SEMINARIO 19:
CLASE 2: 15 de Diciembre de 1971
Me han dado esta mañana, me han regalado esta mañana, esto, una pequeña
lapicera. Si supieran qué difícil es para mí encontrar una lapicera que me guste, y bien,
sentirían hasta qué punto esto me da placer, y a la persona que me la trajo, que está
quizás ahí, se lo agradezco. Es una persona… que me admira, como se dice. Yo, yo me
cago en que se me admire. ¡Lo que me gusta es que se me trate bien!. Sólo que, inclusive
entre aquellas, eso sucede raramente. Bueno, de cualquier modo, me he servido de ella
para escribir, y es de ahí que parten mis reflexiones.
Es un hecho que, al menos para mí, es cuando escribo que encuentro algo. Eso no quiere
decir que si no escribiera no encontraría nada. Pero finalmente, tal vez no me percataría
de ello. Al fin de cuentas la idea que me hago de esta función del escrito que, gracias a
algunos pequeños vivillos está a la orden del día, y sobre lo cual finalmente no he querido
tal vez demasiado tomar partido, pero se me fuerza la mano, ¿porqué no?, la idea que me
hago, en suma, y es tal vez eso lo que en algunos casos ha prestado a confusión, quiero
decirlo así crudamente, masivamente, porque hoy justamente me he dicho que el escrito
puede ser muy útil para que encuentre algo, pero escribir algo para ahorrarme aquí,
digamos, la fatiga o el riesgo u otras cosas aún que quisiera hablarles, eso no da
finalmente buenos resultados. Es mejor que no tenga nada para leerles.
Por otra parte no es la misma especie de escrito el escrito en que hago algunos hallazgos
de tiempo en tiempo o el escrito en el que puedo preparar lo que he de decir aquí.
También está el escrito para la impresión, que es aún absolutamente otra cosa, que no
tiene ninguna relación o más exactamente del que sería enojoso creer que lo que pude
haber escrito una vez para hablarles constituya un escrito absolutamente aceptable y que
yo retomaría. Entonces, me arriesgo a decir algo como esto, que saltea un paso. La idea
que me hago del escrito, para situarlo, para partir de ahí, se podría discutir después,
digámoslo, dos puntos: es el retorno de lo reprimido.
Quiero decir que es bajo esta forma, y es esto lo que quizás haya podido prestar a
confusión en algunos de mis escritos precisamente, es que si he podido a veces parecer
prestar a lo que se cree que identifico, el significante y la letra, es justamente porque es en
tanto letra que me toca más, a mí como analista, es en tanto letra que a menudo lo veo
volver, a este significante, el significante reprimido precisamente.
Entonces, que yo lo ilustre en la «Instancia de la Letra…» en fin, como una letra ese
significante, y por otra parte debo decir que es tanto más legítimo que todo el mundo haga
así, la primera vez que se entra, hablando con propiedad, en la lógica, se trata de
Aristóteles y las Analíticas, uno se sirve también de la letra, no absolutamente de la misma
manera con que la letra vuelve al lugar que hace retorno, al lugar del significante que hace
retorno. Viene ahí para marcar un lugar, el lugar de un significante que, él, es un
significante que arrastra, que puede al menos arrastrarse por todas partes. Pero se ve que
la letra está hecha de alguna manera para eso, y uno se percata que está tanto más
hecha para eso que es así que se manifiesta de entrada.
No sé si ustedes se dan cuenta pero espero que piensen en esto, porque supone algo que
no está dicho en lo que adelanto. Es necesario que haya una especie de transmutación
que se opera del significante a la letra cuando el significante no está ahí, está a la deriva,
no es cierto, se las tomó del campo, de lo que sería necesario preguntarse cómo eso
puede producirse. Pero no es por ahí que tengo intención de comprometerme hoy, tal vez
otro día.
Sin embargo no se puede hacer más que, respecto de esta letra no se puede no tener
relación, en un campo que se llama matemático, con un lugar donde no se puede escribir
cualquier cosa. Seguramente no es… no voy tampoco a embarcarme en eso. Les hago
observar simplemente que es en eso que ese dominio se distingue y que es incluso
probablemente lo que constituye aquello a lo cual no he hecho alusión aquí, es decir en el
seminario, pero finalmente que he llegado en algunas charlas donde sin duda algunos de
aquellos que están aquí han asistido, a saber Sainte-Anne, cuando planteaba la cuestión
de lo que se podría llamar un matema, planteando ya que es el punto pivote de toda
enseñanza, dicho de otra manera, que no hay enseñanza más que matemática, el resto es
broma.
Esto lleva seguramente a otro estatuto del escrito que el que he dado de entrada. Y la
juntura, en el curso de este año de lo que tengo para decirles, es lo que intentaré hacer.
Mientras tanto mi dificultad, aquella en suma donde a pesar de todo me sostengo, no sé si
esto viene de mí o si es más bien por vuestra cooperación, mi dificultad es que mi matema,
visto el campo del discurso que debo establecer, confina siempre en la boludez. Eso va de
suyo con lo que les he dicho ya que en suma, de lo que se trata, es que en la relación
sexual no hay, habría que escribirlo H-I-H-A-N y appât (cebo, señuelo) con dos p, un
acento circunflejo y una t al final. No hay que confundir naturalmente: H-I-H-A-N-A-P-P-=-T,
relaciones sexuales, no hay más que eso, sino encuentros sexuales, es siempre fallado,
incluso y sobre todo cuando es un acto. Bueno, en fin, pasemos.
Es eso que me ha traído una observación como ésta: quisiera, en tanto estamos a tiempo
todavía que, ya que habremos de verlo, se habrá al menos de ver cosas en torno… es una
muy buena introducción, algo esencial, la Metafísica de Aristóteles. Quisiera
verdaderamente que la hayan leído… para que cuando venga, sepa, al comienzo del mes
de Marzo, para ver ahí la relación con nuestro asunto sería necesario que ustedes la
hubieran leído bien. Naturalmente no es de eso que les hablaré. No es que yo no admire la
boludez, diré más: me prosterno. Ustedes no se prosternan, son electores conscientes y
organizados, no votan por boludos, es lo que los pierde. Un feliz sistema político debiera
permitir a la boludez tener su lugar y por otra parte las cosas no marchan bien más que
cuando es la boludez la que domina. Dicho esto, no es una razón para prosternarse.
Entonces, el texto que tomaré, es algo que es una proeza, y una proeza (exploit) como hay
muchos que son, si puedo decir, inexplotados, es el Parménides de Platón, que nos
servirá.
Pero para comprenderlo, para comprender el relieve que hay en ese texto no boludo, es
necesario haber leído la Metafísica de Aristóteles. Y espero, espero porque cuando
aconsejo que se lea la Crítica de la Razón Práctica como una novela, como algo pleno de
humor, no sé si alguien ha seguido ese consejo y logrado leerla como yo; no se me ha
participado, es en alguna parte en Kant con Sade del que jamás supe si alguien lo ha
leído, entonces voy a hacer algo parecido, les digo: lean la Metafísica de Aristóteles, y
espero que como yo, sentirán que es muy boluda. Bien, no quisiera extenderme
demasiado en esto, es una de las observaciones laterales, seguramente, que me vienen,
eso no puede más que sorprender a todo el mundo cuando se lo lee, cuando se lee el
texto seguramente.
Se trata no de la Metafísica de Aristóteles, como eso, en su esencia, en el significado, en
todo lo que se les ha explicado a partir de ese magnífico texto, es decir todo lo que ha
hecho la metafísica para esta parte del mundo en la que estamos, pues todo ha salido de
ahí, es absolutamente fabuloso.
Se habla del fin de la metafísica, ¿en nombre de qué?. En tanto existe este libraco se
podrá siempre hacer. Ese libro es un libro, es muy diferente de la metafísica, es un libraco
«escrito», de lo que hablaba hace un rato. Se le ha dado un sentido que se llama la
metafísica pero es necesario sin embargo distinguir el sentido y el libro. Naturalmente una
vez que se le ha dado todo ese sentido no es fácil volver a encontrar el libraco. Si lo
reencuentran verdaderamente verán lo que sin embargo aquellos que tienen una
disciplina, y que existe y que se llama el método histórico, crítico, exegético, todo lo que
quieran, que son capaces de leer el texto evidentemente con una cierta manera de
apartarse del sentido, y cuando se observa el texto, y bien, evidentemente les vienen
dudas. Diría que, porque este obstáculo de todo lo que se ha comprendido de esto no
puede existir más que a nivel universitario, y que la universidad no existe desde siempre,
finalmente en la Antigüedad, tres o cuatro siglos después de Aristóteles se han
comenzado a emitir las dudas naturalmente más serias sobre ese texto, porque se sabía
todavía leer, se han emitido dudas, se ha dicho que es una serie de notas o bien que ha
sido un alumno quien lo ha hecho, que ha reunido las cosas. Debo decir que no estoy
convencido del todo, quizás porque vengo de leer un libro de un llamado Michelet, no el
nuestro, no nuestro poeta; cuando digo nuestro poeta quiero decir que ubico muy alto al
nuestro, es un tipo que estaba en la Universidad de Berlín, que se llamaba Michelet
también, que ha hecho un libro sobre la Metafísica de Aristóteles precisamente. El método
histórico que florecía entonces lo había aguijoneado con las dudas emitidas, no sin
fundamento ya que se remontan a la más alta Antigüedad.
Debo decir que Michelet no es de esta opinión y yo tampoco. Porque verdaderamente,
como diría yo, la boludez hace prueba para lo que es de la autenticidad. Lo que domina es
la autenticidad, si puedo decir, de la boludez. Puede ser que ese término «auténtico» que está siempre un poco complicado entre nosotros con resonancias etimológicas griegas,
hay lenguas donde está mejor representado, es echt, no sé como con eso se hace un
nombre, debe ser Echtigkeit o algo así, qué importa.
No hay nada tan auténtico como la boludez. Entonces, esta autenticidad es tal vez no la
autenticidad de Aristóteles, sino la Metafísica, hablo del texto, es auténtico, no puede
haber sido hecho por fragmentos o partes, está siempre a la altura de lo que es ahora
necesario que llame, que justifico llamar, boludez, la boludez es eso, aquello en lo cual se
entra cuando se plantean las preguntas a un cierto nivel que está, éste precisamente,
determinado por el hecho del lenguaje, cuando se aproxima su función esencial que es la
de llenar todo lo que deja abierto (beant) que no puede haber relación sexual, lo que
quiere decir que ningún escrito puede dar cuenta de alguna manera, de manera
satisfactoria, que sea escrito en tanto que producto del lenguaje.
Porque por supuesto, luego, desde que hemos visto las gametas podemos escribir en el
pizarrón: «hombre=portador de espermatozoides», lo que sería una definición poco
graciosa porque no es sólo él quien los lleva, hay montones de animales; de esos
espermatozoides, espermatozoides de hombre, entonces comencemos a hablar de
biología. Porque los espermatozoides de hombre son justamente aquellos que lleva el
hombre, porque, como son espermatozoides de hombre que hacen al hombre, estamos en
un círculo que da vueltas ahí. Pero qué importa, se puede escribir eso.
Sólo que no tiene ninguna relación con lo que sea que pueda escribirse si puedo decir
atinado, es decir que tenga una relación a lo Real. No es porque es biológico que es más
Real: es el fruto de la ciencia que se llama biología. Lo Real es otra cosa: lo R eal es lo que
comanda toda la función de la significancia. Lo Real es lo que ustedes encuentran
justamente por no poder, en matemática, escribir cualquier cosa. Lo Real es lo que
interesa a esto en lo que es nuestra función más común: ustedes nadan en la
significancia, y bien, no pueden atraparlos todos al mismo tiempo, los significantes, ¡eh!.
Está interdicto por su estructura misma: cuando tienen algunos, un paquete, no tienen los
otros, están reprimidos.
Esto no quiere decir que ustedes no los digan de todos modos: justamente ustedes los
dicen «inter». Están prohibidos (interdictos) eso no les impide decirlos, pero los dicen
censurados. O bien todo lo que es el psicoanálisis no tiene ningún sentido, hay que tirarlo
a la basura; o bien lo que les he dicho debe ser vuestra verdad primera.
Entonces es de esto que se va tratar este año, por el hecho de que ubicándose en un
cierto nivel, Aristóteles o no, pero en todo caso el texto está ahí, auténtico, cuando uno se
ubica en un cierto nivel, esto no va solo. Es apasionante ver que alguien tan agudo, tan
sabio, tan alerta, tan lúcido, se pone a chapotear ahí de esta manera, ¿por qué?. Porque
se interroga sobre el principio, naturalmente no tiene la menor idea de que el principio es
éste: que no hay relación sexual. No hay idea de esto, pero se ve que es únicamente a
ese nivel que se plantean todas las cuestiones.
Y entonces lo que le sale como vuelo de pájaro al salir del sombrero donde simplemente él
introdujo una pregunta cuya naturaleza no conocía, comprenden, es como el
prestidigitador que cree haber puesto… en fin es necesario haber introducido un conejo,
naturalmente, que debe luego salir, y luego, después, sale un rinoceronte. Es
absolutamente así Aristóteles: pues dónde está el principio, si es el género, pero entonces
si es el género, se pone furioso porque: es el género general o el género más específico.
Es evidente que el más general es el más esencial, pero no obstante el más específico es
el que da lo que hay de único en cada uno. Ahora, sin incluso darse cuenta, ¡a Dios
gracias!, porque gracias a eso él no los confunde, que esta historia de esencialidad y esta
historia de unicidad es la misma cosa o más exactamente es homónima a lo que él
interroga, a Dios gracias él no los confunde, no es de ahí que los hace salir, se dice: es
que el principio es el Uno o bien que el principio es el Ser. Entonces en ese momento eso
se embrolla completamente. Como es necesario a todo costo que el Uno sea y que el Ser
sea uno, ahí perdemos los pedales. Pues justamente, el medio de no boludear es
separarlos severamente, es lo que intentaremos hacer a continuación. Basta con
Aristóteles.
Les he enunciado, he franqueado ya el paso (le pas(5)) el año último que esa no-relación,
si puedo expresarme así, es necesario escribirla, es necesario escribirla a todo precio,
quiero decir escribir la otra relación, la que hace tapón a la posibilidad de escribir este… y
ya el año pasado he puesto sobre el pizarrón algunas cosas de las que después de todo
no encuentro malo plantearlas de entrada. Naturalmente hay algo de arbitrario. No voy a
excusarme poniéndome al abrigo de los matemáticos: los matemáticos hacen lo que
quieren, y yo también. De todos modos, simplemente para aquellos que tienen necesidad
de darme excusas, puedo hacer observar que en los Elementos de Bourbaki, se comienza
por poner las letras sin decir absolutamente nada de aquello a lo cual pueden servir. Yo
hablo… llamemos a eso símbolos escritos, pues no se parece siquiera a ninguna letra, y
esos símbolos representan algo que se puede llamar operaciones, no se dice en absoluto
de cuáles se trata, pues no será sino veinte páginas después que se comenzará a poder
deducirlas retroactivamente de acuerdo al modo en que se las emplea. No iré del todo
hasta ahí. Intentaré enseguida interrogar lo que quieren decir las letras que habré escrito,
pero como después de todo pienso que para ustedes sería mucho más complicado que las
traiga una por una a medida que ellas se animen, que tomen valor de función, prefiero
plantear esas letras como algo en torno a lo cual habré de volver enseguida.
Ya el año último he creído poder plantear aquello de lo que se trata ? x y que creo, por
razones que son tentativas poder escribir como en matemáticas, a saber la función que se
constituye desde que existe este goce llamado goce sexual y que es propiamente lo que
hace barrera a la relación. Que el goce sexual abra para el ser hablante la puerta al goce,
y ahí tengan un poco de oreja: perciban que el goce, cuando lo llamamos así a secas, es
quizás el goce para algunos, no los elimino, pero verdaderamente no es el goce sexual.
Es el mérito que se puede dar del texto de Sade haber llamado a las cosas por su nombre:
gozar es gozar de un cuerpo. Gozar es abrazarlo, es estrecharlo, es ponerlo en
pedazos(6). En derecho, tener el goce de algo es justamente eso: es poder tratar algo
como un cuerpo, es decir, demolerlo, ¿no es cierto?. Es el modo de goce más regular, es
quizás por eso que esos enunciados tienen siempre una resonancia sadiana. Es necesario
no confundir sadiana con sádica, porque se han dicho muchas boludeces precisamente
sobre ese sadismo, que el término está desvalorizado! No avanzaré más sobre este punto.
Lo que produce esta relación del significante al goce es lo que expreso por esta notación ? x. Esto quiere decir que x que no designa más que un significante, un significante, eso
puede ser cada uno de ustedes, cada uno de ustedes precisamente en el nivel, en el nivel
delgado en que existen como sexuados. Es muy delgado en espesor, si puedo decir, pero
mucho más amplio en superficie que en los animales, en quienes cuando no están en celo,
ustedes no los distinguen, lo que llamaba la última vez el varoncito y la nenita: los leoncitos
por ejemplo se parecen absolutamente en su comportamiento. No ustedes a causa de que
justamente es como significante que ustedes se sexúan. Entonces no es por ahí, no se
trata por ahí de hacer la distinción, de marcar el significante hombre como distinto del
significante mujer, de llamar a uno X y al otro Y, porque está justamente ahí la cuestión: es
cómo uno se distingue. Es por eso que pongo esa x en el lugar del agujero que hago en el
significante, es decir que pongo ahí esa x como variable aparente, lo que quiere decir que
cada vez que tengo que vérmelas con ese significante sexual, es decir con eso que apunta
la goce, voy a tener que vérmelas con ? x , y hay algunos, especificados entre esos x
que son tales que se puede escribir: para todo x el que sea, ? x es decir que funciona lo
que en matemáticas se llama una función ? , —es decir que eso, eso puede escribirse:
? x .? x
Ahora voy a decirles, enseguida, aclararles, en fin… aclarar.. ustedes serán aclarados un
momentito: como decían los estoicos, ¿no es cierto?, cuando es de día, está claro. Yo
estoy evidentemente, como lo he escrito en el reverso de mis Escritos, de parte de las
Luces, aclaro… en la esperanza del Día (Jour) . Sólo que es justamente él que está en
cuestión, el día J, no es para mañana. El primer paso a dar para la filosofía de las Luces,
es saber que el día no ha amanecido y que el día del que se trata no es sino aquel de
cierta pequeña luz en un campo perfectamente oscuro. Por medio de lo cual ustedes
creerán que está claro cuando les diga que ? x eso quiere decir la función que se llama
castración. Como ustedes creen saber lo que es la castración, entonces pienso estarán
contentos, al menos por ahora. Sólo que, figúrense que yo, si he escrito todo eso en el
pizarrón, y voy a continuar, es porque sé del todo lo que es la castración. Y que espero
con ayuda de ese juego de letras llegar finalmente, justamente el día que amanezca a
saber que se sepa que la castración, es necesario pasar por ahí y que no habrá discurso
sano, a saber que no deje en la sombra la mitad de su estatuto y de su condicionamiento,
en tanto no se lo sepa, y no se lo sabrá más que haciendo jugar a diferentes niveles de
relaciones topológicas una cierta manera de cambiar las letras y ver cómo eso se reparte.
Hasta ahí ustedes están reducidos a pequeñas historias, a saber que Papá ha dicho: «te lo
vamos a cortar», en fin, como si no fuera la boludez tipo.
Entonces, hay en alguna parte un lugar donde se puede decir que todo lo que se articula
del significante cae bajo el golpe de ? x, de esta función de castración.
Tiene una pequeña ventaja formular las cosas así. Puede venirles la idea justamente, que
si hace un rato he tenido, no sin intención, soy mucho más astuto de lo que aparento, los
he llevado como observación sobre el tema del interdicto a saber que todos los
significantes no pueden estar ahí todos juntos jamás, eso tiene quizás relación, no he
dicho: el inconsciente = la castración, he dicho: eso tiene muchas relaciones.
Evidentemente escribir así ? x es escribir una función de un alcance, como diría
Aristóteles, increíblemente general. Que eso quiera decir que la relación a un cierto
significante, ven que, no lo he dicho aún, pero en fin, digámoslo, un significante que es por
ejemplo «un hombre», todo esto es matador porque hay mucho que remover y como nadie
lo hizo antes que yo con el riesgo en todo momento de caer de cabeza, «un hombre»… no
he dicho «hombre». Es bastante gracioso sin embargo que en el uso, así, del significante,
se diga al muchacho «sé un hombre». No se le dice «sé hombre», se le dice «sé un hombre».
¿Por qué?. Lo que hay de curioso es que no se dice mucho «sé una mujer» pero se habla
por el contrario de «la mujer», artículo definido. Se ha especulado mucho sobre el artículo
definido. Pero finalmente encontraremos esto cuando sea necesario.
Lo que quiero simplemente decirles es que lo que escribo x quiere decir, no digo
inclusive esos dos significantes precisamente ahí, sino ellos y un cierto número de otros
que se articulan con, entonces, tienen por efecto que no se pueda más disponer del
conjunto de los significantes y que está tal vez allí una primera aproximación de lo que hay
allí de la castración desde el punto de vista seguramente, de esta función matemática, que
mi escrito imita.
En un primer tiempo no les pido más que reconocer que es imitado. Eso no quiere decir
que para mí que he ya reflexionado, esto no vaya mucho más lejos. Finalmente, hay medio
de escribir que para todo x, eso funciona. Es lo propio de una manera de escritura que
proviene del primer trazado lógico cuyo responsable es Aristóteles, lo que le ha dado ese
prestigio que viene del hecho de que es formidablemente gozoso, la lógica, justamente por
eso apunta a ese campo de la castración. En fin, cómo podría justificarles a través de la
historia, que un período tan amplio de tiempo, tan ardiente como inteligencia, tan copioso
como producción, que nuestra Edad Media haya podido excitarse hasta ese punto sobre
esos asuntos de la lógica, y aristótelica. Para que eso los haya puesto en ese estado, pues
eso venía a levantar multitudes, porque por intermedio de los lógicos eso tenía
consecuencias teológicas donde la lógica dominaba mucho al theo, lo que no es como en
nosotros donde no hay más que el theo que queda siempre ahí, sólido en su boludez, y
donde la lógica es ligeramente evaporada, es gozosa, esta historia.
Es por otra parte de ahí que ha tomado el prestigio que, de la construcción de Aristóteles
ha repercutido sobre esa famosa Metafísica donde él se despacha a su gusto. Pero en ese
nivel, pues no he querido hacerles hoy un curso de historia lógica, si quieren simplemente
buscar las primeras Analíticas, lo que se llama más exactamente las Analíticas Anteriores,
incluso para aquellos que, por supuesto, los más numerosos, no han tenido jamás el
coraje de leerlas, aunque sea fascinante, sí, les recomiendo el que se llama el libro I en el
capítulo 46, leer lo que Aristóteles produce sobre la negación, a saber, sobre la diferencia
que hay al decir «el hombre no es blanco», si es ése el contrario de «el hombre es blanco» o
si, como muchos lo creían ya en su época, su contrario es «el hombre es no-blanco». No es
en absoluto lo mismo. Pienso que al enunciarlo así la diferencia es sensible. Sólo que es
muy importante que hayan podido leer ese capítulo porque desde que les he contado
tantas cosas sobre la lógica de los p redicados, al menos aquellos que ya se han frotado en
lugares donde se habla de estos asuntos, podrán imaginar que el silogismo está todo
entero en la lógica de los predicados. Es una pequeña historia que hago lateralmente.
Como no he querido atrasarme, quizás tendré el tiempo de retomarlo un día, quiero decir
simplemente que ha habido para que pueda escribirlo así, al comienzo del siglo XIX, una
mutación esencial: es la tentativa de aplicación de esta lógica a aquello de lo cual ya hace un rato les indicaba tiene un estatuto especial, a saber, el significante matemático.
Eso ha dado ese modo de escritura cuyo relieve y originalidad tendré, pienso, el tiempo de
hacerles sentir en lo que sigue, a saber que eso no dice más lo mismo que las
proposiciones, pues es de esto de lo que se trata, que funciona en el silogismo, a saber
que como lo he escrito el año pasado:
(escritura en griego).
el signo de la negación puesto en el nivel donde está el ? es una posibilidad que nos es
abierta, justamente, por esta introducción de los cuantores. En el uso de esos cuantores,
llamados generalmente cuantificadores, pero que yo prefiero llamar así, no soy el único ni
el primero porque lo importante es que ustedes sepan, lo que es evidente, que eso no
tiene absolutamente nada que ver con la cantidad; se lo llama así porque no se ha
encontrado algo mejor, lo que es un signo, en fin esta articulación de los cuantores nos
permite, lo que no ha sido nunca hecho en esta lógica de los cuantores, y que yo hago
porque considero que puede ser muy fructífero para nosotros, es la función del «no-todos».
Hay un conjunto de esos significantes que suple a la función del sexuado, que ahí suple lo
que es del goce: hay un lugar donde es «no-todos» que funciona en la función de la
castración. Continúo sirviéndome de mis cuantores. Hay una manera que se tiene de
articularlos, es escribir:
? x . σ x
eso quiere decir «existe». ¿Existe qué?. Un significante. Cuando ustedes tratan con
significantes matemáticos, aquellos que tienen otro estatuto que vuestros pequeños
significantes sexuados, que tienen otro estatuto y que muerde de otra manera sobre lo
Real, intentaré tal vez sin embargo hacer prevalecer en vuestro espíritu que hay al menos
una cosa real y es la única de la que estamos seguros: es el número. Lo que llegamos a
hacer con, se ha hecho no mal. !Para llegar a construir los números reales, es decir,
justamente aquellos que no lo son, es necesario que el número sea algo real!. En fin, dirijo
esto al pasar a los matemáticos, que van a lanzarme quizás manzanas cocidas, pero qué
importa, lo harán en privado ya que aquí los intimido. Volvamos a lo que tenemos que
decir. «Existe», Э x, esta referencia que vengo de hacer no es una disgresión, es para
decirles que «existe», es ahí que eso tiene un sentido. Esto tiene un sentido precario, es en
tanto que significantes que ustedes existen, todos. Ustedes existen, seguramente, pero
eso no va muy lejos. Ustedes existen en tanto que significante. Intenten imaginarse libres
de todo este asunto, me dirán novedades. Después de la guerra se los incita a existir de
manera fuertemente contemporánea, y bien, ¡miren lo que queda!. Comprenden, me
atrevería a decir que la gente tenía sin embargo un poquitito más de ideas en la cabeza
cuando demostraban la existencia de Dios. ¡Es evidente que Dios existe, pero no más que
ustedes!. Esto no va muy lejos, pero en fin, es para poner a punto lo que es del orden de
la existencia.
¿Qué puede interesarnos concerniente a lo que existe en materia de significante?. Sería
que existe aumoinzun para quien eso no funciona, este asunto de la castración. Y es por
eso que se lo ha inventado: se llama el padre. Es porque el padre existe, al menos tanto
como Dios, es decir no demasiado. Entonces, naturalmente, hay algunos vivillos, estoy
rodeado de vivillos, aquellos que transforman lo que adelanto en «polución intelectual»,
como se expresaba una de mis pacientes y a quien agradezco haberme acercado eso;
encontró eso sola porque es sensible; por otra parte, en general, no hay como las mujeres
que comprenden lo que digo, entonces, están los que han descubierto que yo decía que el
padre es quizás un mito, porque salta a los ojos en efecto que ? x no marcha a nivel del
mito de Edipo: el padre, no está castrado, sin eso como podría tenerlas todas. Ellas no
existen incluso más que ahí en tanto que todas… Pues es a las mujeres que eso conviene,
el «no-todos», pero en fin comentaré esto más la próxima vez.
Entonces, a partir de esto de que «existe uno», es a partir de ahí que todos los otros
pueden funcionar, es en referencia a esta excepción, a este «existe». Solamente vean ahí,
comprendiendo bien que se puede escribir el rechazo (rejet) de la función: ? x negada,
«no es verdadero» que eso se castre, eso es el mito. Sólo que, aquello que no han
percibido los vivillos es que es correlativo de la existencia y que eso plantea el «existe» de
este «no es verdadero» de la castración.
Son las dos, entonces voy simplemente a marcarles la cuarta manera de hacer uso de lo
que es ahí (del orden) de la negación cuando ustedes se fundan en los cuantores, que es
escribir «no existe» ? x. «No existe», ¿quién, qué?… para que no sea verdadero que la
función ? x sea lo que domina lo que es ahí del uso del significante. Pero, ¿es que es
esto lo que esto quiere decir?. Pues hace un rato la existencia se las he distinguido de la
excepción, y si la negación ahí quería decir:
___
? x . ? x sin excepción de esta posición significante, ella puede inscribirse en la
negación de la castración, en el rechazo, en el «no es verdadero que la castración domine
todo». Es sobre este pequeño enigma que los dejaré hoy, porque en verdad es muy
esclarecedor sobre el tema de saber que la negación no es algo que uno pueda usar así
de una manera simplemente unívoca como se lo hace en la lógica de las proposiciones
donde todo lo que no es verdadero es falso, y donde, otra cosas enorme, todo lo que no
es falso deviene verdadero… Bueno, dejo las cosas por el momento, la hora me empuja,
retomaré las cosas, como conviene, el segundo miércoles de Enero en el punto preciso en
que las he dejado hoy.
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