Las conducciones ψ
El núcleo de ψ está en conexión con aquellas vías por las que ascienden cantidades de excitación endógena. Sin excluir las conexiones de estas vías con Φ , tenemos que sustentar, empero, el supuesto originario de un camino directo que lleva desde el interior del cuerpo hasta las neuronas ψ . Pero si es así, por este lado ψ está expuesto sin protección a las Q, y en esto reside el resorte pulsional del mecanismo psíquico. [Esto último es elucidado poco después. – La falta de una pantalla protectora hacia el interior es señalada en varios escritos posteriores de Freud -v. gr., en Más allá del principio de placer (1920g), AE, 18, pág. 28-]
Lo que sabemos sobre los estímulos endógenos se puede expresar en el supuesto de que son de naturaleza intercelular, se generan de manera continua y sólo periódicamente devienen estímulos psíquicos. La idea de una acumulación es irrecusable, y la intermitencia del efecto psíquico sólo admite esta concepción: aquellas {cantidades} tropiezan en su camino de conducción hacia ψ con unas resistencias que sólo son superadas cuando la cantidad crece. Son, entonces, unas conducciones de articulación múltiple, con interpolación de varias barreras-contacto hasta llegar al núcleo ψ . Ahora bien, a partir de cierta Q actúan de manera continua como un estímulo, y cada acrecentamiento de Q es percibido como un acrecentamiento del estímulo ψ . Existe, luego, un estado en que la conducción ha devenido pasadera. La experiencia enseña, además, que tras la descarga del estímulo ψ , la conducción recobra su resistencia.
A un proceso así se lo llama sumación. Las conducciones ψ se llenan por sumación hasta devenir pasaderas. Manifiestamente, es la pequeñez del estímulo singular la que permite la sumación. También se ha comprobado sumación para las conducciones Φ , por ejemplo para la conducción del dolor; ahí rige sólo para cantidades pequeñas. El papel menor de la sumación del lado Φ habla en favor de que en él se trata, de hecho, de cantidades más grandes. Las muy pequeñas parecen ser apartadas por el efecto de umbral de los aparatos nerviosos terminales, mientras que del lado ψ estos últimos faltan, y sólo actúan cantidades pequeñas.
Es muy notable que las neuronas de conducción ψ puedan mantenerse entre los caracteres de lo pasadero y lo impasadero, ya que no obstante ser atravesadas por Qη tornan a recobrar enseguida su resistencia en todo su alcance. Esto contradice por completo la propiedad que supusimos en las neuronas ψ , a saber, la de que ellas son facilitadas duraderamente por una Qη corriente . ¿Cómo se esclarecería esta contradicción? Mediante el supuesto de que el restablecimiento de la resistencia cuando cesa la corriente es una propiedad general de las barreras -contacto. No es difícil conciliar esto con el influjo facilitatorio que recibirían las neuronas ψ . Sólo hace falta suponer que la facilitación, secuela del decurso de Q, no consiste en la cancelación de toda resistencia, sino en su rebaja hasta un mínimo de permanencia necesaria. Mientras Q discurre, la resistencia es cancelada, después se restablece, pero hasta alturas diferentes según la Q que ha pasado en cada caso, de modo que la vez siguiente ya podrá pasar una Q más pequeña, etc. Aun con la facilitación más completa, permanece entonces cierta resistencia, igual para todas las barrerascontacto, que .por lo tanto demanda también un crecimiento de Qηasta cierto umbral para que estas Q puedan pasar. Esta resistencia sería una constante. Por ello, el hecho de llegar Qη a entrar en efecto por sumación no significa sino que esta Qη se compone de unas magnitudes de excitación muy pequeñas, que están por debajo de la constante, desde luego que ello encontrándose facilitada completamente la conducción endógena.
Pero de aquí se sigue que las barreras-contacto ip alcanzan en general más altura que las barreras-conducción, de suerte que en las neuronas del núcleo se puede producir un nuevo almacenamiento de Qη . Luego de nivelada la conducción, no hay límite alguno para aquel. Aquí y está a merced de Q, y con ello se genera en el interior del sistema la impulsión que sustenta a toda actividad psíquica. Tenemos noticia de este poder como la voluntad, el retoño de las pulsiones.