Biografía Mitsherlich Alexander (1908-1982)
Mitsherlich Alexander (1908-1982) Médico y psicoanalista alemán
Intelectual de izquierda y médico psicosomático (psicosomática), fundador de la prestigiosa revista Psyche, iniciador de una prolongada reflexión sobre el nazismo y el psicoanálisis, Alexander Mitscherlich fue el gran renovador del Freudismo en la Alemania derrotada de la década de 1950, cuando comenzaban a expandirse numerosas escuelas de psicoterapia y la política de Ernest Jones consistía en reincorporar a la International Psychoanalytical Association (IPA) a los ex colaboradores del Göring-Institut. En este sentido, por sus numerosos trabajos y su inconformismo, él ocupó en la tercera generación psicoanalítica mundial un lugar comparable a los de Heinz Kohut en los Estados Unidos, Wilfred Ruprecht Bion en Gran Bretaña o Marie Langer en la Argentina. Nacido en Múnich, Mitscherlich era el hijo único de un ingeniero químico, a su vez heredero de un largo linaje de químicos célebres, en particular Eilhard Mitscherlich (1794-1863), que había descubierto el isomorfismo de los cristales. Las relaciones entre Alexander y su padre Harbord fueron difíciles y angustiosas: «Mi padre -escribió él en su autobiografía- era un alemán nacionalista y reaccionario que negaba todo lo que fuera nuevo, pero sin aportar soluciones para la nueva realidad política». Educado con principios autoritarios y rígidos, muy pronto Alexander impugnó las opiniones paternas apoyándose en la madre, una mujer alegre y amante de los placeres de la vida. En 1928, en la Universidad de Múnich, se orientó hacia la historia, bajo la dirección de un profesor judío, Paul Johachirnsen. Al realizar una investigación sobre la imagen de Lutero en la historiografía alemana, descubrió que este personaje tenía tantos rostros distintos como biógrafos. Hacia esa época se interesó por la obra Freudiana, al leer Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, y se hizo amigo del escritor Ernst Jünger, cuyas opiniones derechistas compartió durante algún tiempo. En 1932, a la muerte de Johachimsen, el sucesor de este último, Karl Alexander von Müller, que se negaba a apadrinar a los estudiantes que habían tenido un profesor judío, impidió que Mitscherlich obtuviera su doctorado. El joven abandonó entonces la universidad, se instaló en Berlín con su primera esposa y su hija, y abrió una librería, mientras iniciaba estudios de medicina. En el círculo de Jünger conoció a Ernst Niekisch, quien dirigía un grupo de estudiantes «nacional-bolchevique». La llegada del nazismo al poder lo obligó a cerrar la librería, a abandonar Alemania y a refugiarse en Zurich, donde la esposa tuvo otros dos hijos: una niña y un varón. En 1937 volvió a Múnich para ayudar a Niekisch, y fue arrestado por la Gestapo y encarcelado durante ocho meses. Una vez liberado, tuvo la suerte de pasar el resto de los años de la guerra como asistente de Viktor von Weiszücker en la clínica de Heidelberg, donde conoció a Karl Jaspers (1883-1969), quien vivía en una situación de «exilio interior» desde su destitución en 1937: «Mitscherlich -escribe Jacques Le Rider- hizo la amarga experiencia de la resistencia obtusa al psicoanálisis de la que daba prueba un gran mandarín de la universidad alemana. A pesar de sus prolongadas discusiones, no pudo convencerlo de que corrigiera los juicios sumarios que aparecían en su Psicopatología general sobre la teoría Freudiana.» En 1945, después de un segundo matrimonio y el nacimiento de otro hijo, el ejército norteamericano de ocupación designó a Mitscherlich ministro de Salud y Alimentación en el Land Rhin-Sarre. Dejó muy pronto ese puesto, después de un conflicto con las autoridades francesas, que habían reemplazado a los norteamericanos y cuyos métodos él desaprobaba. Un año después asistió en Nuremberg al proceso de los médicos acusados de crímenes de guerra y contra la humanidad. Ante todas esas atrocidades, decidió dedicarse a la creación de una nueva medicina humanista, desembarazada de cualquier tecnología coactiva del cuerpo y el espíritu. De allí su interés por la psicosomática, método que aspira a llevar al sujeto, con la ayuda del médico, a establecer un vínculo entre su ser y el soma. Por las mismas razones, se consagró a una vasta reflexión sobre el pasado nazi de Alemania. Estas dos orientaciones hicieron de él un marginal en el ambiente médico y universitario, y un pensador célebre en su país y en el extranjero por su coraje y la originalidad de sus trabajos. En Suiza conoció a quien iba a ser su tercera mujer y su principal colaboradora: Margarete Nielsen. Médica de origen danés, ella había recibido su formación psicoanalítica en Londres, en el diván de Michael Balint. Esta mujer llevó a Mitscherlich a interesarse aún más por el Freudismo, en particular por los trabajos de la escuela inglesa. Juntos fundaron en 1947 la revista Psyche, que durante cuarenta años sería el único lugar de expresión del psicoanálisis en un país vaciado de su potencial creativo por la emigración masiva de los judíos Freudianos en 1935. Al principio se trató de una revista de psicología de las profundidades y antropología, pero progresivamente, bajo la influencia de Mitscherlich, analizado en Londres por Paula Heimann, se transformó en una revista de psicoanálisis y psicoanálisis aplicado. Fundador en 1950 de la clínica psicosomática de Heidelberg, profesor ocho años más tarde en la universidad, fundador en 1960 del Sigmund Freud Institut de Francfort, donde elaboró sus reflexiones sobre la Alemania de posguerra, iniciador finalmente de una nueva edición alemana de las obras de Sigmund Freud (los Studienausgabe), Mitscherlich salvó el honor del psicoanálisis en su país al adherir a la Deutsche Psychoanalytische Vereinigung (DPV), afiliada a la International Psychoanalytical Association (IPA), y después estableciendo vínculos estrechos con los filósofos de la Escuela de Francfort, y reuniendo en su revista a las firmas más prestigiosas de la diáspora Freudiana exiliada en los cuatro puntos cardinales. En 1970 emitió un juicio muy pesimista sobre la situación del Freudismo en Alemania Occidental, llegando a acusar a sus compatriotas de desconocer por completo la nueva doctrina: «Seamos claros y hablemos sin disimulos: esta ciencia del psicoanálisis fundada por Freud ha seguido siendo inaccesible y extraña a los alemanes -no digo sólo al gran número, a la mayoría de los alemanes; no, a los alemanes a secas, que han desarrollado contra ella una antipatía colectiva de la que se han jactado durante mucho tiempo». En su libro sobre la sociedad sin padres, publicado en 1963, se interesó por el debilitamiento de las función paterna en las sociedades occidentales, sumándose así, a su manera, a las preocupaciones de Jacques Lacan y la escuela kleiniana, es decir, de la tercera generación psicoanalítica. En 1967, en El duelo imposible, se entregó a una especie de psicohistoria, analizando, a través de la exposición de los trastornos psicosomáticos de ciertos pacientes, la represión colectiva de los recuerdos del Tercer Reich en la República Federal Alemana. El libro provocó un escándalo, tanto más cuanto que al año siguiente Mitscherlich respaldó al movimiento estudiantil rebelado contra la sociedad de consumo. En 1970 fue incluso más lejos, al denunciar la brutal represión policial y estatal que se abatía sobre los jóvenes estudiantes convertidos en terroristas. No veía en ella más que odio e intolerancia. Afectado de la enfermedad de Parkinson, luchó hasta el fin, a pesar de su pesimismo y su depresión, y murió en la cima de su gloria, rodeado de respeto.