AGORAFOBIA Y PÁNICO.
Arturo Bados López
5 de diciembre de 2005 (universidad de Barcelona)
EVALUACIÓN POR PARTE DE PERSONAS SIGNIFICATIVAS
Estas personas pueden calificar el grado en que el sujeto evita diversas situaciones o actividades temidas incluidas en un cuestionario o una jerarquía individualizada. Otra posibilidad es emplear un cuestionario en el que la pareja o un amigo del paciente juzguen (utilizando escalas de 7 ó 9 puntos) la mejora, no cambio o empeoramiento del sujeto en la ejecución de diversas actividades (hacer cola en una tienda, viajar en autobús, etc.) y en otros problemas (tensión, depresión, ataque de pánico).
EXAMEN MÉDICO
Dada la posibilidad de que existan problemas médicos que sean responsables de la activación fisiológica del sujeto o contribuyan a la misma, se recomienda la realización de un examen médico. Según Jacob y Lilienfeld (1991) y Lesser y Rubin (1986), este examen debe incluir, además de una historia personal y familiar y de una entrevista a personas allegadas, un reconocimiento físico y pruebas de laboratorio que incluyan análisis completo de sangre, tests de la función tiroidea, electrocardiograma, tests de la función hepática, análisis de orina y examen radiológico del pecho. Si se sospecha que algún sistema orgánico puede estar afectado, pueden realizarse otras pruebas tales como test de tolerancia a la glucosa, análisis de catecolaminas en la orina, tomografía axial computerizada, electroencefalograma y pruebas neurológicas.
Jacob y Rapport (1984), Jacob y Lilienfeld (1991) y Roca y Roca (1999) presentan una lista de trastornos médicos que pueden presentarse con síntomas de ansiedad o pánico y enumeran cuáles son los síntomas diferenciadores y las pruebas para confirmar el diagnóstico de la enfermedad. Así, el pánico asociado con grandes dolores de cabeza y elevaciones de la presión arterial sugiere feocromocitoma, mientras que la presencia de falta de equilibrio, presión en los oídos e intolerancia de ciertos movimientos de la cabeza sugiere disfunción vestibular.
Entre los trastornos médicos pueden mencionarse los siguientes:
– Trastornos endocrinos: hipoglucemia, hipertiroidismo, hipoparatiroidismo, síndrome de Cushing (debido a aumento de glucocorticoides por tumores suprarrenales o medicación) feocromocitoma (tumor de células secretoras de catecolaminas), hipercalcemia, problemas hormonales premenstruales o menopáusicos.
– Trastornos cardiovasculares: arritmias cardíacas, angina de pecho, infarto, taquicardia paroxísmica, hipotensión ortostática, hipertensión, prolapso de la válvula mitral.
– Trastornos respiratorios: asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
– Trastornos neurológicos: disfunción vestibular, epilepsia del lóbulo temporal, disfunción del lóbulo temporal, enfermedad de Huntington, esclerosis múltiple.
– Trastornos por intoxicación por sustancias: cocaína, anfetaminas, cafeína.
– Trastornos por retirada de sustancias: alcohol, barbitúricos, opiáceos.
Cualquiera de los problemas médicos anteriores puede ser una causa, un correlato o un factor agravante en el trastorno de pánico o agorafobia. Es importante tener en cuenta que la existencia de un problema médico no excluye necesariamente el diagnóstico de trastorno de pánico o agorafobia, ya que puede no ser el único causante de los ataques de pánico, sino interactuar con factores psicológicos que contribuyen a mantener el problema.
En general, el comienzo de los ataques de pánico después de los 45 años o la presencia de síntomas atípicos durante un ataque (vértigo, pérdida de conciencia, pérdida de control de esfínteres, pérdida del equilibrio, dolor de cabeza, habla mal articulada, amnesia) sugieren la posibilidad de que un problema médico o una sustancia (droga, fármaco) estén causando los síntomas de los ataques.
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