, sin duda, un retorno del estoicismo, que ha sido importante; pero las causas se pueden reducir esquemáticamente a dos: el movimiento de concentración estatal (la aparición de los estados nacionales) y el movimiento de dispersión y disidencia religiosa (la Reforma) (DE3, 636). Foucault toma en consideración la obra de G. de La Perrière (Le Miroir politique, contenant diverses manières de gouverner et policer les républiques, 1555) y François de la Mothe Le Vayer (L’oeconomie du Prince, 1653). Este último distingue tres formas de gobierno: el gobierno de sí (la moral), el gobierno de la familia y de la casa (economía) y el gobierno del Estado (la política). A pesar de esta distinción, existe una doble continuidad entre estas formas de gobernar: una continuidad ascendente (quien gobierne el Estado tiene que poder gobernarse a sí mismo) y una continuidad descendente (en un Estado bien gobernado, los padres saben gobernar la casa y también los individuos se comportan correctamente). La pedagogía del príncipe asegura la continuidad ascendente y la policía asegura la descendente. La problemática de toda esta literatura, no sólo la de Mothe Le Vayer, consiste, según Foucault, en cómo introducir la economía en la política. “Gobernar un Estado será, entonces, poner en funcionamiento la economía, una economía en el nivel del Estado entero, es decir, tener respecto de los habitantes, de las riquezas, de la conducta de todos y de cada uno, una forma de vigilancia, de control no menos atento que aquél del padre de familia sobre la casa y sus bienes. […] En el siglo XVI el término ‘economía’ designaba una forma de gobierno; en el siglo XVIII, designa un nivel de realidad, un campo de intervención […]” (DE3, 642). Desde este punto de vista, y a diferencia de los otros géneros acerca del gobierno, el objeto del gobierno no es el territorio, sino la población. “Para decir las cosas muy esquemáticamente, el arte de gobernar encuentra hacia fines del siglo XVI y comienzos del XVII una primera forma de cristalización. Ésta se organiza en torno al tema de una razón de Estado, entendida no en el sentido peyorativo y negativo que se le da hoy (destruir los principios
del derecho, de la equidad o de la humanidad en el solo interés del Estado), sino en un sentido positivo y pleno. El Estado se gobierna según las leyes racionales que le son propias, que no se deducen de las solas leyes naturales o divinas, ni de los solos preceptos de la sabiduría y de la prudencia; el Estado, como la naturaleza, tiene su propia racionalidad, aunque sea de un tipo diferente. Inversamente, el arte de gobernar, en lugar de ir a buscar sus fundamentos en reglas trascendentes, en un modelo cosmológico o en un ideal filosófico y moral, deberá encontrar los principios de su racionalidad en lo que constituye la realidad específica del Estado” (DE3, 648). El mercantilismo ha sido la primera forma de racionalización del ejercicio del poder como práctica de gubernamentalidad, la primera forma de un saber constituido para ser utilizado como táctica de gobierno. El desarrollo de esta primera forma ha sido bloqueado, fundamentalmente, a causa de la preocupación por conjugar este arte de gobernar con la teoría de la soberanía y con la teoría del contrato. Sin embargo, en el siglo XVII ciertas circunstancias determinan la reactivación del género “artes de gobernar”: la expansión demográfica, la abundancia monetaria, el aumento de la producción agrícola o, para ser más precisos, el recentramiento de la economía no sobre la familia, sino sobre la población (DE3, 650). Esto conlleva una serie de consecuencias: desaparición del modelo familiar como modelo del gobierno (la familia se convertirá ahora en instrumento del gobierno de las poblaciones), surgimiento de la población como el objetivo último del gobierno (mejora de la situación de la población, aumento de las riquezas, de la duración de la vida, mejora de la salud), aparición de un saber propio del gobierno que, en sentido lato, se llamará “economía política”. “Sintéticamente, el paso de un arte de gobernar a una ciencia política, el paso de un régimen dominado por las estructuras de la soberanía a un régimen dominado por las técnicas se lleva a cabo, en el siglo XVIII, en torno a la población y, en consecuencia, en torno al nacimiento de la economía política” (DE3, 653). Esto no significa, sin embargo, que se haya dejado de lado las cuestiones de la soberanía y de las disciplinas. Ambas serán profundizadas, pero desde la perspectiva del gobierno de las poblaciones. “De manera que es necesario comprender bien las cosas no como un reemplazo de una sociedad de soberanía por una sociedad de disciplina, y luego de una sociedad de disciplina por una sociedad, digamos, gubernamental. Se da, de hecho, un triángulo soberanía-disciplina-gestión gubernamental cuyo objetivo principal es la población y cuyos mecanismos esenciales son los dispositivos de seguridad” (DE3, 654). “Nosotros vivimos en la era de la gubernamentalidad, la cual ha sido descubierta en el siglo XVIII” (DE3, 656). Esta gubernamentalidad se ha formado, según Foucault, a partir de tres fenómenos: la pastoral cristiana, la técnica diplomático-militar, la policía. Dos observaciones más para concluir. Asistimos, según nuestro autor, a una sobrevalorización del Estado bajo el lirismo de un monstruo frío que nos enfrenta o bajo la forma, paradojal y aparentemente reductiva, de una limitación del Estado a ciertas funciones consideradas esenciales (el desarrollo de la producción, por ejemplo). Pero no es el Estado ni la estatización de la sociedad lo que tiene importancia para nuestra actualidad, para la modernidad, sino la gubernamentalización del Estado. En segundo lugar, Foucault se mueve con una tipología de los estados que se puede resumir de este modo: el estado de justicia (nacido en una territorialidad de tipo feudal), el estado administrativo de los siglos XV y XVI (que corresponde a una sociedad de reglamentos y disciplinas con una territorialidad de fronteras y no feudal), el Estado gubernamental (que tiene por objetivo la población y no el territorio, que utiliza un saber económico, que controla la sociedad por dispositivos de seguridad) (DE3, 656-657). • Se puede comprender, a la luz de cuanto acabamos de exponer, la importancia que tendrá en el pensamiento de Foucault la cuestión del liberalismo desde el punto de vista de la racionalidad de las prácticas de gubernamentalidad.
Gouvernement [622]: AN, 44, 45, 80, 153, 165, 198, 201, 217, 260. DE2, 178, 188, 206, 224, 380, 420, 426-428, 433, 435, 437, 445-446, 496, 514-515, 517, 584, 636, 730, 757, 781, 806. DE3, 121, 126, 130, 153, 214, 225, 290, 323, 330, 333, 351, 362, 366-367, 383, 389, 522, 529-530, 534, 542, 567, 616, 629, 635-657, 663-664, 667, 681-683, 685-688, 691-694, 696, 701-705, 708, 712-714, 716-717, 719-720, 724, 729, 748, 780-782, 793, 798-799, 802, 804, 807, 814, 819-820, 822-824. DE4, 36, 38-39, 78, 82, 93-94, 125, 129, 144, 148-154, 160-161, 178-180, 210-211, 214-216, 226-227, 237, 241, 266-267, 269-273, 285, 318, 337-339, 342-344, 350, 401, 404, 409-410, 415, 447, 496, 498, 504, 514, 519, 566, 583, 587, 590, 596, 623, 630, 635-636, 640, 670, 677-678, 689, 691, 719, 727-728, 733, 734, 740, 751-752, 816-818, 820-821, 823-824. HF, 57, 73, 163, 444, 505, 516-517, 530, 539, 554, 555, 578. HS, 34, 37, 39-40, 45, 54, 131, 220, 239, 242, 256, 358, 364, 370, 386, 392, 433, 439-440. HS2, 68, 84, 88, 92, 95, 97, 107, 171, 178, 180, 189-190, 197, 199, 200, 202, 238. HS3, 98, 103, 110, 151, 174. IDS, 54, 92-94, 105, 111-113, 122-123, 126, 128, 130, 147, 151-152, 171, 175, 178, 182, 195, 197, 212. MC, 206-207, 210. MMPS, 77, 80. NC, 19, 26, 38, 42, 45, 65, 73-74, 83. PP, 28, 37, 89, 91, 211, 229. SP, 32, 208, 238, 244-245, 278, 286.
Gouvernementalisation [4]: DE3, 656-657.
Gouvernementalité [46]: DE3, 635, 655-657, 720, 819-822. DE4, 94, 214-415, 582, 728, 729, 751, 785. HS, 237, 241-242, 256, 391. IDS, 55.
Gouverner [273]: AN, 12, 45, 183, 201-202. DE2, 313, 433, 567. DE3, 23, 152, 390, 515, 537-538, 629-630, 635-654, 657, 681, 694, 703, 720, 722, 736, 782, 820-822. DE4, 30, 143, 151-153, 159-160, 171, 179, 213-214, 237, 271, 273, 338, 395, 397, 409, 582,
615, 619, 671, 678, 714, 721, 728, 751, 817-818, 821. HF, 415, 539, 674, 676, 687. HS, 34, 35, 37, 40, 44-45, 51-52, 54, 70-73, 80-81, 90, 108, 114, 122, 131, 168-169, 220, 239, 257, 265, 364, 386, 397, 400, 430, 433, 436, 440. HS2, 83, 85, 88-91, 122, 156, 169, 171, 178, 181, 183, 191, 194, 196, 207, 218, 238. HS3, 58, 104, 109-110, 112, 115, 191, 202. IDS, 112, 200, 205. NC, 87. PP, 164. SP, 171.
Volver al índice principal de «El vocabulario de Michel Foucault: LETRA G«
Volver al índice principal de «El vocabulario de Michel Foucault«