LA FORMACIÓN DEL PERSONAL DOCENTE DE LA ENSEÑANZA SECUNDARIA

LA FORMACIÓN DEL PERSONAL DOCENTE DE LA ENSEÑANZA
SECUNDARIA

En la mayor parte de los países, los maestros de enseñanza secundaria se forman
en las facultades donde adquieren como mínimo una licenciatura. Por tanto, están
acostumbrados a la investigación, al menos en las disciplinas que tendrán que
enseñar, de manera que, si les anima la pasión por esas mismas disciplinas,
deben poder discernir entre sus alumnos a los futuros investigadores y prepararlos
para esas tareas, así como para asimilar el saber ya adquirido.
Sin embargo,
ocurre que cuanto más dominado está el profesor de segundo grado por la rama
que enseña, menos se interesa por la pedagogía como tal. 0 mejor: al ser la
pedagogía en tanto que aplicación un arte al mismo tiempo que una ciencia, el
maestro que tiene el don de la enseñanza y del contacto educativo llega a la
suposición de que tal don basta para todo, y que un conocimiento detallado de los
mecanismos mentales es sano para los maestros de enseñanza primaria que
tienen que trabajar con alumnos pequeños, mientras que al nivel de la
adolescencia tales análisis psicológicos no añaden nada a la experiencia
cotidiana de un buen maestro que conoce individualmente a sus alumnos.
Un ejemplo simple mostrará lo que puede resultar de aquí. Las matemáticas
modernas se basan, entre otras, en la teoría de los conjuntos, y una enseñanza
renovadora de esta disciplina parte hoy de la iniciación a las operaciones
elementales de la reunión y de la intersección de dos conjuntos, proyecto tanto más
razonable cuanto que el niño utiliza espontáneamente tales operaciones desde el
nivel de las operaciones concretas. Un profesor de matemáticas de segundo grado
se sorprendió de la dificultad de sus alumnos para manipular sin errores tales
operaciones a los 12-13 años cuando, sin embargo, él les habla proporcionado’ la
definición formal de manera irreprochable de esta forma olvidaba simplemente la
diferencia psicológica fundamental que existe entre la capacidad de utilizar
espontánea e inconscientemente una operación y el poder de reflexionar sobre ella
para extraer una formalización abstracta. Un análisis psicológico de las
condiciones del paso entre estos dos niveles de pensamiento hubiera simplificado
considerablemente el problema de presentación y, sin ninguna duda, hoy se
encuentran sin cesar excelentes maestros que enseñan las matemáticas más
modernas comenzando por los procedimientos pedagógicos menos al día.
Precisamente por eso, con toda razón, la Conferencia Internacional de Instrucción
Pública, al ocuparse en su sesión de 1954 de la formación del personal docente
de enseñanza secundaria insistió en la necesidad de una iniciación psicológica a
la altura de la preparación que corresponde a las mismas disciplinas que deben
enseñarse. Esta formación psicopedagógica es mucho más difícil de obtener en
los maestros de este nivel que en los de primer grado, y las razones indicadas
oponen frecuentemente una barrera infranqueable a los intentos mejor
intencionados.
La dificultad reside ante todo en el hecho de que para comprender
la psicología de las funciones mentales del adolescente es indispensable dominar
la totalidad del desarrollo desde el niño al adulto, y en que los futuros maestros de
enseñanza secundaria empiezan por desinteresarse totalmente de la infancia
antes de captar hasta qué punto el análisis del conjunto de los procesos formativos
ilumina los que son propios del adolescente.
Los dos procedimientos que han tenido más éxito hasta ahora para hacer aceptar
una formación tal a los mismos interesados, al menos en lo que concierne a los
futuros profesores de Ciencias, han sido los siguientes. El primero consiste en
asociarlos a investigaciones psicopedagógicas sobre tal o cual estructura lógicomatemática
o tal o cual situación de causalidad física: el carácter completamente
imprevisto de los sujetos de distintas edades frecuentemente es suficiente para
hacer comprender que hay ahí problemas de los que el educador sacará un gran
provecho mediante un conocimiento detallado. El otro procedimiento se refiere a
la preparación teórica. A menudo sucede que futuros profesores de ciencias
experimentan un no disimulado desprecio por la psicología del desarrollo hasta el
momento en que se consigue hacerles ver el alcance epistemológico de las leyes
de este desarrollo Por el contrario, una vez planteados los problemas de
adquisición de los conocimientos en términos de relación entre el sujeto y el objeto,
o dicho de otra manera, en términos de interpretaciones empiristas, aprioristas o
constructivistas, etc., encuentran una relación con algunos de los problemas
centrales de la rama en que se han especializado y se dan cuenta del interés de
las investigaciones cuya simple presentación pedagógica les dejaba insensibles.
En cuanto a los futuros profesores de Letras, el estado de las investigaciones hace
más difíciles tales experimentos; pero con el progreso de los análisis lingüísticos
sobre la evolución individual del lenguaje los resultados son ya prometedores, tanto
desde el punto de vista del estructuralismo lingüístico como desde el de las
relaciones entre la función semiótica y el pensamiento. También aquí el campo de
investigaciones es inmenso y no hay ninguna, duda que llegará el día en que las
ciencias de la educación, beneficiándose de todas estas aportaciones, elaborarán
técnicas mucho más afinadas que las actuales y, con ello, permitirán una
preparación más profunda del cuerpo docente y especialmente su colaboración
activa en la edificación constantemente renovada de estas disciplinas
.