Escritos breves (1910)
Ejemplos de cómo los neuróticos delatan sus fantasías patógenas.
A
Hace poco examiné a un enfermo de unos veinte años, que presentaba un inequívoco cuadro de
dementia praecox (hebefrenia), diagnosticado también por otros médicos. En los estados
iniciales de su afección había mostrado periódicas alternancias del talante; luego experimentó
notable mejoría y en ese estado favorable fue retirado del sanatorio por sus padres, quienes
durante una semana lo regalaron con toda clase de entretenimientos para celebrar su presunta
curación. A esta semana de festejos le siguió inmediatamente un empeoramiento. Devuelto al
sanatorio, refirió que el médico que lo atendía le había dado el consejo de «coquetear un poco
con su madre». No es dudoso que en este delirante espejismo del recuerdo expresara la
excitación que le había provocado el estar junto a su madre, que fue la ocasión inmediata de su
empeoramiento.
B
Hace más de diez años, en una época en que sólo muy pocas personas estaban familiarizadas
con los resultados y premisas del psicoanálisis, supe por fuente segura del siguiente episodio:
Una joven, hija de un médico, había contraído una histeria con síntomas locales; su padre
desmintió la histeria y le hizo iniciar diversos tratamientos somáticos que sirvieron de muy poco.
Una amiga preguntó cierta vez a la enferma: «¿No se le ha ocurrido consultar al doctor F.?». Y
respondió la enferma: «¿Para qué lo haría? Sé que me preguntaría: «¿Ya ha tenido la idea de
mantener comercio sexual con su padre?»». Huelga asegurar expresamente que ni en ese
tiempo recurría a tales preguntas ni hoy las hago. Pero esto nos lleva a percatarnos de que
mucho de lo que los pacientes refieren como manifestaciones o acciones de los médicos
puede entenderse como revelación de sus propias fantasías patógenas.
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