AGORAFOBIA Y PÁNICO.
Arturo Bados López
5 de diciembre de 2005 (universidad de Barcelona)
GÉNESIS Y MANTENIMIENTO:
EVENTOS ESTRESANTES
La inmensa mayoría de los agorafóbicos informan haber estado pasando por un periodo de estrés o que habían ocurrido ciertos eventos estresantes en la época en que comenzó la agorafobia. Estos eventos estresantes son de tipo físico o psicosocial y de carácter agudo o crónico. Posibles factores estresantes han sido conflicto interpersonal marital o familiar, divorcio/separación, nacimiento/aborto, muerte o enfermedad de una persona significativa, reacción al consumo de drogas, enfermedades/operaciones importantes, estrés laboral/escolar, problemas económicos y mudanza. No parece que los agorafóbicos se diferencien de los sujetos con otros trastornos respecto a la ocurrencia de eventos estresantes en los 6-12 meses anteriores al inicio del problema. En cambio, sí parece existir diferencia con relación a sujetos normales tanto en el número de eventos estresantes como en la perturbación o impacto negativo producido por estos. El estrés puede dar lugar a fobias sólo en personas particularmente vulnerables. Esta vulnerabilidad sería el resultado de una interacción entre variables biológicas, ambientales y psicológicas.
Es posible que un evento estresante o una serie de ellos juegue un papel en el desarrollo de la agorafobia, pero que luego tal evento estresante sea resuelto y no contribuya a la persistencia de la misma, la cual se ve entonces mantenida por otros factores. Asimismo, determinados sucesos estresantes que no tuvieron un papel en el inicio y desarrollo de la agorafobia pueden ocurrir más tarde y contribuir al mantenimiento o agravamiento del trastorno.
Se ha dicho que los problemas maritales pueden ser de gran importancia en el desarrollo y mantenimiento de la agorafobia. En general, los agorafóbicos informan de una menor satisfacción marital que las parejas felizmente casadas, pero de una mayor satisfacción que las parejas en conflicto. En un buen estudio que empleó medidas observacionales y de autoinforme, Chambless y cols. (2002) hallaron que en comparación a parejas control, las parejas agorafóbicas evidenciaron mayor malestar marital según un autoinforme, más conductas negativas no verbales, intercambios negativos más largos y una tendencia a presentar menos conductas positivas (verbales y no verbales); además, identificaron muchas menos soluciones para los problemas discutidos. Por otra parte, los maridos de las mujeres agorafóbicas fueron más críticos con estas (según informes de las esposas y observación) que los maridos control, pero no hicieron comentarios menos empáticos o de aceptación. Finalmente, conviene señalar que según el cuestionario de ajuste marital utilizado, sólo el 32% de las parejas agorafóbicas (contra el 4% de las parejas control) aparecieron como problemáticas.
Conviene señalar que la relación entre agorafobia y posibles problemas maritales puede ser de diversos tipos: agorafobia y problemas maritales no están relacionados, agorafobia lleva a problemas maritales, problemas maritales llevan a la agorafobia, problemas maritales tuvieron un papel en el desarrollo de la agorafobia, pero ya no ejercen su influencia, y agorafobia y problemas maritales se influyen recíprocamente.
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