Apéndice. Histeroepilepsia (1)
Histeroepilepsia (francés: hystéro-épilepsie; inglés:hystero-epilepsy ; italiano: isteroepilessia).
En la histeroepilepsia se observan ataques de convulsiones generales, igual que en la epilepsia. (2)
Como síntomas precursores se presentan: la sensación de ahogo, dificultades para tragar, dolor de cabeza y de estómago, vértigo y unas particulares sensaciones de tirones en las extremidades. Los enfermos caen al suelo dando un fuerte grito, y son aquejados por las convulsiones; les sale espuma por la boca, los rasgos del rostro se les desfiguran. Las convulsiones son al comienzo tónicas y luego de naturaleza clónica. Por lo común, empero, el ataque no sobreviene de manera tan repentina como en la epilepsia. Durante un breve lapso, los enfermos procuran luchar contra las convulsiones, se cuidan de provocarse lesiones graves al caer, esquivan situaciones peligrosas. El epiléptico se cae hasta »sobre el fuego; esto no le sucede al histérico. Mientras que el primero al comienzo del ataque se pone pálido y después cianótico, el rostro del histérico conserva más o menos el color normal. Lesiones de la lengua por mordeduras son raras en la histeroepilepsia. En el ataque histeroepiléptico a menudo se presenta el opistótonos completo, no así en el epiléptico. Y en el curso de aquel, la conciencia desaparece por entero sólo en los casos más graves. Tras el ataque, los histéricos se recuperan pronto las más de las veces; no queda como secuela ninguna inclinación a dormir, ni postración, como en los epilépticos . En cambio, no es inusual que haya como secuela visiones de ratas, ratones, serpientes, así como alucinaciones auditivas. En estos enfermos se presentan, además de estos ataques, todos los síntomas de la histeria.
Notas:
1- [«Hysteroefflepsie». Como explicamos, también este artículo apareció sin firma en la enciclopedia de Villaret (1888, pág. 892).]
2- Tiempo atrás, Charcot designaba «histeroepilepsia» a aquellos casos graves de histeria en cuyos ataques aparece una fase epiteptoide. Después abandonó tal designación, que conduce a interminables malentendidos, y ahora llama a estos casos «grande hystérie». Según eso, no hay que atribuir al término «hísteroepilepsia» ningún valor particular, pero, sobre todo, hay que guardarse de creer que por él se entendería una enfermedad distinta, que reuniera los caracteres de la histeria y la epilepsia. Existen personas que son histéricas y epilépticas, pero en tales casos los dos estados subsisten uno junto al otro; una enfermedad se presenta como complicación de la otra sin modificarse ellas recíprocamente, y los ataques de esos enfermos son en cada caso histéricos o bien epilépticos. [Lo esencial de esta nota fue repetido por Freud en otra que agregó a su traducción de las Leçons du mardí, de Charcot, publicada poco después (Freud, 1892-94). Freud examinó la diferencia entre los ataques histéricos y epilépticos en «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico» (1909a), AE, 9, pág. 211, y con mucho mayor detenimiento en «Dostoievsky y el parricidio» (1928b), AE, 21, págs. 177 y sigs.]