Apéndice B. Fragmento de la Carta 39, del 1º de enero de 1896
Tus puntualizaciones sobre la migraña me han llevado a una idea que tendría por consecuencia una refundición completa de todas mis teorías fyw , en la que ahora no me está permitido aventurarme. Sin embargo, intentar dar alguna indicación. Yo parto de las dos clases de terminaciones nerviosas; las libres sólo recogen cantidad y la conducen por sumación hacia y , pero no tienen poder para provocar sensación, es decir, para producir efectos sobre w . El movimiento neuronal cobra con ello sus caracteres cualitativos genuinos y monótonos. Estos son los caminos para toda cantidad que llene y , y por tanto también para la energía sexual. Las vías nerviosas que arrancan con órganos terminales no conducen cantidad, sino el carácter cualitativo particular de ellos; no agregan nada a la suma dentro de las neuronas y , sino que meramente ponen a estas neuronas en excitación. Las neuronas w son aquellas neuronas y susceptibles de una investidura cuantitativa muy escasa. La coincidencia de estas cantidades mínimas con la cualidad fielmente trasferida a ellas desde el órgano terminal es, de nuevo, la condición para la génesis de la conciencia. Ahora interpolo estas neuronas w entre las neuronas f y las neuronas y , de suerte que f trasfiere su cualidad a w , y w ahora no trasfiere a y ni cualidad ni cantidad, sino que sólo incita a y , o sea, señala sus caminos a la energía y libre. (No s si puedes comprender el galimatías. Existen, por as decir, tres modalidades según las cuales las neuronas ejercen entre s una acción eficiente: 1 ) transferirse unas a otras cantidad; 2) transferirse unas a otras cualidad, y 3) ejercer- unas sobre otras un efecto excitador de acuerdo con ciertas reglas.) Según eso, los procesos de percepción envolverán eo ipso conciencia, y s lo después de devenir concientes ejercer aún sus ulteriores efectos psíquicos; los procesos y ser aún en s y por s inconcientes, y sólo con posterioridad recibir aún una conciencia artificial secundaria enlazándose con procesos de descarga y percepción (asociación lingüística) . Una descarga w , que mi otra exposición volva necesaria , falta aquí ; la alucinación, que siempre opuso dificultades a la explicación, ya no es ahora un retroceder la excitación hacia f , sino meramente hacia w . La regla de defensa, que no rige para percepciones, sino s lo para procesos y , se comprende ahora mucho más fácilmente. El ir rezagada la conciencia secundaria permite describir en términos simples los procesos de neurosis. También me he librado del fastidioso problema de averiguar cuanto de la excitación f (del estímulo-sensación) es trasferido sobre neuronas y . Respuesta: directamente nada, la Q en y depende sólo de la medida en que la atención libre y es dirigida por las neuronas w . El nuevo supuesto armoniza mejor, asimismo, con el hecho de que los estímulos-sensación objetivos son tan mínimos que resulta difícil derivar de esta fuente la fuerza de voluntad con arreglo al principio de constancia. Pero [de acuerdo con la nueva teoría] la sensación no aporta ninguna Q a y , la fuente de la energía ip son las conducciones [end genas],de órgano. El conflicto entre la conducción de órgano puramente cuantitativa y los procesos incitados en y por la sensación conciente me explica también el desprendimiento de displacer, lo cual me hace falta para la represión en las neurosis sexuales. En cuanto a tu aspecto de la cuestión, cabe la posibilidad de que en órganos puedan existir estados de estimulación que no producen ninguna sensación espontánea (si bien tienen que mostrar sensibilidad a la presi n), pero que, por va reflectoria (o sea, por influjo de equilibrio), puedan incitar perturbaciones desde otros centros neuronales. La idea de una ligazón contrarrecíproca de las neuronas o de los centros neuronales sugiere también, en efecto, que los síntomas de descarga motriz son de diversas clases. Las acciones voluntarias están probablemente condicionadas por una trasferencia de Q, puesto que aligeran la tensión psíquica, Por otro lado, existe una descarga de placer, espasmos, etc., que yo me explico no por trasferirse Q sobre el centro motor, sino porque ah ella se libera, debido quizás a que la Q ligadora se ha reducido en el centro sensible apareado. Este sera el distingo, hace tiempo buscado, entre movimientos voluntarios y espasmódicos, y al mismo tiempo el camino para explicar un grupo de efectos colaterales somáticos -p. ej., en la histeria. Para los procesos puramente cuantitativos de trasferencia sobre y , existe una posibilidad de atraer sobre s la conciencia, a saber: que esta conducción de Q llene las condiciones del dolor. Es probable que la cancelación de la sumación, el aflujo continuado [de Q] hacia y por un lapso, sea lo esencial de esas condiciones. Ciertas neuronas co son entonces sobreinvestidas y proporcionan la sensación de displacer; son causa también de que la atención quede absorta en estos puntos. Entonces, la alteración neurálgica tendría que considerarse como un aflujo de Q, acrecentado más allá de cierto límite, desde un órgano, hasta la cancelación de la sumación, sobreinvestidura de neuronas y absorción de energía y libre. Como ves, damos as con la migra a la existencia de regiones nasales en aquel estado de estímulo, que t disciernes con libre mirada, será la condición. El excedente de Q se distribuirá por diferentes caminos subcorticales antes de alcanzar a y , Dado este caso, Q penetra de continuo en y y, según la regla de la atención, la energía y libre afluye al lugar de la erupción. Se requiere saber ahora cuál puede ser la fuente de los estados de estímulo en los órganos nasales. Aquí se ofrece la concepción de que la membrana de Schrieider será el órgano cualitativo para los estímulos olfatorios, y el órgano cuantitativo, separado de aquel, los corpórea cavernosa. Las sustancias olfatorias son, como t opinas y como lo sabemos por las flores, sustancias de descomposición del metabolismo sexual; producirán efectos como está mulos sobre ambos órganos. En la menstruación y otros procesos sexuales, el cuerpo produce una Q acrecentada de tales sustancias, y por tanto de tales estímulos. Ser a preciso decidir si actúan sobre los órganos nasales por el aire espirado o por las vas sanguíneas; es probable que ocurra esto último, pues antes de la migra a no se tiene ninguna sensación olfatoria subjetiva. As , por medio de los corpórea cavernosa, la nariz en cierto modo se orientara sobre los estímulos olfatorios del interior, como lo haría con los estímulos exteriores mediante la membrana de Schneider; se arruinara a raíz del cuerpo propio. Los dos caminos de contraer migraña, espontáneo y por olores tóxicos humanos, se equiparar aún entre s, en todo momento podrían sumar sus efectos. La inflamación de los órganos nasales de cantidad seria, según esto, una suerte de adaptación del órgano sensorial a consecuencia del estímulo interno más intenso, aún logo en el caso de los órganos sensoriales efectivos (cualitativos) a abrir desmesuradamente los ojos, acomodarlos, aguzar los o dos, etc. Quizá no ser a difícil trasladar esta concepción a las otras fuentes de migraña y estados mgraoides; pero todavía no veo cómo se podría hacer. En todo caso, lo más importante es comprobarlo en el tema principal. De esta manera, una multitud de oscuras y antiquísimas concepciones de la medicina cobran vida y vigencia.