RENÉ DESCARTES
Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)
PRIMERA PARTE
DE LAS PASIONES EN GENERAL Y ACCIDENTALMENTE DE TODA LA NATURALEZA DEL HOMBRE
Art. 36. Ejemplo de cómo se producen las pasiones en el alma.
Y, además de esto, si esta figura es muy extraña y muy espantosa, es decir si tiene mucha relación con las cosas que han sido antes nocivas al cuerpo, ello provoca en el alma la pasión del temor, y luego la del valor, o bien la del miedo y del terror, según los diferentes temperamentos del cuerpo o la fuerza del alma, y según que antes nos hayamos preservado mediante la huida o mediante la defensa contra las cosas nocivas con las que tiene relación la impresión presente; pues esto dispone de tal modo el cerebro en algunos hombres, que los espíritus reflejos de la imagen así formada en la glándula van de esta a manifestarse, parte en los nervios que sirven para volver la espalda o mover las piernas para huir, y parte en los que dilatan o contraen de tal modo los orificios del corazón, o bien que agitan de tal suerte las otras partes de donde le llega la sangre, que, rarificada esta sangre de modo inhabitual, envía al cerebro espíritus propios para mantener e intensificar la pasión del miedo, es decir, propios para mantener abiertos o abrir de nuevo los poros del cerebro que los conducen a los mismos nervios; pues estos espíritus, sólo con entrar en dichos poros, provocan un movimiento particular en esa glándula, la cual está creada por la naturaleza para hacer sentir al alma tal pasión; y como estos poros se relacionan principalmente con los pequeños nervios que sirven para achicar o agrandar los orificios del corazón, esto hace que el alma la sienta principalmente como en el corazón.