Nota introductoria al número especial sobre psicopatología de The Medical Review of Reviews.(1930)
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El doctor Feigenbaum me ha pedido que escriba algunas palabras para [el número de] la revista cuya preparación está a su cargo, y aprovecho la oportunidad para desearle el mejor de los éxitos en su actividad.
Oigo decir a menudo que el psicoanálisis es muy popular en Estados Unidos y no choca allí con la misma obstinada resistencia que en Europa. Pero numerosas circunstancias me estropean la satisfacción que ello me produce. Me parece que la popularidad del nombre del psicoanálisis en Estados Unidos no significa ni una actitud amistosa hacia su causa ni una particular difusión o profundización de su conocimiento. Considero prueba de lo primero que, si bien en Estados Unidos se obtienen con facilidad y en abundancia recursos monetarios para toda clase de empresas científicas y seudocientíficas, nuestras instituciones psicoanalíticas nunca obtuvieron apoyo. Tampoco es difícil demostrar lo segundo. Aunque Estados Unidos posee muchos valiosos analistas y por lo menos una autoridad, como lo es el doctor A. A. Brill, las contribuciones a nuestra ciencia provenientes de ese vasto país son magras y no aportan nada nuevo. Psiquiatras y neurólogos se sirven a menudo del psicoanálisis como método terapéutico, pero en general demuestran escaso interés por sus problemas científicos y su significación cultural. Con harta frecuencia los médicos y autores norteamericanos exhiben una insuficiente familiarización con el psicoanálisis, de suerte que apenas conocen sus términos y unas pocas consignas, lo cual, empero, no altera en nada la seguridad con que emiten sus juicios. Esas mismas personas confunden al psicoanálisis con otros sistemas de doctrina que acaso se desarrollaron a partir de él, pero hoy son inconciliables; o se forjan una mescolanza de psicoanálisis y otros elementos, y presentan ese proceder como prueba de su broad-mindedness {amplitud de criterio}, cuando en verdad sólo demuestra su lack of judgement {falta de criterio}.
Muchos de estos males que señalo con pena derivan sin duda de que en Estados Unidos hay una tendencia general a abreviar el estudio y la preparación y pasar lo más rápido posible a la aplicación práctica. Además, se prefiere estudiar un tema como el psicoanálisis no en sus fuentes originales, sino en exposiciones de segunda mano y a menudo de escaso valor. La seriedad no puede menos que salir mal parada.
Cabe esperar que trabajos como los que el doctor Feigenbaum se propone publicar en su revista resulten de gran ayuda para propiciar el interés por el psicoanálisis en Estados Unidos.
Nota:
1- [Publicado por primera vez en inglés, en 1930: The Medical Review of Reviews, 36, nº 3, marzo, pág. 103.
Ediciones en alemán:
1934: GS, 12, pág. 386;
1948: GW, 14, pág. 570.
{Traducciones en castellano (cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano»):
1955: «Mensaje para la Medical Review of Reviews», SR, 20, págs. 177-8, trad. de L. Rosenthal;
1968: Igual título, BN (3 vols.), 3, págs. 312-3;
1974: Igual título, BN (9 vols.), 8, pág. 3220.}
En Gesammelte Schrilten se afirma erróneamente que esta fue una contribución para «The Psychoanalytic Review». La preparación del «número especial sobre psicopatología» de The Medical Review of Revíews estuvo al cuidado del doctor Dorian Feigenbaum.]