Lacan: El Modelo Personal (1932)
Tweet
Volver al índice principal «Inconsciente y el consciente, Lacan«
1. Introducción del concepto de psicosis en la obra de Lacan
El primer escrito de Lacan sobre la psicosis, intitulado “Estructura de
las psicosis paranoicas” data de 1931. Criticando la concepción
caracterológica de la paranoia, Lacan se vincula al estudio “de la
noción puramente fenomenológica de la estructura de los estados
delirantes” interpretativos y pasionales. Se notará el recurso precoz de
esta noción de estructura – central en la obra de Lacan – paralelamente
a la recuperación de nociones que Lacan avaliza más o menos como
aquellas de organicidad y de degenerencia, así como en el acento llevado
sobre la discontinuidad de los fenómenos normales y patológicos. Este
articulo, de factura muy psiquiátrica, termina sobre una comprobación de
fracaso del psicoanálisis; “Los técnicos del inconsciente reconocen, al
límite de la paranoia, su impotencia, sino a explicar, al menos a
curar”.
1.1. Psicosis y personalidad
En 1932 en “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la
personalidad”, su tesis de doctorado en medicina de la cual comentará
treinta años más tarde, que lo llevo al umbral del psicoanálisis. Lacan
aborda la psicosis oponiéndola a la demencia: “La psicosis tomada en el
sentido más amplio, coge por contraste toda su alcance que es de fugarse
de ese paralelismo (psico-orgánico) y de revelar que en la ausencia de
todo déficit detectable (…) y (…) de toda lesión orgánica solamente
probable, existe unos trastornos mentales que (…) son todos unos
trastornos específicos de la síntesis psíquica (…) Esta síntesis, la
llamamos personalidad y tratamos de definir objetivamente los fenómenos
que le son propios, fundándonos sobre su sentido humano”.
Es en esto que la psicosis constituye un desarrollo (anormal) de las
tendencias de la personalidad que tiene, para Lacan, partidas ligadas
con aquella. Así se puede establecer “la homología del delirio y de la
personalidad”.
1.2. Definición del concepto de personalidad
Lacan define la personalidad como un conjunto de funciones incluyendo el
desarrollo del sujeto, la concepción que tiene de él mismo y la
naturaleza de sus relaciones con otros. Dotado de tres polos –
individual, estructural y social -, ella recubre la “totalidad
constituida por el individuo y su entorno propio”. Ella se caracteriza
entonces por el hecho de ser principalmente del orden del adquirido. En
eso, ella se opone al concepto de constitución que, marcado del sello de
la ineidad no puede traducir “ que una fragilidad orgánica en
consideración de una causa patógena exterior a la personalidad”.
Precisamos que la personalidad así definida se funda, en último recurso,
sobre un substrato orgánico de mecanismos de esta naturaleza.
La personalidad es también lo que permite de definir la psicogenia de un
síntoma: en efecto “es psicogénico un síntoma –físico o mental – cuyas
causas se expresan en función de unos mecanismos complejos de la
personalidad”. El síntoma en cuestión reposa menos sobre unas bases
orgánicas, Lacan nos invita a un cuestionamiento sobre la patogenia que
seria parte en cada entidad psicopatológica, de unos mecanismos
orgánicos y de unos mecanismos psicogénicos.
1.3. Patogenias de la psicosis
En 1932, Lacan distingue dos tipos de patogenias de la psicosis:
Una patogenia no psicogénica incluyendo “los factores hereditarios,
congénitos o orgánicos adquiridos, independientes de influencias
condicionales del medio y particularmente del medio social”. La
organogénesis es considerada como prevaleciente en la esquizofrenia y la
psicosis maniaco-depresiva. Ella toma en cuenta el desencadenamiento de
la enfermedad y caracteriza las psicosis orgánicas.
Una patogenia psicogénica definida como una génesis anormal de la
personalidad y, más precisamente, como un paro evolutivo, más o menos
precoz, traduciéndose por una fijación al estado de narcisismo primario o
secundario según el tipo de la psicosis que será calificada entonces
como anomalía afectiva personal, dicho de otro modo, que afecta la
personalidad.
Entonces son consideradas como psicogenéticas las psicosis ligadas a
la personalidad del sujeto – a su historia, a su concepción de él mismo y
a sus “conflictos vitales” especialmente, las psicosis paranoicas.
2. El concepto de la paranoia
2.1. Críticas de las tesis constitucionalistas
Si en su artículo de 1931, Lacan justificaba parcialmente la noción de
constitución paranoica – caracterizada por la sobreestimación de uno, la
desconfianza, la falsedad de juicio y la inadaptabilidad social -, es a
una crítica sin mezcla que la incluye en su tesis: “La psicosis (…)
¿es ésta determinada por una constitución? Ahí todo esta dicho: nuestros
delirantes son unos paranoicos . Nos contentaremos, para convencernos
de algunos rasgos particulares que encontraremos en el carácter
manifestado por el sujeto anteriormente a la psicosis”. “La constitución
llamada paranoica (…) falta frecuentemente en el hecho, o es
solamente secundaria al delirio”. “La imposibilidad de nunca encontrar
una aplicación clínica rigorosa debe en efecto aparentarse a algún vicio
radical de esta concepción y nos las hace considerar, al final de esa
obra, como absolutamente mística”.
Paralelamente a la recusación de unas tesis constitucionalistas, Lacan
se entrega a una critica, también tan acerba, de las teorías que
preconizan un determinismo unívoco de la paranoia.
2.2. Crítica de una organogénesis unívoca de la paranoia
Fundándose sobre una distinción entre psicosis alucinatorias y psicosis
interpretativas, Lacan se demarca de la concepción organogenética de la
escuela francesa de psiquiatría para acercarse a la escuela alemana que
se une a la determinación de factores reacciónales de la psicosis “El
conjunto de trabajos que hemos entregados (…) tiende por fin a
someter el determinismo de la paranoia a unos factores orgánicos. Y eso,
demostrando su parentela con unas psicosis en donde parecen
incontestablemente dominantes. Pero (…) se trata de hechos de
asociación mórbida, y eso tomando en cuenta que las combinaciones
semiológicas que presentan esos hechos son muy diversas y no permiten de
presumir de una patología orgánica unívoca de la paranoia”.
A esta última, Lacan prefiere oponer unas ”relaciones de comprensión”
que le permite de tomar la psicosis paranoica “como un todo, positivo y
organizado”, dotado de una estructura conceptual propia.
2.3. Estructura conceptual de las psicosis paranoicas
Lejos de presentarse como “una sucesión de fenómenos mentales
elementales, salidos de trastornos disociativos”, la paranoia es
característica por una estructura conceptual particular – unida a la
organización del delirio – que Lacan define según cuatro parámetros:
• Claridad significativa de los conceptos del delirio;
• Imprecisión lógica y espacio-temporal de su desarrollo;
• Valor de realidad de la expresión que ellas dan de un complejo o de un conflicto, desconocidos por el sujeto;
• Organización de unas concepciones por un principio prelógico de identificación iterativa;.
Así es la inteligibilidad de un delirio reaccional a un conflicto
inconsciente de naturaleza “ético sexual” entonces ligado a la historia
de un sujeto y a sus identificaciones que caracteriza, para Lacan, las
psicosis paranoicas, particularmente aquellas que Lacan califica de
“psicosis del Superyo”, la psicosis de reivindicación y la psicosis de
autopunición.
3. El concepto de paranoia de autopunición
3.1. Origen del concepto
La paranoia de autopunición, categoría nosológica inventada por Lacan
donde, para retomar sus términos, “tipo clínico más preciso”, le parece
particularmente ilustrativa de las relaciones que la psicosis entretiene
con la personalidad en los obstáculos de su génesis. Lacan precisa que
el escoger el término de autopunición “indica sobretodo su relación con
una función psicológica normal”.
Ese tipo clínico ha nacido de la descripción concreta de un caso
prototipo, aquel de Marguerite Anzieu, renombrada Aimée por Lacan tomado
del nombre de la heroína de la novela escrita por ella. Aimée internada
en Sainte-Anne por un intento de homicidio sobre la persona de una
actriz muy conocida, ve su delirio de persecución ceder cuando, poco
después de golpear a la actriz, se castiga ella misma, dicho de otra
manera, después de la satisfacción de su pulsión autopunitiva. Lacan
descubre en ella un ciclo de comportamiento, comprensible y coherente,
que considera como característica de aquel tipo de paranoia.
3.2. Característica del concepto
Con respecto al cuadro común de la paranoia, Lacan hace reposar el
diagnóstico de paranoia de autopunición sobre los criterios siguientes:
La estructura anterior de la personalidad marcada por lo que Lacan
llama “un inacabado de conductas vitales” especialmente en la esfera
sexual y familiar;
Una triple patogenia incluyendo:
a) una causa ocasional, determinante del desencadenamiento de la
psicosis: unos procesos orgánicos toscos tales como las intoxicaciones o
los trastornos endocrinos;
b) Una causa eficiente, determinante de la estructura y de la
permanencia de los síntomas: un conflicto vital a resonancia ética, más a
menudo ligado a las relaciones familiares o fraternales del sujeto, muy
frecuentemente asociada a una transformación de la situación vital
teniendo valor de trauma afectivo;
c) Una causa especifica, determinante de la reacción por la psicosis:
una fijación al estado genético del Superyo, o del narcisismo
secundario, frecuentemente correlativo a una anomalía de la situación
familiar infantil del sujeto.
Una temática delirante de eje sobre la autoacusación significando los
“reproches éticos” que el sujeto se hace a él mismo, así que una
reactividad del delirio con influencias endógenas (ritmos sexuales,
estado general…) y exógenos (modificación del conflicto generador, más
a menudo de orden familiar), un comportamiento congruente al delirio,
partiendo de ahí la peligrosidad potencial del sujeto, con una reducción
posible del delirio ligado del paso al acto y a la satisfacción de la
“pulsión autopunitiva”, dicho de otra manera de la atenuación del
conflicto afectivo;
la accesibilidad a la profilaxis y a la cura.
La especificidad de esta entidad nosológica que reposa entonces sobre
“los lazos etiológicos por donde la psicosis depende estrechamente de la
historia vivida del sujeto”, es ilustrada por Aimée que Lacan dice de
todo su delirio “puede comprenderse como una transposición de más en más
centrífuga, de un odio cuyo objeto quiere desconocer al objeto
directo”: “Para la génesis histórica de la psicosis, nuestro análisis
nos ha entregado al núcleo en el conflicto moral de Aimée con su
hermana. ¿Este hecho no hace toda la luz sobre la teoría que determina
la fijación de tales sujetos al complejo fraternal?
Que el delirio tenga un sentido humano, es lo que el valor heurístico de ese nuevo tipo clínico permite subrayar.
3.3. Fecundidad del concepto
Lacan, se defiende en tres momentos, de querer crear una nueva entidad
nosológica. Se puede de todos modos tomar la hipótesis que es la
introducción misma de una tal entidad que le permite separar, algunos
parcialmente, la paranoia de las teorías organicistas entonces
prevaleciente en la escuela francesa de psiquiatría, iniciando una
crítica de la concepción deficitaria y constitucionalista de la
psicosis, a la cual opone una concepción dinámica, relacional y
positiva, la psicosis es evocada en términos de beneficio: “Que un tal
beneficio se realiza en contra de la adaptación social y también
biológica del sujeto (…) no quita nada a su alcance humano y de
algunas representaciones de origen mórbida”.
Referente a Aimée, Lacan evoca las virtudes de creación positiva que la
psicosis a directamente producidas y no solamente ahorradas y las
compara, todas proporciones guardadas, a Rousseau, cuestionando las
relaciones que la psicosis entretiene con el genio: “El problema se
cuestiona en el caso de Rousseau, a que se debe su genialidad, al
desarrollo anomálico de la personalidad…”
La reacusación de la ineidad de un determinismo constitucional de la
psicosis se hace al beneficio de una integración parcial de la
perspectiva psicoanalítica: al determinismo orgánico congénita, Lacan
opone “un determinismo traumático, detectable históricamente”.
Lacan nos invita, a través del caso Aimée, a reconsiderar la psicosis
con la vara del sujeto y su desarrollo. Es así que se puede elaborar de
la psicosis una génesis anormal de la personalidad. El psicoanálisis
habiendo puesto en evidencia “el papel capital de las fijaciones
libidinales en la elaboración del mundo de los objetos en el sentido
más general”, Lacan piensa reencontrar, en la estructura misma del
delirio de Aimée, una regresión libidinal típica. Subraya el alcance
científico de la teoría freudiana y establece una correspondencia entre
la libido y la personalidad: “La evolución de la libido en la doctrina
freudiana nos parece corresponder, muy precisamente en nuestras
fórmulas, a esta parte, considerable a la experiencia, de unos fenómenos
de la personalidad cuyo fundamento orgánico nos he dado por el deseo
sexual”.
Más todavía a sus ojos, las fórmulas freudianas del delirio explican de
manera luminosa la estructura del delirio de Aimée. Lacan se autoriza
entonces a recusar “los truismos” vaciados de toda virtud heurística,
“del órgano-génesis de lo mental” en beneficio de la edificación de una
ciencia de la personalidad que pide a la metapsicología freudiana: “En
la triple preeminencia de estos datos hasta ahora desconocidos en la
psicosis, a saber unas anomalías del comportamiento sexual, del papel
electivo de algunos conflictos y de su lazo con la historia infantil, no
nos podemos olvidar de reconocer los descubrimientos del psicoanálisis
sobre el papel primordial en psicopatología, de la sexualidad y de la
historia infantil”.
Es ese mismo tema del papel de la historia infantil del sujeto en la
génesis de la psicosis que Lacan va desarrollar, seis años más tarde, en
un ensayo sobre los complejos familiares.
AUTOR: Dr. Jean-Claude Maurice Dijon-Vasseur