El sueño de los abejorros
Contenido del sueño
Se acuerda de que tiene en una cajita dos abejorros a los que debe dejar en libertad, pues de lo contrario se asfixiarán. Abre la cajita, los abejorros están totalmente agotados; uno se vuela por la ventana abierta pero el otro es aplastado por una hoja de la ventana en el momento en que ella la cierra, como alguien le demandó hacerlo (manifestaciones de asco). Análisis Su marido está de viaje, y su hija de catorce años duerme junto a ella en la misma cama. La pequeña le hizo notar al anochecer que una polilla había caído en su vaso de agua; pero desiste de rescatarla, y a la mañana lamenta la suerte del pobre animalito. En su lectura de esa noche se contaba de unos chicos que arrojaron un gato en agua hirviente, y se describían las contorsiones del animal. Estas son las dos ocasiones del sueño, en sí indiferentes. El tema de la crueldad hacia los animales la ocupa más. Hace unos años, su hija, en una residencia de verano que tuvieron en cierta comarca, se mostró muy cruel con los bichos. Reunió una colección de mariposas y le pidió arsénico para matarlas. Una vez se dio el caso de una mariposa nocturna que revoloteó todavía largo rato por la habitación, el cuerpo atravesado por un alfiler; otra vez, unos gusanillos que había guardado para ver su metamorfosis se le murieron de hambre. Esta misma niña, en edad todavía más tierna, arrancaba las alas a abejorros y mariposas; hoy le espantarían esas acciones crueles, tanto se ha vuelto de buen corazón. Esta contradicción le da que hacer. Recuerda otra contradicción, la que hay entre aspecto e interioridad, tal como se la figura en Adam Bede, de [George] Eliot. Una muchacha hermosa, pero fatua y enteramente estúpida, y junto a ella una muchacha horrible, pero noble. El aristócrata que seduce mozuelas; el obrero de sentimientos nobles, y que así se comporta. Nada de eso se ve en el aspecto de la gente. ¿Quién podría ver en ella que la atormentan deseos sensuales? El mismo año que la pequeña reunió su colección de mariposas, se abatió sobre aquella comarca una plaga de abejorros. Los niños se enfurecían con los insectos y los aplastaban cruelmente. Vio esa vez a un hombre que arrancaba las alas a los abejorros y después les comía el cuerpo. Ella misma nació en mayo, y también en mayo se casó. Tres días después de la boda escribió a casa de sus padres una carta donde les decía cuán feliz era. Pero en modo alguno era feliz. La tarde anterior al sueño había estado revolviendo cartas viejas y leyó a los suyos algunas, serias unas y cómicas otras; así, una extremadamente ridícula de un profesor de piano que le hizo la corte de muchacha, y también la de un pretendiente aristocrático. Se reprocha que haya caído en manos de una de sus hijas un libro «malo» de Maupassant. El arsénico que su hija le demandaba le trae a la memoria las píldoras de arsénico que en Le Nabab [de Daudet] devuelven el vigor juvenil al duque de Mora. En cuanto a «dejar en libertad», se le ocurre este pasaje de La flauta mágica: «No puedo obligarte a que me ames, pero está en mi mano negarte la libertad». Sobre los «abejorros», lo que dice Käthchen: «Estás enamorado de mí como un abejorro» Y en medio de esto, Tannhäuser: «Porque tú, animado de un maligno placer… ». Vive en angustia y cuidado por su marido ausente. El temor de que le suceda en el viaje alguna desgracia se exterioriza en innumerables fantasías diurnas. Poco antes había descubierto en sus pensamientos inconcientes, durante el análisis, una queja por la «senilidad» de su marido. El pensamiento-deseo que este sueño encubre se discernirá quizá mejor si cuento que varios días antes del sueño se espantó de pronto, mientras hacía sus tareas, al oírse dirigir este imperativo a su marido: «¡Ahórcate!». Era que horas antes había leído en alguna parte que a los ahorcados les sobrevenía una poderosa erección. Y fue el deseo de esta erección lo que retornó de lo reprimido con esta vestidura que movía a espanto. «¡Ahórcate!» significa tanto como «¡Procúrate una erección a cualquier precio!». Las píldoras de arsénico del doctor Jenkins en Le Nabab armonizan con esto; pero la paciente también sabe que el afrodisíaco más poderoso, la cantaridina, se prepara aplastando unos abejo rros (las llamadas «moscas de España»). Este es el sentido al que apunta el elemento principal del contenido onírico. El abrir o cerrar la ventana es motivo de permanente querella con su marido. Ella es, para dormir, aerófila, y él aerófobo. El agotamiento es el principal síntoma de que se había quejado por esos días. En los tres sueños que acabo de comunicar he destacado, con las bastardillas, los lugares en que un elemento del sueño reaparece en los pensamientos oníricos, a fin de hacer patente la múltiple pertenencia del primero. Pero como en ninguno de estos sueños el análisis se lleva hasta el final, bien vale la pena que nos volvamos hacia un sueño cuyo análisis hayamos comunicado con detalle, a fin de mostrar en él la sobredeterminación del contenido del sueño. Escojo para ello el sueño de la inyección de Irma. En este ejemplo advertiremos sin dificultad que en la formación de los sueños el trabajo de condensación no se sirve de un medio único sino de varios. La persona principal del contenido onírico fue mi paciente Irma, a quien vi con todos los rasgos que le pertenecen en la vida real; por tanto, en primer término se «figura a ella mismo.. Pero la situación en que yo la examino junto a la ventana está tomada de la reminiscencia de otra persona, aquella dama por quien querría permutar a mi paciente, según muestran los pensamientos oníricos. En la medida en que Irma presenta una placa difterítica, que me lleva a recordar el cuidado que me inspiró mí hija mayor, ella figura también a esta hija mía, tras la cual, enlazada por la identidad del nombre, se oculta la persona de una paciente que murió por intoxicación. En el discurrir del sueño va cambiando el significado de la personalidad de Irma (pero sin que se modifique la imagen suya que veo en el sueño): se convierte en uno de los niños que examinamos en el consultorio externo del instituto pediátrico, y que fue motivo para que mis amigos mostraran la diversidad de sus disposiciones espirituales. Esa transición, es evidente, se vio facilitada por la representación de mi hijita. Debido a su renuencía en abrir la boca, esta misma Irma pasa a aludir a otra señora que yo examiné una vez, y además, en el mismo contexto, a mi propia mujer. Y en las alteraciones patológicas que descubro en su garganta también he reunido alusiones a una serie de otras personas. Todas estas personas a que llego pesquisando a «Irma» no aparecen en el sueño en su figura propia; se ocultan tras la persona onírica «Irma», que así es constituida como una imagen de acumulación {Sammelbild}, dotada por cierto de rasgos contradictorios. I rma deviene la subrogada de estas otras personas sacrificadas en el trabajo de condensación, en la medida en que hago que ocurra en ella todo lo que, rasgo por rasgo, me recuerda a esas personas. Hay otro modo por el que puedo crearme una persona de acumulación a los fines de la condensación onírica: reuniendo rasgos actuales de dos o más personas en una imagen onírica. De tal suerte se engendró el doctor M. de mi sueño: lleva el nombre del doctor M., habla y actúa como él; sus características corporales y su dolencia son las de otra persona, mi hermano mayor; un rasgo singular, la palidez del rostro, está determinado doblemente, puesto que en la realidad es común a ambas personas. Una persona mixta {Mischperson} similar a la mencionada es la del doctor R. del sueño sobre mi tío. Pero aquí la imagen onírica se preparó de otro modo. No reuní rasgos pertenecientes a uno con los del otro, suprimiendo para ello ciertos rasgos de la imagen mnémica de ambos; adopté el procedimiento mediante el cual Galton producía sus retratos de familia, a saber, proyectando las dos imágenes una sobre la otra; de ese modo; los rasgos comunes cobran realce, y los discordantes se borran y se vuelven desdibujados en la imagen. En el sueño sobre mi tío se realza la barba dorada como rasgo destacado de un rostro que pertenece a dos personas y es por tanto borroso. Además, ese rasgo contiene una alusión a mi padre y a mí mismo, por intermedio del encanecimiento ` La creación de personas de acumulación y de personas mixtas es uno de los principales recursos Con que trabaja la condensación onírica. Pronto se nos ofrecerá la ocasión de tratarlo en otro contexto. La ocurrencia de la «disentería» en el sueño de la inyección también está determinada de manera múltiple, de un lado por la homofonía con «difteria» , y del otro por la relación con el enfermo que envié al Oriente y cuya histeria despistó al médico. Un caso interesante de condensación resulta también la mención de «propileno» en ese mismo sueño. Los pensamientos oníricos no contenían ‘«propileno», sino «amilo». Podría creerse que aquí se ha producido un simple desplazamiento en la formación del sueño. Y así es, sólo que ese desplazamiento sirve a los fines de la condensación, como lo muestra la siguiente anotación mía sobre el análisis del sueño: si mi atención se demorase otro poco sobre la palabra «propileno», se me pasaría por la cabeza la homofonía con la palabra «propileo». Ahora bien, los propíleos no se encuentran sólo en Atenas, sino también en Munich. En esta ciudad examiné, un año antes del sueño, a un amigo entonces gravemente enfermo, cuya mención en el sueño es inequívoca por la trimetilamina que sigue al propilcio. Paso por alto la llamativa circunstancia de que aquí, como en otros análisis de sueños, se aprovechan para la conexión de pensamientos asociaciones de la valencia más dispar como si tuvieran igual valor, y cedo a la tentación de representarme de una manera por así decir plástica el proceso de la sustitución del amilo en los pensamientos oníricos por el propilo en el contenido onírico. Por un lado tenemos el grupo de representaciones en torno de mi amigo Otto, quien no me entiende, no me da la razón y me obsequia un licor que hiede a amilo; por el otro, y ligado por oposición, el de mi amigo de Berlín [Wilhelm Fliess], quien me entiende, me daría la razón y a quien debo tantas comunicaciones valiosas, también sobre la química de los procesos sexuales. Lo que del grupo Otto ha de excitar particularmente mi atención viene comandado por las ocasiones recientes, excitadoras del sueño; el amilo pertenece a estos elementos destacados, predestinados al contenido onírico. El rico grupo de representaciones «Wilhelm» es animado directamente por oposición a Otto, y dentro de él se convoca a los elementos consonantes con los ya suscitados en Otto. En todo este sueño recurro, en contra de una persona que se ha atraído mi mala voluntad, a otra que yo puedo oponerle según mi deseo; invoco rasgo por rasgo al amigo contra el opositor. Así, el amilo relativo a Otto despierta en el otro grupo reminiscencias que también pertenecen al círculo de la química; la trimetilamina, que recibe apoyo de muchas partes, llega al contenido onírico, También «amilo» podría alcanzar sin cambio alguno el contenido onírico pero sufre la influencia del grupo «Wilhelm», puesto que de todo el conjunto de reminiscencias que este nombre evoca se escoge un elemento que puede proporcionar una determi nación doble para amilo. En la proximidad de amilo se encuentra, proclive a la asociación, «propileno»; y del círculo de «Wilhelm» le conviene Munich con los propileos. En propilo-propileos se encuentran los dos círculos de representaciones. Entonces, este elemento intermediario es el que llega al contenido del sueño como por un compromiso. Así se ha creado algo común intermediario que admite determinación múltiple. En ello tenemos la prueba palmaria de que la determinación {determinismo} múltiple tiene que facilitar el acceso [de un elemento] al contenido del sueño. Y a los fines de esa formación intermediaria se cumplió subrepticiamente un desplazamiento de la atención desde lo mentado propiamente hasta algo que le es próximo en la asociación. El estudio del sueño de la inyección ya nos permite obtener cierto panorama sobre los procesos de la condensación durante la formación de los sueños. Como particularidades del trabajo de condensación pudimos reconocer la elección de elementos que están presentes de manera múltiple en los pensamientos oníricos, la formación de nuevas unidades (personas de acumulación, productos mixtos) y la producción de elementos comunes intermediarios. ¿Para qué sirve la condensación y por qué razón se la procura? He ahí preguntas que sólo podremos hacernos cuando nos propongamos aprehender en su trabazón los procesos psíquicos que operan en la formación de los sueños. Por ahora démonos por satisfechos comprobando que la condensa~ión onírica es una notable relación entre pensamientos oníricos y contenido del sueño. El trabajo de condensación del sueño se muestra con la máxima evidencia cuando ha escogido como objetos palabras y nombres. Las palabras son manejadas por el sueño con la misma frecuencia que las cosas, y experimentan idénticas urdimbres que las representaciones-cosa del mundo. Cómicas y raras creaciones léxicas son el resultado de tales sueños. I Cierta vez un colega me envió un ensayo del que era autor, en que a mi juicio concedía importancia excesiva a un descubrimiento fisiológico reciente y, sobre todo, trataba el asunto con expresiones hiperbólicas; la noche siguiente soñé con una frase que sin duda se refería a ese tratado: «Es un estilo verdaderamente «norekdal»». La resolución de ese producto léxico me resultó trabajosa al comienzo; era indudable que se había creado parodiando superlativos como «colosal, piramidal»; pero no era fácil señalar su origen. Por fin el engendro se me separó en los dos nombres de Nora y Ekdal, tomados de dos conocidos dramas de lbsen(350). En un periódico había leído yo antes un ensayo sobre lbsen, del mismo autor cuya última obra criticaba en el sueño. II Una de mis pacientes me comunica un breve sueño que acaba en una disparatada combinación léxica. Asiste con su marido a una fiesta campestre, y dice: «Esto terminará en un «Maistollmütz» general». Con relación a esto, el sueño trae la vaga idea de que sería un plato hecho con maíz, una suerte de polenta. El análisis separa la palabra en Mais {maíz} – toll {loco} – mannstoll {ninfómana} – Olmütz [ciudad de Moravia], fragmentos todos que se reconocen como restos de una conversación que mantuvo estando a la mesa con sus parientes. Tras maíz se ocultan, además de la alusión a la Exposición del jubileo que acaba de inaugurarse, las palabras: Meissen (una figura de porcelana de Meissen [Dresde], que representa un pájaro), miss (la institutriz inglesa de sus parientes había viajado a Olmütz), mies = asqueroso, malo, empleado con intención burlesca en la jerga judía; y una larga cadena de pensamientos y de anudamientos parte de cada una de las sílabas de esta palabra compuesta.