El autismo 70 años después de Leo Kanner y Hans Asperger
Bruno Betelheim. La fortaleza vacía.
Las aportaciones de Kanner, aterrizaron en territorios donde las teorías psicoanalíticas
y conductistas tenían un fuerte arraigo, especialmente las primeras. Si
bien el autismo era una realidad clínica incuestionable, su interpretación abría un
fuerte debate, en la actualidad todavía presente en ciertos entornos.
El Psicoanálisis, tendencia mayoritaria en la psiquiatría y psicología americana
en tiempos de Kanner, acaparó un gran protagonismo durante el período en que se iba
configurando la identidad e interpretación del autismo. El personaje más
relevante, cuya huella sigue presente fue Bruno Bettelheim (1903 –1990). Curiosamente,
al igual que Kanner y Asperger, nació en Austria. Hasta bien entrados los
30 años tuvo que asumir las cargas familiares, debido a la muerte prematura de su
padre. Una vez solucionados los problemas económicos reemprendió los estudios
de filosofía en la Universidad de Viena. Durante 7 años, juntamente con su primera
esposa Gina, tuvo a su cargo a Patsy, un niño americano que él mismo posteriormente
describió como autista. Se doctoró en Historia del Arte por la universidad de
Viena, lo cual le llevó a estudiar la influencia en el arte de los arquetipos de Jung y
la interpretación del arte como expresión del inconsciente freudiano. Cuando Austria
fue anexionada a Alemania en 1938, estuvo recluido en los campos de concentración
de Dachau y Buchenwald durante 11 meses. Afortunadamente para él, una
amnistía declarada por Hitler en motivo de su cumpleaños, le permitió recuperar la
libertad.
En 1941, poco tiempo después haber emigrado a los Estados Unidos Bettelheim
contrajo matrimonio, y tuvo tres hijos. Desarrolló la mayor parte de su vida
profesional como profesor de educación y de psicología en la Universidad de Chicago.
La traumática experiencia de Bruno Bettelheim en los campos de concentración,
fue el punto de partida para desarrollar su teoría sustentada en la repercusión
en las primeras edades de lo que se denominó “madre nevera” (“refrigerator
mother”). Bettelheim estableció un paralelismo entre los síntomas del autismo y su
vivencia en el campo de concentración, donde la relación con los carceleros le había
llevado a un aislamiento y negación del mundo exterior. Sus teorías alcanzaron
gran difusión tras la publicación del libro “The Empty Fortress: Infantile Autism
and the Birth of the Self” (28). La interpretación radical de las teorías de Beethelheim
sostiene que la madre rechaza la existencia de su hijo. A ello se puede añadir
la presencia de padres fríos, ausentes o de carácter débil.
Bettelheim sostenía que los primeros días de la vida del bebe, son críticos
para el desarrollo. Tomando como ejemplo la lactancia, destacaba la importancia
de aspectos formales como la forma de sostenerlo durante la ingestión de leche.
Previamente a Bettelheim, Erikson (1950) (29) ya había atribuido los orígenes
del autismo a la relación madre/hijo, pero imputando la causalidad a la reacción
de la madre ante los síntomas del niño. En tanto que Bettelheim tomaba como
punto de partida los primeros días de vida, Erikson se centraba en el hecho de que
estos niños, desde una edad muy temprana fracasan sutilmente en la respuesta a
la mirada, sonrisa y contacto físico, la cual provoca que la madre, sin quererlo, se
distancie, y contribuya decisivamente al aislamiento del niño autista.
Para Bettelheim existía algo previo a la falta de respuesta de la madre. Si bien
la falta de respuesta pudiera haber ocurrido, Bettelheim se sentía más impresionado por la
inseguridad de los padres y por la necesidad de defenderse ellos mismos del
feto desde el mismo principio de su nacimiento.
Aunque Kanner siempre había defendido el carácter innato del autismo, se
adhirió parcialmente, por un tiempo, a la teoría de la madre nevera, bajo la premisa
de que este podía ser un factor coadyuvante (30).
Bettelheim (1967) quiso ir más allá del Psicoanálisis en la comprensión del
autismo incorporando otras teorías tales como Epistemología Genética, desarrollada
por Jean Piaget. El principal empeño de Bettelheim era comprender el autodesarrollo,
o su ausencia en los niños autistas. El creía que los escritos psicoanalíticos
atribuían una identidad demasiado desarrollada a los individuos autistas, cuya conducta
ya se había roto, según él, en todas las áreas en un estadio muy precoz, lo cual
se reflejaba en la ausencia de una psique organizada
Puesto que el sentido del yo va mano a mano con la primera consciencia del
entorno, utilizó las ideas de Piaget afirmando: “la acción no requiere consciencia,
pero tras habérsela representado genera la primera consciencia. La acción
entonces crea la separación entre el Yo y el no Yo, fuera del caos primario. Más
correctamente, debería decirse que la acción crea una hendidura entre lo que se
actúa y lo que es actuado; y lo que influye es la separación entre lo que (a través
de la acción) se convierte en el Yo y lo que (a través de la influencia) se convierte
en su objeto”.
Piaget ya había escrito algo similar: “El individuo solo llega a aprender a
conocerse a sí mismo cuando actúa sobre el objeto, y este último solo llega a ser
conocido como resultado del progreso de la acciones”. (31)
Respecto a Marcia, una de sus pacientes, Bettelheim afirmaba que la mala
madre, el mal objeto, no había sido incorporado sino que simplemente había tomado
posesión de Marcia. Desde esta percepción se entiende que fundara la Orthogenic
School, donde el niño era separado de sus padres para que de este modo, con la
ayuda de los terapeutas, pudiera resolver sus problemas.
Bettelheim falleció por suicidio en 1990. No tardaron, tras su muerte, en aparecer
alegaciones respecto a la falsificación de credenciales académicas y acusaciones
por abuso físico a pacientes internados en su escuela (32). En cualquier caso,
al margen de su contradictoria trayectoria profesional y personal, y de la validez de
sus teorías, el impacto que ha generado su obra es innegable.
Progresivamente, tanto las aportaciones de Bettelheim, como las de la escuela
psicoanalítica en general, sobre todo en sus interpretaciones más radicales, han
experimentado un fuerte declive, expresado ya en la década de los años 70 (33-35)
y han sido explícitamente cuestionadas por la mayoría de guías de buena práctica
en el tratamiento del autismo (36-40).
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Bibliografía:
(27) http://www.dsm5.org/ProposedRevisions
(28) Bettelheim B. The Empty Fortress: Infantile Autism and the Birth of the Self. New York: The
Free Press, 1967.
(29) Erikson E H. Childhood and society. New York: Norton,1950
(30) Kanner L. Problems of nosology and psychodynamics in early childhood autism. Am J Orthopsychiatry
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(31) Piaget J. The Grasp Of Consciousness: Action and Concept in the Young Child. Cambridge:
Harvard University Press, 1976.
(32) Bernstein R. Ideas and trends; accusations of abuse haunt the legacy of Dr. Bruno Bettelheim.
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