Apéndice A. Uso del concepto de regresión en Freud
[El concepto de regresión, prefigurado en las dos últimas secciones de la Parte 1 del «Proyecto», habría de cumplir un papel de importancia creciente en las teorías de Freud. En una nota agregada en 1914 al capítulo VII de La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 536, Freud situó los orígenes de la idea de regresión en Alberto Magno, filósofo escolástico del siglo xiii, y en el Leviathan de Hobbes (1651); pero parece haberla tomado en forma más directa de la contribución teórica de Breuer a Estudios sobre la histeria (1895d), obra publicada apenas unos meses antes de que escribiera el «Proyecto». Allí (AE, 2, pág. 201 ), Breuer describía la excitación «retrocedente» de una percepción (o alucinación) a partir de una representación o imagen mnémica casi de la misma manera en que Freud lo hace aquí (y ambos autores emplean idéntico término alemán, «rückläufig» para «retrocedente»). Por lo que sabemos, la palabra alemana «Regression» aparece por primera vez (en un contexto semejante) en el «Manuscrito L», que Freud envió a Fliess un año y medio después, el 2 de mayo de 1897; pero su primera ocurrencia en una publicación se registra en el pasaje de La interpretación de los sueños al que se agregó luego la nota mencionada. A medida que trascurría el tiempo, el término fue usado para designar distintos modos de regresión, clasificados en un lugar por Freud como «tópica», «temporal» y «formal». La regresión «tópica» es la de la especie introducida por Breuer y empleada en el «Proyecto»; ella constituye el tema principal del capítulo VII, sección B, de La interpretación de los sueños. Debe su nombre al esquema del aparato psíquico trazado en ese capítulo (AE, 5, pág. 531 ), en el que se figuran los procesos psíquicos en un movimiento de avance desde el extremo perceptual hasta el extremo motor del aparato. En la regresión tópica, se concibe a la excitación retrocediendo hasta el extremo perceptual. Así pues, el término es en este caso esencialmente descriptivo de un fenómeno psíquico. La regresión «temporal» tiene más estrecha vinculación con el material clínico. La idea emerge -aunque sin mención expresa del término «regresión»- en el historial clínico de «Dora» (1905e), escrito en 1901 pero publicado cuatro años más tarde. Allí, en relación con un examen de las perversiones, se nos sugiere que si una influencia accidental de la vida posterior perturba el despliegue de la sexualidad normal, la consecuencia puede ser el retorno a la sexualidad «indiferenciada» del niño (AE, 7, pág. 45). En ese pasaje recurrió Freud por primera vez a una de sus analogías favoritas: «Las corrientes de agua que tropiezan con un obstáculo en su cauce se volcarán a un cauce antiguo que parecía destinado a permanecer seco». La misma hipótesis, ilustrada por idéntica analogía, reaparece más de una vez en Tres ensayos de teoría sexual (1905d), AE, 7, págs. 155 y 212, aunque en la primera edición de esta obra tampoco se usaba allí el término «regresión(563)» -que ya figura, empero, en varios pasajes agregados en ediciones posteriores (p. ej., en el agregado en 1915). En Tres en sayos se admitía que esta modalidad de regresión cumplía un papel no sólo en las perversiones sino también en las neurosis y aun en la elección de objeto del individuo normal durante la pubertad. En un principio no se advirtió con claridad que en esta regresión «temporal» hay envueltos, en verdad, dos especies diferentes de mecanismos. Puede tratarse simplemente de un retorno a un objeto anterior de la libido, o bien de un retorno de la libido misma a un modo anterior de operación. Ambos mecanismos están implícitos, de hecho, en el examen sobre las perversiones de Tres ensayos, donde surge claramente que puede haber un regreso a un objeto sexual o a una meta sexual anteriores. (Este distingo se establece con nitidez en la 22º de las Conferencias de introducción al psicoanálisis (1916-17), AE, 16, pág. 31l.) Así como el primero de estos tipos de regresión temporal es característico de la histeria, el segundo está especialmente asociado a la neurosis obsesiva; ejemplos de esta conexión fueron dados en el historial clínico del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, págs. 190-1. Pero sólo se apreció cabalmente su importancia al establecerse la hipótesis de los puntos de fijación(564) y de las fases pregenitales en el desarrollo de la libido. Pudo entonces aprehenderse el efecto de la frustración como ocasionadora de una regresión de la libido a algún punto de fijación previo. Esto se aclaró particularmente en dos trabajos: «Sobre los tipos de contracción de neurosis» (1912c), AE, 12, pág. 240, y «La predisposición a la neurosis obsesiva» (1913i), AE, 12, págs. 343-4. No obstante, ya existía la sospecha de que un proceso análogo debe operar, asimismo, en trastornos más graves (la esquizofrenia y la paranoia); pruebas de esta premisa fueron proporcionadas en el estudio de la autobiografía de Schreber (1911c), AE, 12, págs. 57-8. Si aceptamos la definición que más adelante dio Freud de la «defensa» (en Inhibición, síntoma y angustia (1926d), AE, 20, págs. 152-3), como «designación general de todas las técnicas de que el yo se vale en sus conflictos que eventualmente llevan a la neurosis», tal vez debiéramos concebir la totalidad de estos ejemplos de regresión «temporal» como mecanismos de defensa. Sin embargo, apenas puede sostenerse esto, salvo en un sentido muy directo, respecto de otra manifestación clínica de la regresión: la trasferencia -examinada por Freud en «Sobre la dinámica de la trasferencia» (1912b), AE, 12, págs. 100-1-. Esta forma particular de regresión temporal fue objeto de otras interesantes puntualizaciones en «Contribución a la historia del movimiento psicoanalít ico» (1914d), AE, 14, págs. 10-1. La tercera especie de regresión, la «formal», que se produce «cuando modos de expresión y de figuración primitivos sustituyen a los habituales» (La interpretación de los sueños, AE, 5, pág. 541), fue analizada por Freud principalmente en la 10º, 11º y 13º de sus Conferencias de introducción en relación con los sueños, el simbolismo y el lenguaje. Las clasificaciones que hizo el propio Freud de estas diversas especies de regresión no fueron uniformes. La primera de ellas aparece en Cinco conferencias sobre psicoanálisis (1910a), AE, 11, pág. 45, donde habla de regresión «temporal» y «formal». En el pasaje incluido en 1914 en La interpretación de los sueños (AE, 5, pág. 541) añadió la regresión «t6pica». En «Complemento metapsicológico a la doctrina de las sueños», trabajo escrito en 1915, distinguió dos clases de regresiones «temporales»: las que seproducen «en el desarrollo del yo y en el de la libido» (AE, 14, pág. 221 ); y pocas páginas más adelante diferenció la regresión «tópica» de la «temporal» o «regresión en la historia del desarrollo». Por último, en la 13º de las Conferencias de introducción distinguió la regresión «formal» de la «material» (AE, 15, pág. 193).. Al considerar estas leves variantes terminológicas, es bueno que recordemos el comentario final de Freud en el párrafo que agregó en 1914 a La interpretación de los sueños, antes citado: «En el fondo, los tres tipos de regresión son uno solo y en la mayoría de los casos coinciden, pues lo más antiguo en el tiempo es a la vez lo primitivo en sentido formal y lo más próximo al extremo perceptivo dentro de la tópica psíquica» (AE, 5, págs. 541-2). ] La primera parte de este proyecto contenía lo que en cierto modo se podía deducir a priori de los supuestos fundamentales, modelado y corregido según diversas experiencias fácticas. Esta segunda parte procura colegir, desde el análisis de procesos patológicos, algunas especificaciones ulteriores del sistema erigido sobre dichos supuestos fundamentales; una tercera parte habrá de tratar de edificar, partiendo de las dos precedentes, los caracteres del decurso psíquico normal.