El análisis de los sueños
Los sueños muestran todas las transiciones hacia la vigilia y contaminación con procesos y normales; no obstante, se puede espigar fácilmente lo genuinamente onírico.
1. Los sueños están privados de descarga motriz, así como, las más de las veces, de elementos motores. En el sueño uno está paralizado.
La explicación más cómoda de este carácter es la ausencia de la preinvestidura espinal por cese de la descarga f . La excitación motriz no puede sobrepasar la barrera [ ? ] con neuronas no investidas. En otros estados oníricos, el movimiento no está excluido. No es el carácter más esencial del sueño.
2. Los enlaces oníricos son en parte unos contrasentidos {widersinnig}, en parte son imbéciles {schwachsinnig), o aun carentes de sentido {sinnlos}, de una rara locura.
Este último carácter se explica por el hecho de que en el sueño, como primariamente en la vida psíquica en general, gobierna la compulsión a asociar. Al parecer, dos investiduras presentes de manera simultánea tienen que ser puestas en conexión. He recopilado cómicos ejemplos sobre el imperio de esa compulsión en la vigilia. (P. ej., unos provincianos presentes en la barra de la Cámara de Diputados francesa cuando el atentado [una bomba], extrajeron la conclusión de que ahí tenían por costumbre disparar un tiro como signo aprobatorio tras cada buen discurso de un diputado.)
Los otros dos caracteres, en verdad idénticos, prueban que una parte de las experiencias psíquicas se ha olvidado. De hecho, están olvidadas todas las experiencias biológicas que de ordinario inhiben al proceso primario, y ello debido a la falta de investidura yoica. Es probable que corresponda reconducir a este mismo carácter el a-sentido y la a-lógica {Unsinnigkeit, Unlogik} del sueño. Unas investiduras y no recogidas se nivelan en parte siguiendo sus facilitaciones más próximas, y en parte siguiendo las investiduras vecinas. Sí la descarga del yo fuera completa, se dormiría sin sueños.
3. Las representaciones oníricas son de índole alucinatoria, despiertan conciencia y hallan creencia.
He ahí el carácter más sustantivo del dormir. De igual modo se presenta en el adormecimiento alternante [con la vigilia]: uno cierra los ojos y alucina, los abre y piensa con palabras. Existen varias explicaciones para la naturaleza alucinatoria de las investiduras oníricas. En primer lugar, se podría suponer que la corriente desde f hacia la motilidad ha impedido [en la vigilia] una investidura retrocedente de las neuronas f desde y; con el cese de esta corriente, f es investido en sentido retrocedente, y así está dada la condición de cualidad. Sólo arguye contra esto considerar que, a semejanza de lo que ocurre con la motilidad, las neuronas f deben estar protegidas, por su no-investidura, de la investidura desde y . Es característico del dormir que invierta aquí toda la relación, cancele la descarga motriz de y y posibilite la retrocedente hacia f . Uno podría inclinarse a atribuir aquí el papel decisivo a la gran corriente-descarga de la vigilia, que va de f a la motilidad. En segundo lugar, uno podría recurrir a la naturaleza del proceso primario y consignar que el recuerdo primario de una percepción es siempre una alucinación y que sólo la inhibición por el yo ha enseñado a no investir nunca una imagen-percepción de tal modo que se pueda trasferir sobre f en sentido retrocedente. Y a raíz de ello se podría consignar, para facilitar aquel supuesto, que la conducción f-y se cumple en todo caso más fácilmente que la conducción y-f , de suerte que aunque una investidura y de una neurona sobrepasara en mucho la investidura-percepción de la misma neurona, no por ello sólo habría conducción retrocedente. Además, en favor de esta explicación aboga la circunstancia de que en el sueño la vividez de la alucinación está en relación directa con la significatividad {Bedeutung; «valor psíquico»}, o sea, con la investidura {Besetzung} cuantitativa de la representación de que se trata. Esto indica que es Q lo que condiciona la alucinación. Si en la vigilia llega una percepción de f , por investidura y (interés) ella sin duda se volverá más nítida, pero no más vívida; no cambia su carácter cuantitativo.
4. El fin y sentido de los sueños (al menos de los normales) se puede establecer con certeza. Son cumplimientos de deseo vale decir, procesos primarios siguiendo las vivencias de satisfacción, y si no se los discierne como tales, sólo se debe a que el desprendimiento de placer (reproducción de huellas de descarga de placer) es en ellos pequeño, porque en general trascurren casi sin afectos (sin desprendimiento motor). Sin embargo, esta su naturaleza es muy fácil de comprobar. De ahí, justamente, yo deduciría que la investidura-deseo primaria fue también de naturaleza alucinatoria.
5. Es notable la mala memoria que se tiene para los sueños y su escasa nocividad por comparación con otros procesos primarios. Pero esto se explica fácilmente, porque las más de las veces los sueños andan por facilitaciones antiguas, vale decir, que no producen ninguna alteración; porque las vivencias f son apartadas de ellos, y porque, a causa de la parálisis de la motilidad [los sueños] no dejan huellas de descarga como secuela.
6. Es interesante, además, que la conciencia en el sueño brinde cualidad de manera tan imperturbada como en la vigilia. Esto muestra que conciencia no es inherente al yo, sino que puede añadirse a todos los procesos y . Nos advierte, además que no hemos de identificar procesos primarios con procesos inconcientes. ¡Dos indicaciones inapreciables para lo que sigue!
Si, en caso de haberse conservado memoria de un sueño, se inquiere a la conciencia por el contenido que tuvo, se averigua que el significado de los sueños como cumplimientos de deseo es ocultado por una serie de procesos y , todos los cuales se reencuentran en las neurosis y caracterizan la naturaleza patológica de estas