Escritos breves (1937-38)
Lou Andreas-Salomé (1937)
El 5 de febrero de este año tuvo dulce muerte, en su casita de Gotinga, Lou Andreas-Salomé,
poco antes de cumplir los 76 años. Los últimos veinticinco años de vida de esta mujer
extraordinaria estuvieron dedicados al psicoanálisis, al cual brindó valiosos trabajos científicos,
ejerciéndolo además en la práctica. No digo gran cosa si confieso que todos nosotros sentimos
como un honor su ingreso en 1.. filas de nuestros colaboradores y compañeros de lucha, y, al
mismo tiempo, como una nueva confirmación del contenido de verdad de las doctrinas
analíticas.
Se sabía que siendo joven había mantenido intensa amistad con Friedrich Nietzsche, una
amistad fundada en su profunda inteligencia para las osadas ideas del filósofo. La relación halló
un final repentino cuando ella rechazó la propuesta matrimonial que él le hizo. Y de años
posteriores se conocía que había sido tanto musa como madre solícita para el gran poeta
Rainer Maria Rilke, hombre bastante desvalido en el diario vivir. Pero en lo demás, su
personalidad permaneció en las sombras. Era de una modestia y una discreción poco
comunes. Nunca hablaba de sus propias producciones poéticas y literarias. Era evidente que
sabía dónde es preciso buscar los reales valores de la vida. Quien se le acercaba recibía la
más intensa impresión de la autenticidad y la armonía de su ser, y también podía comprobar,
para su asombro, que todas las debilidades femeninas y quizá la mayoría de las debilidades
humanas le eran ajenas, o las había vencido en el curso de su vida.
En Viena se había desarrollado, en aquel tiempo, el episodio más conmovedor de sus destinos
femeninos. En 1912 regresó a esta ciudad para hacerse introducir en el psicoanálisis. Mi
hija, que mantenía trato familiar con ella, la oyó lamentarse por no haber conocido al
psicoanálisis en su juventud. Es verdad que por entonces no lo había.
Febrero de 1937