Obras de S. Freud – Prólogo de James Strachey
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Prólogo general
Contenido de la Standard Edition
El título de esta edición –The Complete Psychological Works ol Sigmund Freud {Obras psicológicas completas, de Sigmund Freud}– indica el ámbito que abarca, pero corresponde que comience por señalar de manera más explícita su contenido. Mi propósito ha sido incluir en ella todos los escritos psicológicos publicados de Freud, tanto psicoanalíticos como prepsicoanalíticos, descartando las numerosas publicaciones de Freud sobre las ciencias físico-naturales durante los primeros quince años, aproximadamente, de su actividad creadora (1). He trazado esta línea de separación con cierta liberalidad, ya que da cabida a dos o tres trabajos producidos por Freud inmediatamente después de su regreso de París, en 1886. Estos trabajos, que se ocupan principalmente de la histeria, fueron escritos bajo la influencia de Charcot y apenas hacen referencia a los procesos anímicos, pero constituyen un verdadero puente entre los trabajos neurológicos y psicológicos de Freud.
La Standard Edition no incluye la correspondencia de Freud, de enorme extensión, y de la cual sólo se han publicado hasta la fecha selecciones comparativamente reducidas. Aparte de las «cartas abiertas» y de otras pocas impresas con el consentimiento de Freud a lo largo de su vida, la principal excepción que he hecho a esta regla general se refiere a su epistolario con Wilhelm Fliess en los primeros años de su carrera. Este epistolario tiene una importancia tan vital para la comprensión de las concepciones de Freud (y no sólo de las más tempranas) que sería imposible dejar de lado una buena parte de él. Consecuentemente, el primer volumen de esta edición contiene el «Proyecto de psicología» de 1895 y la serie de «Manuscritos» enviados por Freud a Fliess entre 1892 y 1897, así como aquellos fragmentos de las cartas que poseen definido interés científico.
Tampoco se hallará en la Standard Edition ninguno de los informes o resúmenes, que aparecieron en publicaciones de la época, sobre las cuantiosas conferencias pronunciadas y trabajos expuestos por Freud en sus primeros tiempos en reuniones de diversas sociedades médicas de Viena.
En cambio, en la presente edición se encontrará el contenido total de las Gesammelte Werke (la única edición en alemán más o menos completa de sus obras), además de una cantidad de trabajos que vieron la luz luego de publicada esa compilación o que, por variadas razones, fueron omitidos por quienes la prepararon. Asimismo, me ha parecido esencial incluir en el volumen 2 las contribuciones de Josef Breuer para Estudios sobre la histeria, no incorporadas en ninguna de las dos recopilaciones en alemán. (2)
Plan de la edición
El primer problema de un editor enfrentado a una cantidad total de alrededor de dos millones de palabras fue decidir cuál era la mejor manera de presentar ese material a sus lectores. ¿Debía clasificárselo por temas o con un criterio cronológico? En los Gesammette Schriften, publicados en vida de Freud, se intentó una división por temas; en las Gesammelte Werke se pretendió seguir un orden estrictamente cronológico. Ni uno ni otro plan resultó satisfactorio. Los escritos de Freud no se amoldan cómodamente a una división en categorías, y la cronología estricta obliga a interrumpir secuencias íntimas entre sus ideas. Aquí adopté, por ende, una solución de compromiso. En lo fundamental, el ordenamiento es cronológico, pero no me atuve a esa regla en ciertos casos -p. ej., cuando Freud escribió un «Apéndice» para uno de sus trabajos muchos años después (como ocurre con la Presentación autobiográfica, en el volumen 20), o cuando él mismo agrupó un conjunto de artículos de fecha diversa (como es el caso de los trabajos sobre técnica psicoanalítica, en el volumen 12)-. No obstante, en general cada volumen abarca los trabajos pertenecientes a un lapso específico. Dentro de cada volumen (salvo, desde luego, en aquellos casos en que este sólo contiene una obra importante, de gran extensión), he dividido el material en tres grupos: en primer término he ubicado la obra u obras principales del correspondiente período, que figuran en el título del volumen; a continuación vienen otros escritos importantes, aunque de menor envergadura; y, por último, los escritos realmente breves (y que, además, por lo común, carecen comparativamente de importancia). En lo posible, el orden cronológico fue determinado por la fecha de la redacción efectiva de la obra en cuestión. Empero, sucede con frecuencia que la única fecha cierta es la de publicación. Por consiguiente, el título de cada trabajo va acompañado de la fecha de publicación entre paréntesis, seguida de la fecha de redacción entre corchetes, allí donde hay razonables motivos para suponer que difiere de aquella. Por ejemplo, los dos últimos trabajos «metapsicológicos» del volumen 14, aunque publicados en 1917, fueron escritos casi con certeza al mismo tiempo que los tres que los preceden, en 1915; así pues, se los incluyó en el mismo volumen que los demás con la datación «(1917[19151)». Digamos de paso que cada volumen posee su propia bibliografía e índice alfabético de temas, aunque se proyecta incluir una bibliografía completa y un índice para toda la colección en el volumen 24. (3)
Fuentes
Para esta edición, las traducciones se basaron, en general, en las últimas ediciones en alemán publicadas en vida de Freud. Uno de los principales escollos con que tropecé ha sido, sin embargo, el carácter insatisfactorio de los textos en alemán, Las publicaciones originales, supervisadas en forma directa por Freud, son como regla confiables; pero a medida que el tiempo trascurría y la responsabilidad de esa tarea era delegada en otras manos, comenzaron a deslizarse errores. Esto se aplica incluso a la primera recopilación {GS}, que apareció en Viena entre las dos Guerras Mundiales y fue destruida por los nazis en 1938. La segunda de ellas {GW}, impresa en Inglaterra con grandes dificultades durante la Segunda Guerra, es en gran medida una copia fotográfica de su antecesora, aunque naturalmente muestra señales de las circunstancias en que fue producida. No obstante, esta sigue siendo la única edición en alemán accesible de las obras de Freud que tiene algún derecho a titularse completa.(4)
A partir de 1908, Freud conservó sus manuscritos, pero para los trabajos publicados durante su vida no los he consultado, a excepción de unas pocas ocasiones en que se plantearon dudas. Diferente es la situación de los escritos publicados póstumamente; en unos pocos casos (en especial, en el «Proyecto de psicología», como se verá en mi «Introducción» a esta obra), la traducción de estos escritos fue hecha directamente a partir de una copia fotostática del manuscrito.
Una seria falla de las ediciones en alemán es que en ellas no se procuró en modo alguno dar cuenta de las numerosas modificaciones introducidas por Freud en el texto de las sucesivas ediciones de algunos de sus libros. Esto vale, en particular, para La interpretación de los sueños y Tres ensayos de teoría sexual, alterados en considerable medida en sus ediciones posteriores a la primitiva. Para un estudio concienzudo del desarrollo de las ideas de Freud tiene gran interés poner al descubierto la estratificación de sus concepciones. Por ello, aquí he consignado por primera vez las fechas en que fueron realizadas las distintas modificaciones, dando las versiones previas en notas a pie de página.
Comentarios y notas aclaratorias
De lo dicho se colige que desde el principio hasta el fin estructuré esta edición teniendo presente que sería leída por el «estudioso concienzudo». El resultado inevitable de ello ha sido una gran cantidad de comentarios y notas aclaratorias que irritarán a muchos lectores. Aquí me siento inclinado a citar al doctor Johnson (5):
«Es imposible que un comentarista no se extienda demasiado para algunos y demasiado poco para otros. Sólo su propia experiencia le permite juzgar qué es lo necesario; y por más que medite largamente, terminará explicando muchas cosas que para el erudito son inequívocas y omitiendo muchas en que el ignorante desearía su ayuda. Estos reproches son puramente relativos, y hay que soportarlos con ánimo sereno».
Los comentarios y notas de esta edición son de diversa índole. En primer lugar, están las notas explicativas de modificaciones en el texto, a que ya me he referido, Vienen luego las aclaraciones sobre las numerosas referencias de Freud a hechos históricos o vinculados con el medio en que vivió, o sobre sus citas literarias. Freud fue un notable ejemplo de un hombre que estaba a sus anchas en una u otra de las llamadas «dos culturas»: no sólo era un especialista en neuroanatomía y en fisiología, sino un gran lector de los clásicos griegos y latinos, así como de la literatura de su propia lengua y de las de Inglaterra, Francia, Italia y España (6). La mayoría de esas referencias eran quizás inteligibles de inmediato para sus contemporáneos de Viena, pero desbordan los alcances de un lector moderno de habla inglesa. Sin embargo, estas alusiones desempeñan a menudo (sobre todo en La interpretación de los sueños) un real cometido en el desarrollo de su argumentación y no es posible soslayar su elucidación -aunque esta exigió realizar considerables investigaciones, a veces infructuosas-.
Otra clase de anotaciones está constituida por las remisiones internas, de especial valor para los estudiosos. Con frecuencia, Freud se ocupó de un mismo tema varías veces, tal vez de distinta manera, en fechas separadas entre si por variados lapsos. Las remisiones internas a lo largo de toda la edición pueden contribuir a contrarrestar las objeciones que suscita el ordenamiento cronológico general del material (7). Por último, hay algunas notas explicativas de las puntualizaciones de Freud, si bien estas notas son más raras y por lo corriente no constituyen sino casos ampliados de remisiones internas; he reservado las elucidaciones más elaboradas sobre el significado de lo que Freud dice para otra categoría de comentarios.
En efecto, aparte de estas aclaraciones a pie de página, cada trabajo sin excepción va precedido de una «Introducción» o «Nota introductoria», cuya longitud varía de acuerdo con la importancia de la obra. Al principio, presenta siempre una bibliografía de las ediciones en alemán y de sus traducciones (8) al inglés. (No se da cuenta de las traducciones a otras lenguas, ni se ha intentado ofrecer una lista completa de las reimpresiones posteriores a la muerte de Freud (9), en 1939.) A ello sigue el relato de lo que se conoce acerca de la fecha y circunstancias de redacción y publicación de la obra. Luego se brinda alguna indicación sobre el tema de que se ocupa y la ubicación de la obra dentro del pensamiento fundamental de Freud. En este aspecto, por supuesto, los comentarios difieren en cuanto a su extensión: en el caso de un trabajo breve de escaso interés sólo comprenden una o dos oraciones, mientras que para las obras principales pueden abarcar varías páginas.
Todos estos diversos tipos de intervención del editor han estado gobernados por un principio único: mi propósito ha sido (confío que de manera coherente) dejar que Freud sea su propio expositor. En los puntos oscuros, he buscado elucidaciones en los escritos del mismo Freud; donde parecía haber contradicciones me he limitado a presentar los hechos al lector para permitir que él se forme su propio juicio. He evitado por todos los medios ser didáctico y he eludido cualquier pretensión de una autoridad ex cathedra. Pero si me abstuve de dar mis propias opiniones, particularmente en las cuestiones teóricas, igualmente me abstuve, según podrá comprobarse, de proporcionar cualesquiera otros comentarios, elaboraciones y críticas posteriores, sea cual fuere su origen. De este modo, casi sin excepciones, esta edición no contiene en absoluto referencias a otros autores, por distinguidos que estos sean -salvo, por supuesto, los que menciona el propio Freud-. (En todo caso, la inmensa proliferación de la bibliografía psicoanalítica desde su muerte me habría impuesto esta decisión.) El estudioso podrá, así, aproximarse a los escritos de Freud sin ser influido por opiniones extrañas a ellos.
Soy conciente de que las deficiencias, muchas de ellas irremediables, de esta edición tienen que ver con estos comentarios. Confío en que los errores de imprenta y deslices secundarios puedan ser corregidos con una fe de erratas en el volumen 24 (10), pero los defectos a que aquí me refiero no son tan fáciles de enmendar. En lo esencial, ellos proceden de que el material con el que se trabajó no estaba consolidado; ejemplo de esto es la ya mencionada carencia de una edición en alemán verdaderamente confiable. De hecho, cuando se empezó a preparar esta edición, hace más de quince años, todo este territorio estaba inexplorado y no había mapas sobre él. La publicación de la biografía de Freud por Ernest Jones no se había iniciado todavía; la mayoría de la gente ignoraba la correspondencia con Fliess y no sospechaba siquiera la existencia del «Proyecto de psicología». Cierto es que recibí auxilio de muchos lados (11), sobre todo de Ernest Jones, quien me mantuvo al tanto de sus descubrimientos; sin embargo, la Standard Edition es el fruto de una labor precursora, con todos los inevitables errores y torpezas que ello entraña. Yo mismo fui conociendo mejor las ideas de Freud a medida que trascurría el tiempo, y es probable que los volúmenes publicados más tardíamente den testimonio de ello. (12)
Deben mencionarse, en especial, dos desventajas. Desde luego, fue imposible lograr la situación ideal de mantener sujeta a corrección la edición en su conjunto, sin darla a la estampa, hasta tanto se completara la preparación del último volumen. Gran cantidad de decisiones básicas, referidas tanto al ordenamiento del material como a la terminología, debieron tomarse antes de aparecer el primer volumen de la serie, y, una vez establecidas, en general debió adherirse a ellas a lo largo de toda la edición. Como era lógico que sucediera, algunas de esas decisiones debieron lamentarse luego. Otra fuente de deficiencias, que el crítico piadoso debe tomar en cuenta, es que la Standard Edition fue en muchos aspectos una producción de aficionados, el resultado del trabajo de unas pocas personas que tenían otras ocupaciones habituales, y careció del apoyo de una organización académica sólida pronta a ofrecer su personal o sus instalaciones.
La traducción. (13)
Al considerar la posibilidad de realizar una nueva traducción de Freud, el objetivo primordial debía ser verter el significado de sus textos con la mayor exactitud posible, pero era ineludible enfrentar otro problema, quizá más difícil: el de su estilo. Los méritos literarios de los escritos de Freud son insoslayables. Thomas Mann, por ejemplo, se refiere a las cualidades «puramente artísticas» de Tótem y tabú, «que por su estructura y forma literaria es una obra maestra, referida y vinculada a todos los grandes paradigmas de la ensayística alemana (14)». Apenas cabía esperar que estos méritos sobrevivieran en la traducción, pero cierto esfuerzo debía hacerse en ese sentido. Cuando se comenzó a proyectar la Standard Edition, se estimó ventajoso que una sola persona fuera la responsable de dar forma al texto íntegro; y, en verdad, una sola persona ha llevado a cabo la mayor parte de la tarea de traducción. [ … ] También debe mencionarse la particular dificultad de los textos que incluyen juegos de palabras y expresiones intraducibles, como los que se presentan, verbigracia, en La interpretación de los sueños, Psicopatología de la vida cotidiana, El chiste y su relación con lo inconciente. Aquí nos están negadas las fáciles alternativas de suprimir esos fragmentos o de sustituirlos por otros equivalentes en nuestro idioma. He apelado a dar en esos casos los términos alemanes y a suministrar aclaraciones a pie de página, pues la regla fundamental que me he fijado fue: Freud, todo Freud, y nada más que Freud. [ … ]
Cuando, como sucede tan a menudo, Freud desarrolla una misma argumentación o narra una misma anécdota en más de una ocasión (a veces separadas por largos períodos), he procurado atenerme a él y utilizar o no idénticas palabras según él lo haga. De este modo se preservan en la traducción algunos puntos que no carecen de interés.
Debo declarar expresamente que todos los agregados hechos por mí al texto, por pequeños que sean, así como las notas a pie de página que me pertenecen, aparecen entre corchetes.
Reconocimientos
En primer lugar, debo expresar mi reconocimiento al apoyo extraordinariamente generoso que brindaron a este proyecto, en sus etapas primordiales, los miembros de la Asociación Psicoanalítica Norteamericana (a la cual me siento orgulloso de pertenecer hoy, en calidad de miembro honorario); fue esta una iniciativa, en particular, del doctor John Murray, de Boston, que contó con el concurso del doctor W. C. Merminger, a la sazón presidente de dicha Asociación. Todos los intentos previos de conseguir el capital necesario habían fracasado, y el proyecto íntegro habría sido abandonado sin el magnífico gesto, proveniente de Estados Unidos, de suscribirse por adelantado a unas quinientas colecciones de la edición propuesta. Ese gesto fue un acto de pura fe, en verdad bastante poco razonable en un momento en que no había evidencia concreta alguna de la Standard Edítion, viéndose obligados los suscriptores a esperar pacientemente entre cuatro y cinco años antes de que llegaran a sus manos los primeros volúmenes.
A partir de entonces el apoyo norteamericano ha sido indeclinable y ha provenido de muchos ámbitos. Mantuve gratas y permanentes consultas a lo largo de los años con el doctor K. R. Eissler, quien puso a mi disposición todos los recursos de los Archivos Sigmund Freud, amén de ofrecerme el más amigable aliento personal. Por su intermedio, asimismo, tuve acceso al valioso material de la biblioteca del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York. Guardo una deuda permanente, desde luego, con el doctor Alexalider Grinsteín y su Index of Psycboanalytic Writings. Antes de concluir con el auxilio recibido de Estados Unidos, no quiero dejar de mencionar a dos hombres oriundos de regiones muy distantes entre sí, cada uno de los cuales abrigó mucho tiempo atrás el sueño de contar con una edición completa de Freud en inglés, sin que ninguno de ellos viviera para ver realizado ese sueño: me refiero a Otto Fenichel y Ernst Kris.
Volviendo ahora a mi patria, el principal sostén de este proyecto ha sido sin duda el Instituto de Psicoanálisis de Londres, y en especial su Comité de Publicaciones, cuyos integrantes fueron cambiando pero siempre, desde las primeras épocas, me apoyaron a través de toda suerte de dificultades, y pese a que mis exigencias financieras deben de haberles parecido a menudo exorbitantes. Mencionar a ciertas personas en forma individual parece una distorsión; no obstante, debo recordar una vez más la voluminosa e instructiva correspondencia que mantuve con Ernest Jones. Tengo especiales motivos de gratitud para con la doctora Sylvia Payne, quien fue durante mucho tiempo presidenta del Comité de Publicaciones aludido.
Pasando a la germinación efectiva de la Standard Edition, huelga decir que debo mi primer reconocimiento a los colaboradores y asistentes cuyos nombres aparecen en la portada de cada volumen: la señorita Anna Freud, mi esposa y el doctor Alan Tyson. Anna Freud, en particular, dedicó de buen grado su precioso tiempo libre a leer la traducción en su totalidad, suministrándome invalorables sugerencias. En la portada del presente volumen figura también la señorita Angela Richards (señora Angela Harris, según su actual apellido de casada), quien en verdad ha sido en los últimos años mi principal asistente, tomando sobre sí gran parte de la labor de preparación de la obra. Vaya también mi gratitud a la señora R. S. Partridge, quien preparó la mayoría de los índices alfabéticos de cada volumen, y a las señoras A. Price y D. H. O’Brien, quienes dactilografiaron todo el material.
Las dificultades que se presentaron en los preparativos de la edición se exacerbaron a raíz de complicaciones surgidas en la gestión de los derechos de autor para las traducciones, asunto este que Freud manejó de una manera completamente inexperta en cuanto a las prácticas comerciales. Estos trastornos, sobre todo los vinculados con los derechos de edición en Estados Unidos, sólo se resolvieron merced a la enérgica intervención, durante un período de varios meses, del señor Ernst Freud. En Inglaterra, la cuestión fue manejada por la casa Hogarth Press, y especialmente por el señor Leonard Woolf, quien tuvo a su cargo la publicación de traducciones de Freud a lo largo de unos cuarenta años y tomó parte activa en la evolución de esta edición. Quiero expresar mi particular agradecimiento, acompañado de un cierto sentimiento de culpa, a las casas editoras y a los impresores, por la tolerancia con que satisfacieron mis demandas.
Corresponde añadir que, si bien recibí y aproveché en grado incalculable los consejos de muchas personas, la decisión final respecto de cada punto de la traducción y los comentarios debió ser de mí incumbencia, y por consiguiente soy el único responsable de los errores que con el tiempo saldrán sin duda a la luz en abundancia.
Por último, tal vez se me permita un reconocimiento de índole más personal: el de la deuda que tengo para con la compañera que compartió durante tantos años mi tarea de traductor. Hoy ya hace casi medio siglo desde que ambos estuvimos dos meses en análisis con Freud en Viena, y desde que él nos encargara repentinamente, a las pocas semanas de haber iniciado el tratamiento, la traducción de un artículo que acababa de escribir «Pegan a un niño»», incluido en el volumen 17. En la empresa luego acometida, ella fue para mí de permanente ayuda por la imparcialidad de sus juicios aprobatorios o críticos, y sólo con su auxilio pude sobrellevar ciertos períodos de dificultades físicas en los que parecía absurdo imaginar que la Standard Edition sería terminada alguna vez.
James Strachey
Marlow, 1966
Notas:
1- Los resúmenes hechos por el propio Freud de estos trabajos (de variada extensión e importancia, que suman unos veinticinco en total) se hallarán en el «Sumario de los trabajos científicos del docente adscrito Dr. Sigmund Freud» (1897b), AE, 3, págs. 219-50.
2- {La primera fue Gesammette Schriften;}
3- {James Strachey murió en 1967, vale decir, un año después de la publicación del volumen 24 de la Standard Edition; este, con el contenido aquí mencionado y una fe de erratas, fue preparado bajo la dirección de Angela Richards y apareció, con un prólogo de Anna Freud, en 1974.}
4- En la actualidad (1966), la venta de esta edición, que no ha sido sometida a revisión alguna, está a cargo de la casa S. Fischer Verlag, de Francfort del Meno.
5- En su prólogo a las obras de Shakespeare.
6- Muchos pasajes de sus obras dan testimonio de su interés por las artes plásticas; tampoco su actitud hacia la música fue tan negativa como él se complacía en creer.
7- Huelga decir que estas remisiones no pretenden ser exhaustivas, sino que tienen el único propósito de servir como hitos que sugieran al estudioso los posibles derroteros de una investigación ulterior.
8- {Estas últimas han sido remplazadas en la presente edición por las principales traducciones en castellano}
9- {En nuestro caso, hemos agregado la mención de los trabajos publicados en Studienausgabe (Francfort del Meno: S. Fischer Verlag, 11 vols., 1969-75), en cuyo comité editorial participó James Strachey y que contiene (traducidos al alemán) los comentarios y notas que le pertenecen.}
10- {Las modificaciones de esta «fe de erratas» fueron tenidas en cuenta para la presente edición.}
11- Esta consideración no tiene validez general. En 1954 se me rehusó la libre utilización de las Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena.
12- Quizá convenga consignar el orden en que aparecieron los volúmenes. 1953: vols. 4, 5, 7; 1955: vols. 10, 18, 13, 2, 17; 1957: vols. 11, 14; 1958: vol. 12; 1959: vols. 9, 20; 1960: vols. 8, 6; 1961: vols. 19, 21; 1962: vol. 3; 1963: vols. 15, 16; 1964: vols. 22, 23; 1966: vol, 1.
13- {Reproducimos los pasajes pertinentes de esta sección, eliminando algunos directamente referidos a particularidades de la traducción al inglés.}
14- Mann, 1929, pág. 3.