Biografía Glover Edward (1888-1972)
Glover Edward (1888-1972) Médico y psicoanalista inglés
Pionero del psicoanálisis en Gran Bretaña, a la vez conservador y rebelde, marginal y ortodoxo, Edward Glover, junto con Ernest Jones, fue el clínico más poderoso de la British Psychoanalytical Society (BPS), pero también el principal responsable de su estallido, pues él desencadenó en 1942 las Grandes Controversias que desembocarían en la división de la sociedad en tres grupos: los annaFreudianos, los kleinianos y los Independientes. Notable técnico de la cura, Glover manejaba el humor con ferocidad, y el idioma inglés con un verdadero don de comediante. Creó el concepto de núcleo del yo para definir el esquema conductal del lactante, ligado con los reflejos afectivos, y el de sexualización de la angustia, para designar un proceso de erotización, propio de la perversión, que permite anular los temores del self mediante una experiencia orgástica. Nacido en Lesmaagow, cerca de Glasgow, en una familia presbiteriana, fue un escolar «vacilante, rebelde, insolente y obstinado», antes de convertirse en médico, lo mismo que su hermano mayor, James Glover (1882-1926), a quien él admiraba y que era el preferido de sus padres. Por otra parte, Edward se interesó en la psiquiatría y la criminología por consejo de James. En 1920 viajó a Berlín para realizar su formación didáctica con Karl Abraham. Acababa entonces de perder a su primera esposa, después de dieciocho meses de matrimonio. Cuando el hermano murió accidentalmente en 1926, esto lo afectó tanto que cayó en una especie de melancolía. Le pidió entonces a Jones autorización para retomar sus tareas de secretario científico, que realizaba en el seno de la Asociación. Presidente primero del comité científico, en 1934 Edward Glover accedió al prestigioso puesto de secretario del comité de formación de la International Psychoanalytical Association (IPA), donde se mostró muy activo en la ayuda a los Freudianos que huían del nazismo. Junto con Jones, presidente de la BPS, aplicó una política conservadora en el interior de la sociedad, pretendiendo mantener el psicoanálisis al margen de las instituciones donde se practicaban diversas formas de psicoterapia, sobre todo la prestigiosa Tavistock Clinic. Esta actitud aislacionista le sería reprochada por los kleinianos, con los cuales estaba en conflicto permanente. En 1933, en su obra Guerra, sadismo , y pacifismo, su rigor lo llevó a interpretar los conflictos políticos en términos de neurosis, y a preconizar, para evitar la guerra, el psicoanálisis masivo de los diplomáticos, y el reconocimiento oficial por los Estados del carácter psicopatológico de la guerra en sí. Criticado por Otto Fenichel, quien le reprochó que «psicologizara» el ámbito de las luchas sociales y económicas, atacó violentamente a la «izquierda Freudiana», acusándola de querer anexar el psicoanálisis al marxismo y al comunismo. Entusiasmado primeramente por las innovaciones kleinianas, las rechazó del mismo modo radical en 1933, a partir del momento en que, convertido en analista de Melitta Sclhideberg, abrazó la causa de la rebelión de esta paciente contra su madre. Llamó entonces «especulación estéril» a las hipótesis kleinianas sobre la psicosis infantil, sosteniendo que no se las podía considerar validadas mientras no se demostrara que se aplicaban también a los adultos. Estas reservas tenían un objetivo preciso: en efecto, para Glover se trataba de mantener el ámbito de la psicosis bajo el dominio de los analistas médicos, y de bloquear el camino a la influencia que Melanie Klein (quien no tenía formación médica) comenzaba a tener sobre la BPS a través de sus discípulos. Pero Glover no era sólo un estratega. Tenía también la pasión del psicoanálisis, y sufría sinceramente al verlo atascarse en la rigidez del dogma kleiniano. Por ello elaboró un «Cuestionario sobre la técnica», para comprender lo que sucedía en la cabeza de los psicoanalistas cuando se acusaban recíprocamente de todas las torpezas, blandiendo los conceptos Freudianos a diestro y siniestro. En plena guerra mundial puso en el orden del día la evaluación de las tesis kleinianas en el seno de la BPS. Ése fue el inicio de las Controversias, que lo marcaron irremisiblemente. Desde 1935, no cesó de tratar a Melanie Klein de «cismática» y «desviacionista», de acusarla de no ser ya Freudiana, y de denunciar la idolatría de sus discípulos respecto de ella. Con ese combate trataba de defender, no a los annaFreudianos, ni siquiera a la propia Anna Freud, a quien consideraba incapaz de retomar la antorcha del «verdadero» psicoanálisis, sino una especie de utopía. En efecto, soñaba con el viejo mundo vienés, ya enterrado, y combatía a la burocracia de la IPA, que había terminado por excluir la autenticidad del análisis didáctico: «Los sistemas de formación -dijo en 1956- se habían convertido en una forma de poder político, apenas disfrazada con racionalizaciones…» En febrero de 1944 renunció a la BPS, prediciéndole un futuro lúgubre bajo el reinado de un kleinismo y un poskleinismo que él calificaba de «Junguismo», rótulo infamante a sus ojos. No obstante, siguió siendo miembro de la IPA a través de una afiliación a la Société suisse de psychanalyse (SSP), lo que le permitió conservar sus funciones de secretario de la IPA. No contento con perseguir con sus invectivas a Melanie Klein, en 1944, en el curso de emisiones radiofónicas, no vaciló en criticar la famosa selección mediante los tests de aptitudes (puestos a punto sobre todo por John Rickman), que habían trastornado la psiquiatría inglesa durante la guerra. Consideraba que esos métodos eran impracticables en tiempos de paz, subrayando que no se basaban en criterios capaces de determinar las competencias profesionales de un sujeto «normal», funcionario u obrero de fábrica: Los psiquiatras del ejército se hacen ahora los sabiondos -dijo- [ … ]. Una medida de precaución podría ser someterlos a un curso de rehabilitación (como se llaman estos cursos cuando ellos los aplican a otros), para hacerles recuperar una perspectiva correcta en cuanto a los derechos de los civiles. Sin defensas adecuadas, este sistema bien podría llevar en sí los gérmenes del nazismo.» Glover no se equivocaba. El test de selección, ingenuamente aplicado por John Rickman en 1946 en el marco de la comisión de investigación de la IPA encargada de evaluar las degradaciones de la personalidad en los psicoanalistas alemanes colaboradores de Matthias Heinrich Göring, permitió considerar al ex nazi Werner Kemper perfectamente apto para el ejercicio del psicoanálisis didáctico. Habiendo provocado de tal modo un escándalo en la BPS, al atacar de manera iconoclasta tanto al inmovilismo annaFreudiano como al sectarismo kleiniano y su más hermoso florón (la sacrosanta psiquiatría militar y su batería empírica de tests y mediciones), Glover se volcó hacia lo que en realidad más le interesaba a él, el rebelde ortodoxo, Ya copresidente desde veinticinco años antes del Institute for the Scientific Treatment of Delinquency, se dedicó en adelante a la rehabilitación de drogadictos y criminales. En 1963 fue designado presidente del comité científico del gran Instituto de Criminología de Londres. Cuando murió Melanie Klein, él le rindió homenaje, como si el furor que había puesto de manifiesto mientras ella vivía no hubiera sido más que el signo de una herida secreta. Sin ninguna duda, la actitud cáustica de este hombre es inseparable de la tragedia que ensombreció su vida después del nacimiento de su hija, en 1926, afectada de trisomía. Era su hija única, y la llevaba a todas partes con él, a los viajes y a los Congresos de la IPA. En el período de entreguerras, la niña asistió junto a Glover a las feroces disputas que oponían a las diferentes corrientes de la escuela inglesa, acerca de la manera de atender y cuidar a los niños psicóticos y discapacitados.