Fuente: Ética y Cine Journal (Revista Académica Cuatrimestral) | Vol. 2 | No. 2 | 2012 | pp. 15-24
Autenticidad, falacia y ficción en las series televisivas: Be tipul, In treatment, En terapia
Moty Benyakar, Irene Cambra Badii
Universidad del Salvador – Universidad de Buenos Aires
Resumen
La serie televisiva Be Tipul fue creada en Israel en 2005. Se hicieron luego distintas versiones adaptando detalles de la historia al contexto de cada país, pero manteniendo el formato original, entre ellas In treatment (Estados Unidos, 2008-2010) y En terapia (Argentina, 2012). La trama de la serie aborda la labor de un psicoterapeuta que recibe a un paciente por episodio, con el cual mantiene una sesión de terapia “en tiempo real” que ocupa íntegramente el capítulo de ese día. De lunes a jueves el terapeuta recibe a sus pacientes, y los viernes supervisa sus casos con una terapeuta más experimentada.
En este artículo trataremos la importancia de la transmisión del psicoanálisis en un medio masivo como es la televisión, discutiendo en qué medida esa transmisión es posible respetando la esencia del psicoanálisis, entendida como el devenir humano y su abordaje desde el inconsciente.
Se planteará el uso de la ficción en torno a una pregunta crucial: ¿pueden las series televisivas, por medio de lo audiovisual, transmitir la distancia entre el despliegue de la subjetividad y la ficción cotidiana?
La esencia de la autenticidad en psicoanálisis está dada por la articulación entre el encuadre y los contenidos abordados en la relación terapéutica.
Desvirtuar este esquema puede conducir a la distorsión y a la falacia. Sostendremos que existe una incompatibilidad entre el psicoanálisis y la falacia, entendida como las distintas maneras de distorsionar los contenidos analíticos al pretender hacerlos más populares. Por medio de la serie Be Tipul y sus adaptaciones norteamericana y argentina, plantearemos los riesgos que conlleva tal adaptación sin tener en cuenta la distorsión potencial de la esencia de las problemáticas psicoanalíticas.
Palabras clave: Series televisivas | Autenticidad | Falacia | Ficción |Psicoanálisis
Introducción
La serie televisiva Be Tipul fue creada en Israel en 2005
por Hagai Levi junto con Ori Sivan y Nir Bergman.
La trama aborda la historia de un psicoterapeuta que
recibe a un paciente por episodio, y tienen una sesión
de terapia “en tiempo real” que ocupa íntegramente el
capítulo de ese día. De lunes a jueves el terapeuta recibe
a sus pacientes, y los viernes supervisa sus casos con una
terapeuta experimentada.
Se hicieron luego distintas versiones que adaptaron
algunos detalles de la historia al contexto de cada país1,
pero manteniendo el formato original. En este artículo
nos ocuparemos de dos de ellas In treatment (Rodrigo
García, Estados Unidos, 2008-2010) y En terapia
(Esther Feldman y Alejandro Maci, Argentina, 2012).
Estas series se enfrentan con el desafío de llevar a la
pantalla la esencia de la labor terapéutica. Si bien no
pretenden poner en escena al psicoanálisis sino un
proceso psicoterapéutico, abordaremos el tema desde
una perspectiva epistemológica psicoanalítica.
Uno de los ejes centrales de la labor psicoanalítica es
ir en busca de la autenticidad de cada sujeto. A través
del seguimiento puntual de las tres versiones de la serie,
intentaremos analizar los conceptos de autenticidad y
falacia al presentar al psicoanálisis y las psicoterapias en
televisión. En este contexto se analizará la función de
la ficción en el desarrollo de nuestra práctica cotidiana
y como posibilitadora de una genuina transmisión ante
un público masivo.
El psicoanálisis da cuenta del abordaje de la subjetividad
desde una búsqueda permanente de las vicisitudes del
inconsciente propio e idiosincrático de cada individuo.
Para existir, el marco psicoterapéutico postula que se
debe partir de lo esencialmente auténtico. Volveremos
luego sobre esta cuestión.
Pretender abordar lo auténtico en una telenovela, o en
una serie televisiva, puede parecer una contradicción,
ya que por lo general una de las primeras impresiones es
que el ámbito televisivo telenovelado es la distorsión o
exageración del acaecer en la “vida real”. Las temáticas
de las telenovelas generalmente están elegidas para
atraer al público por medio de lo inimaginable de la
existencia humana. Exponen experiencias que parten de lo común para devenir luego
extraordinarias y únicas. Esto se puede distorsionar al punto de hacer
vivir a cada espectador aquello que no le sucede pero
que hipotéticamente podría compartir en situaciones
excepcionales con el resto de los humanos.
La esencia de la distorsión está en la particularidad
de la relación con el objeto. Pero la banalización
de las relaciones humanas, como así también su
distorsión, no ocurre únicamente en las telenovelas:
podría decirse que es cada vez más parte de nuestra
cultura. La sociedad, de esta manera, provee una
banalización de las experiencias humanas, siendo la
televisión y otros medios su vehículo más frecuente
Esta retroalimentación entre fenómenos culturales
y productos televisivos, refuerzan la idea de que la
televisión no es sólo producto de la cultura, sino
también promotora de la misma, transformándose la
distorsión en un agente modelador socio-cultural.
Uno de estos mensajes socioculturales propios de
nuestro tiempo es la transmisión del psicoanálisis.
Podríamos preguntarnos si esta transmisión se puede
realizar desde los medios masivos, y cuál sería en ese
caso el mensaje que sería deseable difundir.
Devenir
No podríamos abordar la labor psicoanalítica sin
referirnos al devenir. Podríamos hacerlo desde la
perspectiva de Heidegger (2003) o Badiou (1999), pero
preferimos aquí tomar la síntesis de Ferrater Mora,
quien plantea que el devenir “a veces se usa como
sinónimo de ‘llegar a ser’; a veces se considera como
el equivalente de ‘ir siendo’; a veces se emplea para
designar de un modo general el cambiar o el moverse
–proceso que suele expresarse por medio del uso de los
correspondientes sustantivos: ‘cambio’ y ‘movimiento’–.
Dentro de esta multiplicidad de significaciones parece
haber, con todo, un núcleo significativo invariable en
el vocablo ‘devenir’: es el que destaca el proceso del ser
o, si se quiere, el ser como proceso. Por eso es habitual
contraponer el devenir al ser en un sentido análogo a
como en el vocabulario tradicional se contrapuso el in
fieri al esse –donde el in fieri expresa, en rigor, el hecho
de estar haciéndose” (Ferrater Mora, 1971, p. 783).
Entendemos que la esencia de la labor psicoanalítica es
elaborar ese devenir de la vida humana. Si bien algunos
autores toman al ser en relación con la consistencia, con
la idea de encontrar la verdad absoluta, es necesario
plantear que entendemos al psicoanálisis como un
tránsito por ese devenir que es ir haciéndose. El
psiquismo va transformándose, y por esta razón la labor
terapéutica no se ocupa del ser sino del ir siendo. Lo
auténtico del mensaje de la psicoterapia, entonces, es
ese ir siendo, y no la aspiración a un ser.
¿Cómo puede transmitirse el devenir como esencia
de una ficción televisiva que aborde en su trama la
complejidad de una psicoterapia? ¿Se puede lograr
esto desde lo audiovisual? La pregnancia de la imagen
en los tiempos actuales, que puede percibirse desde
la educación más temprana, nos conduce no sólo a
preguntarnos por su utilización para la transmisión de
los contenidos sino también acerca de las maneras en
que estas imágenes son utilizadas.
Una historia sencilla, que sólo manifieste la cotidianeidad
de nuestro pasar por el mundo, no sería suficientemente
atractiva a menos que pueda tocar aquellos afectos
verdaderos que nos mueven.
Por otra parte, si los tratamientos de los pacientes no
deben verse como “casos cerrados”, en relación al ser, y
a un supuesto lugar u objetivo al cual llegar a través del
tratamiento psicoterapéutico, ¿cómo pueden estas series
televisivas evitar mostrar una verdad, una esencia del ser,
al que se aspire a llegar por medio de una psicoterapia?
El desafío de las ficciones televisivas en las que se aborda
el espacio psicoterapéutico va en esta línea: poder
mostrar la autenticidad del devenir terapéutico y no
convertirlo en una falacia. Para ello, es necesario que
no sólo los contenidos sean auténticos, sino sus dispositivos,
o lo que profesionalmente llamamos encuadre.
En el análisis que realizaremos a continuación, haremos
especial foco en el recorrido de estas ficciones televisivas
en relación al interjuego entre lo auténtico y la falacia,
dentro de encuadres que se despliegan en diferentes
culturas. ¿Cómo se puede preservar la autenticidad
de la relación analítica en una serie televisiva? ¿Cuáles
son las características de Be Tipul y la adaptación a la
norteamericana y argentina en las cuales podemos
vislumbrar ambos aspectos?
La psicoterapia en el cine y las series televisivas
Los medios cinematográficos y televisivos han abordado
el espacio terapéutico y la figura del psicoterapeuta
al menos un centenar de ocasiones. Desde Secretos
de un alma (Geheimnisse einer Seele, Pabst, 1926), el
primer film en el que aparece en pantalla la figura de un
psicoanalista, hasta Un método peligroso (A Dangerous
Method, Cronenberg, 2011), han pasado por la pantalla
del cine numerosos analistas, algunos de los cuales han
devenido célebres, al menos como para merecer escritos y
hasta estudios especializados (Michel Fariña et al., 2011).
Son muy pocas las ocasiones en las que el cine y la
televisión se han impuesto como meta transmitir en
forma profunda y auténtica la labor psicoterapéutica.
En el ámbito televisivo, diversos programas llegan a un
público masivo que sigue cotidianamente las historias
narradas, ya sea con una frecuencia semanal, como en el
caso de los unitarios o series televisivas, o diaria, como
en las telenovelas.
Actualmente, se calcula que en el mundo cerca de dos mil
millones de espectadores ven telenovelas diariamente.
Si bien el análisis de la función de las telenovelas y las
series televisivas como expresión y como modelador
de la cultura forma parte de una temática importante
y sumamente relevante, entendemos que esto excede
los alcances del presente trabajo. Sin embargo, no
queremos dejar de mencionar que en gran medida, esta
cifra manifiesta que la distorsión que estos programas de
televisión representan o producen con respecto a la vida
cotidiana, es inherente a la cultura a la que pertenecen y
a la que van dirigidas.
Esto nos lleva a pensar en una de las contradicciones que
presenta este análisis: la autenticidad de lo distorsionado.
¿Puede la distorsión que presenta la televisión, ser al
mismo tiempo auténtica? La cantidad de espectadores
y el éxito que presentan algunas telenovelas o series
televisivas, nos conducen a constatar las dificultades
que supone detener o mitigar tal fenómeno distorsivo.
Son varios los intentos televisivos que no incurren en
la distorsión ni en la falacia, y que han tenido un gran
rating y que se enfrentan con la problemática de la existencia humana, el sufrimiento, y las
diversas modalidades de abordarlos. Algunas de las series televisivas
internacionales más recordadas son La Ley y el orden
(1990-), Six Feet Under (2001-2005), Dr. House (2004-
2012), Lost (2004-2010), Dexter (2006-2012).
En el ámbito local, la telenovela Montecristo (2006)
y los unitarios Vulnerables (1999), Culpables (2001),
Locas de amor (2004), y Trátame bien (2009), han sido
exitosos productos televisivos que pudieron transmitir
un mensaje diferente.
Be Tipul, In Treatment, En Terapia
En 1999, el unitario argentino Vulnerables representó
un evento internacional, e incluso se cree que pudo
haber inspirado el desarrollo de la serie israelí Be Tipul.
La trama de Vulnerables incluía situaciones humanas
dentro de una terapia de grupo. La serie tuvo gran
popularidad y además fue uno de los primero intentos
de llevar la problemática humana a la pantalla, en
medio de un marco terapéutico grupal. Los capítulos se
centraban en la problemática específica de cada uno de
los integrantes, sin pretender ahondar en la esencia de
la labor terapéutica. Por lo tanto la terapia era vista sólo
como un encuadre, un marco de respeto, de escucha,
de acompañamiento adecuado, ante las problemáticas
de los pacientes.
Be Tipul ( 2005 ,לופיטב ), la exitosa serie israelí creada por
Hagai Levi, cuyo título puede traducirse literalmente
como “En terapia”, tiene el foco centrado íntegramente
en la psicoterapia. Contrariamente a lo sucedido en
Vulnerables, pretende llevar a la pantalla la esencia de
la labor psicoterapéutica individual. El hilo conductor
y el foco central de la serie no son las historias de sus
personajes sino la esencia de la acción terapéutica,
del mismo modo que se transmite la actividad de los
detectives policiales en La Ley y el Orden, o los médicos
en Dr. House.
En Be Tipul se incluye mayoritariamente el devenir de
los procesos psicoterapéuticos de los pacientes que
acuden al consultorio de Reuven Dagan. Semana a
semana, podemos seguir las sesiones de una joven que manifiesta su amor por
el psicoterapeuta luego de un
año de tratamiento, un piloto del ejército israelí, una
adolescente, una pareja en crisis y el último día, el
propio Reuven Dagan consultando en un espacio de
supervisión. En los distintos episodios de la serie se
desarrollan además algunas escenas de la vida privada
del terapeuta, y se observa el interjuego entre la
actividad terapéutica y la trama personal.
La cámara sigue a los actores mayoritariamente con
planos cortos, con secuencias largas, en los que pueden
percibirse los gestos y las acciones con naturalidad. Los
capítulos tienen una duración de 30 minutos y la sesión
de psicoterapia se da en tiempo real.
Las adaptaciones norteamericana y argentina de Be
Tipul mantienen estas indicaciones técnicas y además
las coordenadas del guión, entre ellas, la elección de los
personajes y el esquema de los días en que atiende a los
pacientes, reservando el último para supervisión.
En primer lugar, la exitosa serie israelí fue adaptada
en los Estados Unidos por la productora HBO y con
la dirección de Rodrigo García, bajo el nombre de In
Treatment (2008-2010). Por primera vez una serie israelí
era comprada por una productora estadounidense. Las
dos primeras temporadas fueron hechas adaptando los
guiones de Be Tipul, y la tercera temporada tuvo un
guión independiente.
En Argentina, la serie En terapia fue estrenada en 2012
en el canal de aire de la televisión pública, siguiendo los
guiones de Be Tipul como su antecesora estadounidense.
Tomaremos estas tres series (Be Tipul, In Treatment, En
Terapia) para el presente trabajo, ya que encontramos
diferencias en las adaptaciones del guión y otros
detalles de la presentación de la serie que resultan muy
interesantes para interrogar las variaciones teóricas y
culturales.
Las diferencias entre las tres series televisivas se dan
no sólo en las adaptaciones del guión sino también en
la elección del protagonista. En Be Tipul, el terapeuta
tiene un estilo informal. El actor elegido tiene un
aspecto bonachón.
En In Treatment, la elección de Gabriel Byrne para el
papel del terapeuta, que es un consagrado galán maduro
de films norteamericanos, nos hace pensar en un estilo
del terapeuta más serio y a la vez seductor, cuestión que
se ve llevada un poco más allá en el caso de En Terapia y la
interpretación de Diego Peretti, quien posee un carisma
propio y ya había encarnado el rol de un profesional de
la salud mental en Locas de amor (2004), cuando se dio a
conocer que él mismo es psiquiatra de profesión.
El consultorio en que está ambientada la serie también presenta diferencias, aunque en los tres casos se trata de
una habitación que se ubica en la casa del terapeuta, por
lo cual muchas veces se escuchan ruidos de la vivienda
familiar durante las sesiones, o bien se presentan escenas
de la relación del terapeuta con su familia en el momento
previo o posterior a las sesiones. Mientras que en Be
Tipul el consultorio es una habitación sencilla con las
ventanas abiertas, a través de las cuales tanto el analista
como el paciente pueden verse una vez finalizada la
sesión, en In Treatment se muestra un interesante diseño
arquitectónico que permite diferenciar las puertas de
entrada y salida del consultorio. En efecto, los pacientes
ingresan por la puerta delantera, donde hay un pequeño
sillón de jardín para aguardar, y se retiran por otra puerta
que los lleva directamente al pasillo del patio para salir del terreno, por lo cual si los pacientes llegan antes de que
se retire el anterior, no se cruzan en ningún momento.
Este detalle de la confidencialidad no es un detalle
menor ya que nos indica cómo se construye la escena de
la psicoterapia teniendo en cuenta todos los aspectos.
En la versión argentina, En Terapia, el consultorio está
hecho directamente en imitación con el norteamericano,
pero se le suman una distinta disposición de los muebles
y el protagonismo del sillón de terciopelo rojo, que en
contraposición con el sobrio consultorio israelí de Be
Tipul, nos hace pensar si refleja auténticamente cómo son
los consultorios en Buenos Aires.
La disposición de los muebles en el consultorio conlleva
a tener en cuenta la distancia que separa a los pacientes
del terapeuta en cada uno de los consultorios. En Be
Tipul, los pacientes se sientan a menos de un metro
del terapeuta, se inclinan hacia adelante en el sillón, lo
miran a los ojos. La mesa donde se encuentra la jarra
con agua y el vaso para que los pacientes está ubicada
al costado, en lugar de enfrente como en In Treatment
y En Terapia (es decir, entre el sillón del paciente y el
del terapeuta), lo cual permite que la proximidad entre
paciente y terapeuta parezca mayor. Evidentemente, los
contextos culturales determinan las distancias aceptadas
socialmente entre personas conocidas que mantienen
una relación profesional.
La apertura del programa también presenta una
interesante diferencia. En Be Tipul la presentación de
los nombres de los actores y miembros de la producción
están en medio de figuras de tinta análogas al test de
Rorschach, un test psicológico proyectivo que se utiliza
para evaluar la personalidad. Estas figuras o formas no
son definidas claramente sino que sirven para evaluar
la proyección que los sujetos hacen de ellas, y verlas en
la presentación de los episodios nos pone en contacto
con los propios significados que se construyen en un
espacio terapéutico, con la diversidad de miradas y
experiencias.
En la presentación de In Treatment también figuran los
nombres de los actores y miembros de la producción,
con la misma música que en Be Tipul, pero con un fondo
ambientado con ondas de color azul, semejantes al fluir
del agua. Este elemento también está presente en los
adornos del consultorio del Dr. Paul Weston: barcos, un
vidrio con agua similar a la imagen de la presentación, etc. Esta simbolización a través del agua nos lleva a
pensar en el fluir, el devenir de la vida humana en la labor
psicoterapéutica, ese ir siendo que mencionábamos en
la Introducción del presente escrito.
En el caso de En Terapia, se ha cambiado la música
de apertura y sólo figuran los nombres de los actores
sobre un fondo negro, que parece gastado, y el sillón
de terciopelo rojo de la escenografía del consultorio.
La importancia que se le da a este mobiliario, similar
al diván, se puede apreciar no sólo en la apertura sino
en toda la gráfica que promociona la serie. Pareciera
ser que es un elemento del encuadre que determina
de qué tipo de psicoterapia se trata la serie, desde un
elemento externo al desarrollo del tratamiento, ya que
este no es fácil de determinarse por las intervenciones
del psicoterapeuta.
La música incidental también es un elemento que es
utilizado sobre todo en Be Tipul y en En Terapia. Si
bien la mayor parte de los diálogos no tienen música
ambiental, en determinadas ocasiones, para acrecentar
el suspenso o la acción dramática, se escucha una
música distinta a la de la apertura, que se percibe
como intrusiva, porque la acción dramática ya de por
sí es potente. Invade así el espacio analítico con un
criterio estrictamente televisivo donde la música viene a
suplementar el clima que trasuntan las palabras.
Yadin, Alex, Gastón
Tomemos puntualmente ahora como referencia una de
las adaptaciones de los personajes de las series, que es
paradigmática a la hora de investigar las consecuencias
de las modificaciones del guión.
En Be Tipul, la problemática que trae el paciente de
los días martes está muy próxima a la del terapeuta.
Yadin es un soldado israelí que acude a Reuven Dagan
por primera vez en el segundo episodio de la primera
temporada, y tiene lugar el siguiente diálogo a los pocos
minutos de comenzada la entrevista:
Yadin: –Veamos. ¿Me reconoce? Déjeme ayudarlo… “El
piloto de la Tonelada”, ¿le dice algo?
Reuven: –¿“Tonelada”? No.
Yadin: –Inténtelo. Fue hace poco tiempo. Seis semanas.
Ramallah. Una bomba que pesaba una tonelada. 12 niños
muertos. Una persona buscada herida levemente. CNN,
crimen de guerra. ¿El comandante que duerme bien a la
noche? ¿Recuerda?
Reuven: –Sí, sí. Creo que lo recuerdo.
Yadin: –Bueno, ese soy yo. “El piloto de la Tonelada”. ¿No
usa demasiado Internet, verdad? Como sea. Alguien en la
Fuerza me quiere mucho, porque la semana pasada una
foto mía llegó a la página web de un grupo de anarquistas
holandeses (…) Así que es posible que mientras estoy
sentado aquí, billones de árabes estén bajando mi foto
como su fondo de pantalla. Ridículo, ¿no?
Es importante mencionar que tanto el paciente como
el analista comparten una situación común que puede
pasar desapercibida si se desconoce el contexto cultural.
En Israel, los terapeutas son parte del ejército
dado que toda la población tiene que prestar sus servicios
obligatoriamente. Los psicoterapeutas pueden integrarse
al Ejército mismo o bien desempeñarse fuera
de él, en el consultorio, dedicando tiempo de trabajo
en su rol de reserva activa. Los códigos compartidos
por una misma comunidad y el hecho de compartir
las vivencias de un país en guerra, hacen que ambos
transiten un trasfondo común que permanece en el
tiempo, que actúa como una variable contextual.
Esta variable contextual compartida entre paciente y terapeuta
nos enfrenta con el problema de la neutralidad.
La interrogación de determinados puntos de inconsistencia
en relación al accionar del terapeuta puede ir en
esta línea. El psicoterapeuta puede verse convocado
desde su doble rol: como combatiente, parte del ejército,
y como terapeuta. El hecho de compartir la institución
militar con el paciente, en un país en guerra, no
es un detalle menor. ¿El analista comparte el sistema de
creencias con el paciente? ¿Qué hacer si no lo comparte?
¿A quién acudir si es necesario suspender el secreto
profesional con la justificación del potencial daño para
sí mismo y para terceros?
La adaptación de Estados Unidos, In Treatment, se separa
un poco de los códigos comunes entre paciente y
terapeuta, ya que el paciente en cuestión, Alex, es un
piloto de la Marina norteamericana, mientras que Paul
forma parte de la población civil.
En su primera entrevista, Alex se presenta ante el
terapeuta Paul Weston como “el asesino de Madrasa” y
tiene lugar el siguiente diálogo:
Alex: –No fue hace mucho tiempo. Un avión de la Marina
estadounidense atacó un blanco en las afueras de Bagdad.
Inteligencia Naval identificó la estructura como un refugio
de insurgentes, un búnker. Resulta que es una Madrasa.
Déjeme explicarle lo que es eso. Es una escuela religiosa
islámica. Niños, como abejas en un panal, estudiando el
Corán. 16 de ellos murieron. ¿Le suena?
Paul: –Sí, lo recuerdo, sí.
Alex: –Ese soy yo. Yo volé esa misión. El Asesino de
Madrasa. ¿Ud. ve internet? Bueno, de algún modo…
bueno, no fue realmente de algún modo. Llamemos a
las cosas por su nombre. Una filtración, probablemente
otra metida de pata de inteligencia. Como sea, me
identificaron… como el piloto en esa misión. Y mi foto fue
puesta en websites fundamentalistas. Y no hablo de Al-
Jazeera. Hablo de websites que están pidiendo mi cabeza
en una bandeja. Ofreciendo el paraíso y 40 vírgenes
a cualquiera que me rebane el cuello de oreja a oreja.
Mire… [Le muestra una foto en el celular] Aquí estoy. No
es una foto reciente. (…) Mire. Entonces, mientras me
siento aquí a hablar con usted… un millón de fanáticos
está descargando mi retrato e imprimiéndolo como blanco
para dardos. Hijos de puta tontos.
Se observa claramente cómo el guión intenta adaptarse
lo más ajustadamente posible a los parámetros de
Be Tipul. Sin embargo, los puntos en común con el
terapeuta, y las posibles identificaciones y dilemas que
le puedan generar, se alejan en relación a lo planteado
por la serie israelí. Al mismo tiempo plantea otros
interrogantes de interés: ¿debe el terapeuta hacer una
interconsulta o derivación a un psicólogo especializado
en temas de la Marina? Y también en este caso, ¿cómo
interrogar el secreto profesional acerca de lo que se
converse en sesión, teniendo en cuenta que Alex revelará
información confidencial de los procedimientos de la
Marina? (Montesano y Michel Fariña, 2011)
En el caso de la versión argentina, En Terapia, los guionistas
han enfrentado un desafío para poder hacer la
adaptación del guión. Todo indicaba que para mostrar
los dilemas del psicoterapeuta en un caso que involucrara
al Ejército, tendría que ser en relación a un militar
que haya participado en la represión durante la última
dictadura militar argentina, pero los años transcurridos
hacía incongruente tal guión.
Eligieron pues a un policía experto en explosivos,
teniendo lugar el siguiente diálogo para la primera
entrevista de Gastón con el terapeuta Guillermo Montes:
Gastón: –¿Me reconoce? Le doy una pista. Operativo
Hermandad, ¿le suena?
Guillermo: –No.
Gastón: –Fue hace un par de meses aproximadamente. Un
operativo contra el narcotráfico en la Triple Frontera. Un
policía experto en explosivos que hace volar un depósito.
Varias familias muertas. Un narco que hace un identikit,
un narco preso. Los noticieros hablando del experto en
explosivos que duerme bien de noche. ¿Le dice algo?
Guillermo: –Sí, ahora que me lo dice, creo que algo me
acuerdo.
Gastón: –Bueno, soy yo. El policía experto en explosivos.
Es más, en este momento, ese identikit está cargado en la
web. El narco lo subió. Es probable que cuando estamos
hablando, los sicarios de los narcos me estén buscando.
Autenticidad, falacia, ficción
Para una mejor comprensión del modo en que percibimos
la esencia de la serie Be Tipul y sus adaptaciones
norteamericana y argentina, debemos recurrir a diferentes
conceptos.
En primer lugar, se hace necesario determinar a qué
llamamos autenticidad:
“Se dice de algo que es auténtico cuando se establece sin
lugar a dudas su identidad, es decir, cuando se establece
de modo definitivo que es cierta y positivamente lo que se
supone ser” (Ferrater Mora, 1971, p. 253, los resaltados
son nuestros).
Esto puede ser analizado en dos aspectos. En primer lugar,
en relación a la autenticidad que plantea el espacio
analítico, en el cual se espera que el sujeto pueda arribar
a una relación más auténtica con su deseo; y en segundo
lugar, en relación a la problemática de la difusión del psicoanálisis
o de las psicoterapias en la pantalla a través de
series televisivas o telenovelas. Efectivamente, podríamos
considerar que las telenovelas o series televisivas son auténticas
porque no son la existencia humana misma, pero
la reflejan en algunos de sus modos.
Si partimos del irse haciendo de Heidegger, como un
modo de ser, podremos ver que la transmisión del
psicoanálisis no tiene relación con la Verdad, pero sí
con lo verdadero. No se trata de arribar a un estatuto
ontológico del ser. El psicoanálisis es siendo: no es una
verdad revelada, esencial, ontológica, sino un proceso.
En este artículo nos cuestionamos en qué medida por
medio de la ficción televisiva se puede transmitir el proceso del devenir en forma auténtica, es decir, en
articulación con lo verdadero.
Esta autenticidad debe ser vista en oposición a la falacia.
La versión ridiculizada del psicoanálisis o de algunos
psicoanalistas en la filmografía de Hollywood, nos lleva
a pensar que toman argumentos falsos para demostrar
distintos puntos de vista acerca de la utilidad de la
disciplina, centrándose en elementos ajenos.
Por otra parte, muchas veces los psicoanalistas son
reticentes a la difusión de su práctica en ámbitos
televisivos y en ficciones cinematográficas. No cabe
duda alguna de que la intimidad, lo propio y lo
singular son cualidades inherentes al psicoanálisis:
podría decirse que son sus pilares. Es indudable
también que el psicoanálisis transita por lo vivenciado
en ese especial proceso o situación, y que hay algo que
no puede ser transmitido con palabras para describir
tal proceso.
Sin embargo, esto puede ser visto como un tipo de experiencia
mística, oculta, inabordable, y este peligro se
acrecienta con la concepción de que sólo los psicoanalistas
pueden comprender al psicoanálisis. Justamente,
el abrir las ventanas del mundo psicoanalítico y de las
psicoterapias al público en general es una manera de
poder enfrentarse ante la crítica y la evaluación de su
existencia, con modalidades que no le son propios. De
esta manera, la transmisión televisiva ayudaría a no permanecer
en círculos conceptuales cerrados que muchas
veces arriesgan un aislamiento respecto de la realidad
cotidiana.
Por estas razones, es de suma importancia que el mensaje
que se difunda a través de los medios televisivos sea
transmitido en forma auténtica, preservándonos de la
falacia, entendiendo que se pone en juego la transmisión
de conceptos que pertenecen a dimensiones que no
pueden ser captadas por la simple mirada o la lógica del
lenguaje cotidiano.
Si consideramos a la falacia y a la autenticidad como
dos puntos de un mismo continuo, podríamos pensar
a la ficción en tanto modeladora de la esencia de lo
auténtico, ante el riesgo de una distorsión falaz.
La representación ficcional, entonces, puede pensarse
tanto en relación a la imagen o al argumento televisivo que representa una acción dramática, como a la ficcionalización
de casos clínicos para su difusión.
¿Cómo puede una ficción aspirar al mayor nivel de
autenticidad posible? ¿Y en qué medida la ficción
representa lo auténtico? Para poder responder estas
preguntas, es necesario tener en cuenta que la verdad
tiene estructura de ficción (Lacan, 1988). Esta afirmación
de Lacan, sin dudas una de las más difundidas en el
ámbito psicoanalítico, se refiere a la verdad como efecto
del lenguaje, es decir, saliendo de la adecuación o no a
una supuesta realidad.
La (in)autenticidad en las adaptaciones de Be Tipul
Como pudo leerse en el detalle de los diálogos del
segundo capítulo de la primera temporada de Be Tipul,
In Treatment y En Terapia, las modificaciones del guión
tienen consecuencias en relación a la autenticidad de
llevar el tratamiento psicoterapéutico a la pantalla.
En la adaptación argentina se pierde la esencia de lo
que se quiso transmitir en Be Tipul, acerca del conflicto
que atraviesa un terapeuta cuando debe sostener la
subjetividad, lo propio del individuo, y a la vez lidiar
con la tensión de los valores de la sociedad en la cual
ambos están inmersos. Efectivamente, se pierde algo
de riqueza en el dilema que se le plantea al terapeuta.
El caso del policía experto en explosivos que realiza un
operativo contra el narcotráfico no expone al terapeuta
al mismo conflicto que el de la serie israelí. En la versión
local, el ámbito no es compartido ya que no sólo el
terapeuta no pertenece a la misma institución militar,
sino que además el país no se encuentra en guerra,
como en el caso de Estados Unidos e Israel. Los posibles
dilemas éticos en relación al secreto profesional de las
actividades del policía experto en explosivos no tienen
la misma fuerza que en el caso planteado en Be Tipul.
Así pues, notamos cómo la serie israelí mantiene la
atención en la situación que vive tanto el analista como
el paciente, dentro de los límites de la ficción. Se pone
el acento en la problemática existencial del paciente y
justamente ésa es una de las cuestiones más atractivas
de la serie: poder ver qué le pasa a la persona, cómo
elabora lo vivido y de qué manera esto tiene que ver con
la subjetividad del terapeuta.
Si la esencia de la labor terapéutica es ir en busca de
lo propio, verdadero y auténtico, en que el placer y el
sufrimiento son condiciones inherentes al existir, ¿en
qué medida estas series televisivas son consecuentes con
esta perspectiva? ¿Hasta qué punto ese movimiento que
se propone presentar la esencia de lo propio y subjetivo
puede ser llevado a la ficción?
Y más aún, ¿cómo podríamos evaluar tal autenticidad?
En primer lugar, analizando si la serie televisiva
acompaña la esencia del psicoanálisis. Si el encuadre
se ve distorsionado, esto resulta contradictorio con el
quehacer analítico; y si el centro de atención se desplaza
a la vida privada del terapeuta, también el proceso
terapéutico se ve alterado.
En el caso de Be Tipul y su adaptación norteamericana
y argentina, notamos que la serie televisiva es más auténtica
en la medida en que cumple una doble función,
sostener el encuadre propio de la realidad sociocultural
en la que se inscribe, como así también centrarse en la
esencia del devenir humano, es decir, el deseo del paciente.
Esto es relativamente independiente de la potencia
de la acción dramática, y no depende de ella2.
Conclusiones y propuestas
En la actualidad, enfrentamos el desafío de una era
marcada por la velocidad, el mundo cibernético y los
medios de comunicación masivos. Esta velocidad alcanza
también la difusión de filmes, series televisivas, y otros
fenómenos audiovisuales, a los que se accede de manera
vertiginosa a través de las redes computacionales. Se
ha abierto un canal de información y transmisión de
mensajes que ha superado las fronteras idiomáticas,
culturales y de pequeños grupos. Ello trae aparejado
una tendencia al voyerismo y a la distorsión, con todos
los peligros que ello implica.
Ahora bien, ¿qué significa traer a la pantalla la esencia
de la psicoterapia y del psicoanálisis? ¿Cuáles son las
problemáticas que se ponen en cuestión al llevar la
verdadera intimidad al gran público (y no la pseudo
intimidad de programas como Gran Hermano)? ¿Cómo
se puede transmitir con rigurosidad el accionar en una
profesión en la que las intervenciones constituyen su
riqueza conceptual y teórica, donde todo sucede allí
y con la singularidad de un paciente? ¿Cómo estar
seguros de que no se distorsione la esencia de la labor
analítica?
Con el objetivo de contrarrestar los posibles procesos
distorsivos, podemos plantearnos el problema desde el
marco psicoanalítico e incluso desde campos disciplinares
como la Bioética o la Ecobioética. Éste es uno de
los desafíos que se plantean a estas disciplinas cuando
deben salir de los ámbitos puramente académicos y
asistenciales para tomar contacto directo con la población
y sus problemáticas contemporáneas. El trabajo
a través de los medios de comunicación opera no sólo
como una instancia de supervisión, sino como un factor
de modelación.
Preservar la autenticidad de la relación analítica,
enfocando los puntos conflictivos de las adaptaciones
de la serie, evitando sancionar lo que es correcto y lo
que no, nos permite preguntarnos qué efectos podría
tener con los pacientes y las personas que, quizá por
primera vez, ven reflejado en una pantalla el devenir
de un espacio psicoterapéutico. Las propuestas
alternativas que pueden plantearse desde la inclusión
de cada una de las distintas disciplinas que integran
la Bioética y la Ecobioética, pueden hacerse en
relación a situaciones relativas al devenir, al acaecer
o al acontecer humano. Se resguardan así los valores
y principios de la práctica analítica, transmitiendo
la autenticidad de la labor, y teniendo en cuenta el
horizonte de nuestra práctica frente a una audiencia
cada vez mayor.
Referencias
Badiou, A. (1999) El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial.
Ferrater Mora, J. (1971) Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Sudamericana.
Gutiérrez, C.E.F. y Montesano, H. (2008). “Farsa y Ficción. Usurpación y paternidad en la constitución subjetiva”, en Aesthethika,
Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 4, N°1, Junio de 2008, pp 5-10.
Heidegger, M. (2003) Ser y Tiempo. Madrid: Editorial Trotta.
Lacan, J.: (1988) Seminario 7. La ética del psicoanálisis (1959-1960). Buenos Aires: Ediciones Paidós.
Michel Fariña, J.J. (2011). “El analista en el cine. De Pavel Pavlov a Viggo Mortensen: 85 años de terapeutas en escena”, en Aesthethika,
Revista internacional de estudio e investigación interdisciplinaria sobre subjetividad, política y arte, Vol 7, N°1, Septiembre de 2011, pp
1-7.
Montesano, H. y Michel Fariña, J.J. (2011) Cuestiones ético-clínicas en series televisivas. Dr. House, In treatment, Los Soprano, Grey’s
Anatomy. Buenos Aires: Dynamo.
Notas:
1 La serie se replicó luego en Europa Central. HBO produjo una versión local para Rumania, con el nombre de În Derivă (2009);
luego para República Checa, Terapie (2011), y para Polonia, Bez tajemnic (literalmente, “Sin secretos”, 2011). La adaptación serbia, Na
terapiji (2009), fue seguida por la danesa, In therapie, que salió al aire en 2010 y 2011. En 2011 se hizo la adaptación eslovena, también
llamada Na terapiji.
2 Una de las cuestiones que tiene la ficción es la distancia entre el “como si” y el “as if”, que es una de las manifestaciones de la
patología (Winnicott, Kohut). En el tratamiento psicoanalítico, no se puede tratar el “como si” del paciente como un “as if”, ya que el
analista duplicaría el “como si”. Si se difundiera un caso donde el analista está absolutamente enajenado de lo que sucede, lejos de la
cultura, de la esencia de la problemática, esto se alejaría de la esencia del psicoanálisis. La situación que se quiere presentar en Be Tipul,
una situación conflictiva entre la propia identidad y el hecho de hacer un acto criminal cuando no está advertido de eso, es radicalmente
distinta a la presentada en la versión argentina en la que la problemática del tráfico de drogas no magnifica la esencia del conflicto.
Pretender una igualdad entre ambas situaciones en la adaptación de la serie es una de las posibles falacias en las cuales se puede caer.