Hacia 1923 Freud utilizó el concepto identidad en relación a las identificaciones proyectivas que realiza el sujeto en el devenir de su existencia, igualmente insistió en la relevancia de la imagen corporal como identificación para la formación del yo.
Posterior a esto Heimann en el año 1942 afirma que la identidad seria el conjunto de capacidades, talentos, deseos, impulsos, fantasías, emociones y capacidades que posee el individuo, todas estas formaciones psíquicas que posibilitan que el sujeto se sienta como integrado y a la vez que existe algo propio y único de él, esto es lo que denomina identidad.
Hartmann hacia 1950 avanza en la elaboración del concepto y realiza una diferenciación entre lo que el denomina self y lo que nombra como yo. El primer término se referiría a un concepto referido al si mismo, a su vez el yo sería un sistema psíquico organizado, el cual no es semejante al concepto de personalidad o al de individuo, y tampoco es un símil a la noción de sujeto como opuesta a la de objeto. De esta manera el concepto de identidad seria referido más al de self que al de yo.
Filloux se refiere al concepto de personalidad, que para él es un sinónimo de identidad, como la configuración y organización particular que toman los sistemas y mecanismos responsables de la conducta del individuo a través de su historia de vida.
En el año 1961 Wisdom publica un trabajo en el cual existen objetos externos que en lo real rodean al sujeto, estos objetos son introyectados y mediados por las relaciones objetales internas ya establecidas; esta dinámica es la que mantiene al sujeto en un constante cambio y que lo lleva a establecer la identidad.
Hacia el año de 1962, la autora Melanie Klein desarrolla el concepto de self como una representación que se instaura en el yo, y es desde la diferenciación y permanencia de estas representaciones que depende el sentimiento de identidad.
Jacobson hacia el año de 1964 y tomando como base las aseveraciones realizadas por Hartmann, desarrolla aun más el concepto trabajado por este autor de self, indicando que este abarca a “la persona total del individuo”, al cuerpo la organización psíquica y sus partes.
H. Segal en 1965 retoma conceptos kleinianos, afirmando la existencia de dos tipos de identificaciones: la identificación introyectiva y la identificación proyectiva. La llamada
identificación introyectiva es una consecuencia de la introyección del objeto en el yo y a su vez la identificación proyectiva es el efecto de la proyección de partes del propio self en un objeto.