Biografía Garma Ángel Nacido Ángel Juan Garma Zubizarreta (1904-1993)
Garma Ángel Nacido Ángel Juan Garma Zubizarreta (1904-1993) Psiquiatra y psicoanalista argentino
Nacido en Bilbao, Ángel Garma tenía cuatro años cuando sus padres dejaron España para instalarse en Buenos Aires, donde se produjo la tragedia que marcó toda su infancia y de la que no hablaba nunca: el padre, rico comerciante en porcelanas, fue asesinado a tiros de fusil en circunstancias misteriosas. Poco después la madre se casó con el hermano del marido muerto, como en la tradición del levirato. Garma fue entonces educado por su tío, convertido en padrastro, con las dos hermanastras, hijas de ese matrimonio. A los 17 años viajó a Madrid para realizar estudios de psiquiatría bajo la dirección de Gregorio Marañón. Frecuentó el Hospital de Ciempozuelos, donde trabajaba Miguel Sacristán (1887-1956), discípulo y amigo de Emil Kraepelin. A través de esa enseñanza se inició en la nosografía alemana y, en 1927, pasó un año en Tubinga, donde tuvo por maestro a Robert Gaupp (1870-1953), especialista en paranoia y autor del célebre Cas Wagner, en el cual se narraba el crimen delirante de un maestro de escuela que había asesinado a toda su familia. Un año más tarde, con una sólida formación en psiquiatría, Garma se instaló en Berlín, donde se cruzó con la aventura del Freudismo, del que pronto se convirtió en un defensor ferviente. Analizado por Theodor Reik en el marco del prestigioso Berliner Psychoanalytisches Institut (BPI), tuvo varios análisis de control: con Karen Horney, Otto Fenichel, e incluso el peligroso Jeno Harnik, afectado de paranoia. En 1932 se convirtió en miembro de la Deutsche Psychoanalytische Gesellschaft (DPG), después de haber presentado en el BPI un estudio sobre «La realidad y el ello en la esquizofrenia». No esperó que lo incorporaran a la DPG para abandonar Alemania y volver a Madrid en noviembre de 1931. Fue el primer Freudiano que practicó el psicoanálisis en España, a veces como terapeuta, a veces como didacta. Lo hizo durante cinco años. De allí su título de «primer psicoanalista español«. En tal carácter, chocó con la viva oposición del ambiente psiquiátrico madrileño, hostil a las teorías de Sigmund Freud. A pesar de las críticas, Garma publicó su primer libro, El psicoanálisis, la neurosis , y la sociedad, en las ediciones de la revista Archivos de neurobiología, realizando de tal modo una efímera irrupción en el saber psiquiátrico de la época, cerrado al psicoanálisis después de haber manifestado. un gran interés por la obra de Freud en el primer cuarto de siglo. Convertido en miembro de la Asociación de Neuropsiquiatría y de la Liga de Higiene Mental, tenía la intención (le fundar en Madrid la primera sociedad psiquiátrica española. Pero se lo impidió la guerra civil. En 1936 abandonó el país, para no volver nunca. Después de pasar por París, donde conoció a Celes Cárcamo, volvió a Buenos Aires y preparó activamente la creación de un grupo argentino. En 1942, junto a Enrique Pichon-Riviere, Marie Langer, Celes Cárcamo y Arnaldo Raskovsky, fundó la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), a la que consagró toda su vida, primero como principal didacta de la primera generación argentina, y después como formador de alumnos. Militó en el seno de la International Psychoanalytical Association (IPA) en favor del reconocimiento y agrupamiento federativo de todas las sociedades latinoamericanas. Interesado a la vez en la medicina psicosomática, la clínica de la psicosis y el sueño, para elaborar su obra se basó en la Ego Psychology y el kleinismo. Desde sus primeros trabajos tomó distancia respecto del Freudismo clásico, sosteniendo que la neurosis y la psicosis expresan un conflicto entre el yo y el ello que nutre al superyó. En consecuencia, los trastornos somáticos (úlceras, dolor de cabeza, etcétera) debían interpretarse como consecuencia de frustraciones o agresiones que el sujeto no logra superar porque, en su infancia, se vio obligado, bajo la presión del orden parental, a someterse a ellas en detrimento de su equilibro psíquico: de allí el masoquismo. Con el mismo enfoque, Garma revisó la doctrina Freudiana del sueño, restableciendo la idea del trauma. Formuló entonces la hipótesis de que los sueños son alucinaciones surgidas de situaciones traumáticas reprimidas o enmascaradas, el equivalente de una pesadilla permanente.