En este capítulo queremos avanzar en la descripción de las percepciones y prácticas didácticas más extendidas entre los docentes, y también destacar algunas experiencias de docentes con más experiencia que permiten ver otro tipo de recorridos, más cercanos a estos usos más ricos que destacan Warschauer y Matchuniak. El foco de análisis pasará de las percepciones y prácticas socioculturales a las didácticas en el aula. Nos ocuparemos, sobre todo, del trabajo con las computadoras e Internet, aun cuando la presencia de celulares ya es masiva en todas las aulas. Lo que encontramos es que los celulares son generalmente percibidos como perturbadores del orden del aula, y que el único uso legítimo es como cámaras de fotografía o de video, o grabadoras; es decir, como recursos multimediales que pueden ayudar a la producción en las computadoras.
La primera cuestión que aparece en la conversación con los docentes es el valor de la incorporación de las nuevas tecnologías como parte de adecuarse a la época en que se vive, y por su efecto democratizador de la cultura. Un profesor de secundaria del área metropolitana de Buenos Aires señala:
“Pensando en historia o literatura, en los lugares con menos recursos tenés pibes que no tienen ni libros ni fotocopias. Si se puede proyectar y lo pueden ver ahí, te asegurás que todo el mundo esté leyendo.”
Este efecto multiplicador y de acceso a la cultura, también la escrita, es un argumento fundamental para apoyar los programas de inclusión digital. Otro argumento importante tiene que ver con la economía de tiempo que suponen. Así lo manifiesta una profesora de secundaria del conurbano bonaerense:
“Me paso armando una línea de tiempo, la estamos haciendo en el pizarrón y
estamos 45 minutos dando vueltas. En el laboratorio se armó en quince minutos
en las computadoras que hay.”
Pero la mayoría reconoce que, en una primera etapa, la incorporación va a suponer mucho más trabajo para el docente. En las entrevistas grupales, los maestros primarios muestran mejor disposición a estos desafíos que los profesores de secundaria, que se sienten más escépticos sobre el cambio. Una maestra de la zona patagónica dice:
“Seguro es más trabajo, hay que preparar material extra también, hay que sentarse, pensar y ver cómo incluirlo…”
Hay que considerar que las tecnologías se incorporan en el marco de una relación con su propio trabajo que, como señalamos en la presentación, está determinada por dinámicas complejas. Como vimos en el capítulo anterior, muchos de ellos reconocen que no tienen práctica u oficio en estos nuevos lenguajes, y que necesitan adquirirlo. Una docente primaria del Noroeste señala:
“Yo creo que facilita; pocas veces hice presentaciones de Power Point, pero lo que te permite es la incorporación de iconografías y otros lenguajes que ayudan a fijar la idea o el armado de redes, y si le agarrás la mano, es menos trabajo.”
En el caso del nivel secundario, la percepción sobre los cambios que traerán las nuevas tecnologías está, además, influida por cómo ven a sus alumnos. Algunos de ellos son escépticos sobre la posibilidad de que se estructure una mejor relación pedagógica, sobre todo en el área metropolitana de Buenos Aires. Una profesora del conurbano bonaerense manifiesta:
“Yo no noto diferencia, los que no prestan atención en el aula tampoco la prestan en informática, no cambia. Con la pantalla pasa lo mismo.”
Para estos docentes, las nuevas tecnologías solo son una herramienta que permite dar lo mismo que se dio siempre, aunque de modo más actualizado y en línea con los intereses de los alumnos. Pero no coinciden en que trae un cambio radical, o que ese cambio cuestiona la forma de enseñanza que vienen sosteniendo.