PSICOLOGÍA Y PEDAGOGÍA, PIAGET: PRIMERA PARTE, CAPÍTULO I, LA EVOLUCIÓN DE LA PEDAGOGÍA (los institutos de investigación)

LOS INSTITUTOS DE INVESTIGACIÓN
Con razón se ha buscado remedio a las diferentes situaciones que acabamos de
describir, en primer lugar, en la creación de institutos de investigación pedagógica,
que se han multiplicado en el curso de los últimos años. Este movimiento se ha
generalizado lo suficiente como para que la Oficina Internacional de Educación
haya podido emprender una encuesta comparativa sobre el tema y ponerla a
discusión en una de las conferencias internacionales de Instrucción pública.
Pueden distinguirse tres tipos distintos de estos institutos: las academias de
ciencias pedagógicas, que tienen un puesto de honor en las repúblicas populares
del Este, los institutos de ciencias de la educación o departamentos de educación
ligados a las universidades, como facultades, departamentos o institutos
interfacultades, y los centros, oficiales o no, de investigaciones independientes de
academias y universidades (museos pedagógicos, etc.)
.
Las academias pedagógicas constituyen un modelo de organización de
investigaciones con amplia financiación estatal y suficiente autonomía para los
investigadores en los detalles de sus trabajos (los investigadores apenas
encuentran otra interferencia que la obligación, bastante corriente, de presentar
planes de investigación con alcance de varios años, lo que, dada la imprevisión de
la investigación, presenta a menudo un aspecto un tanto artificial). El número de los
psicólogos dedicados a la infancia, que disponen de un laboratorio y ayudantes, es
considerable, y esto conduce a una colaboración bastante estrecha en las
particularidades de los problemas pedagógicos. Por ejemplo, hemos visto en
Moscú los resultados de investigaciones que consisten en tomar medidas
perceptivas (constancias, etc.) en situaciones de actividad y juego para luego
compararlas con medidas procedentes de otros contextos, con el fin de demostrar
los efectos de la acción y el interés sobre la misma percepción. La elección de un
tema tal testimonia la preocupación por la relación con problemas generales
importantes para la pedagogía y una cierta independencia con respecto a las
aplicaciones inmediatas que limitaron el campo de las investigaciones.
Pero,
además, está claro que se tiene a los educadores al corriente de los resultados
obtenidos en un considerable número de otras investigaciones sobre las mismas
particularidades de problemas de enseñanza. En general, los interesados están
satisfechos de esta organización y las adaptaciones deseadas se reducen
principalmente a dos: coordinación entre los trabajos de las academias y los de las
universidades y coordinación entre la práctica de la investigación y la formación de
los docentes, que siguen siendo confiada a institutos pedagógicos distintos de los
centros de investigación.
El segundo tipo de institutos de investigación es el de las universidades, donde los
profesores encargados de enseñar las diferentes ramas de la pedagogía están
obligados a organizar investigaciones tanto como a dar los cursos. Una tendencia
bastante extendida hace algunos años era la de crear en algunas universidades
facultades de Pedagogía” junto a las de Letras, Ciencias o Ciencias sociales, etc.
Pero los conocidos inconvenientes del sistema de facultades (que tiende a recluir
el saber en compartimentos estancos e impedir las relaciones interdisciplinarias,
vitales para el desarrollo de ciertas ramas) son aún más flagrantes en el campo de
la educación que en otros; en efecto, los problemas esenciales de la investigación
pedagógica consisten en fecundarla, en relación con otras disciplinas, y sacar a los
investigadores de su aislamiento e incluso curarles su sentimiento de inferioridad,
Por otra parte, él Instituto Jean-Jacques Rousseau, cuando se le adhirió a la
Universidad de Ginebra (última etapa, en 1948), rehusó que se le constituyese en
facultad, como se le proponía, y prefirió el sistema de un instituto interfacultades,
cuya sección de psicología dependiera de la facultad de Ciencias (la psicología
experimental quedaba en Ciencias y las ramas de psicología infantil y psicología
aplicada pasaban al instituto) y la sección de pedagogía de la de Letras (la cátedra
principal quedaba en Letras y las cátedras anexas pasaban al instituto). Es posible
que esta fórmula de institutos interfacultades tenga algún porvenir para otras
disciplinas y hay que señalar que ha sido adoptada en la Universidad de
Amsterdam para el conjunto de la filosofía.
Otra forma de relación entre la investigación pedagógica y la vida universitaria es
la que corresponde a las organizaciones anglosajonas, donde la unidad funcional
está constituida por los departamentos más que por las facultades.
En tales casos
existe un departamento de Educación con la misma categoría que los de
Psicología, etc., y pueden citarse, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos,
numerosos departamentos de Educación que son muy activos y proporcionan
hermosas investigaciones. Pero sus miembros se quejan, a veces, de dos
inconvenientes. Uno es la ruptura introducida entre la psicología y la pedagogía. A
menudo, se pone remedio a esto colocando la psicología infantil en la pedagogía,
pero al precio de separar la psicología genética de la psicología experimental (lo
que, frecuentemente, ha sido bastante nefasto) sin remediar suficientemente el
aislamiento posible del departamento de Educación. Otro inconveniente,
discretamente señalado, es que los matemáticos, físicos, biólogos, etc., que
destacan poco en sus respectivas ramas tienen la posibilidad de encontrar en los
departamentos de Educación salidas para enseñar didáctica de las matemáticas,
de la física o de la biología, lo que no siempre contribuye al avance de la
investigación en pedagogía.
Generalmente, estas distintas fórmulas de inserción de la investigación
pedagógica en las universidades han resultado, en cierto modo, fecundas,
especialmente en la medida en que han conseguido integrar el cuerpo docente en
las estructuras de nivel superior
, gracias a los diversos modos de preparación de
maestros en la misma universidad; de esto hablaremos más adelante (cap. 8).
En cuanto a los centros de investigación independientes de las academias y
universidades, pueden tener mucha actividad. Unos son oficiales y dependen de
los ministerios más que las universidades. Otros, como en Estados Unidos,
dependen de fundaciones privadas y pueden presentar una notable flexibilidad,
como lo prueban varios c(proyectos” sobre la enseñanza de las ciencias desde los
grados elementales; bajo la influencia de diversos acontecimientos, con los que
tiene mucho que ver el “sputnik”, se ha hecho posible, por ejemplo, que físicos de
renombre se interesen cuidadosamente en la adquisición de ciertos modos de
pensamiento, lo que redunda en provecho de la pedagogía.