Factores que promueven el desarrollo moral
• Alentar a los niños para que adopten la perspectiva de los otros; darles la oportunidad para que se pongan en su lugar y comprendan sus sentimientos, motivaciones y necesidades.
• Expresar los padres, de un modo firme, ante el niño, los propios principios morales, para generando sus propios valores.
• Actuar, ante él, de acuerdo a esos principios morales.
Desarrollo de la personalidad (6 a 12 años)
Desarrollo del autoconcepto (idea de uno mismo)
Conforme los niños crecen, su autoconcepto va modificándose.
De 6 a 8 años, se sienten como personas con sentimientos y deseos.
Ya a los 8 años, distinguen entre características físicas y psicológicas. Identifican el “yo” como algo interior y psicológico.
Cuanto más se acercan a la adolescencia, sus autodescripciones se realizan más en términos abstractos que concretos.
Si el autoconcepto está en función de la interacción con los demás, puede variar. Otros dicen que no, que una vez el autoconcepto es fuerte adquiere estabilidad. Esto da lugar a una gran polémica. Pero se admite tanto la estabilidad como el cambio.
Los estudios realizados por Damon y Hart, evidenciaron un cambio ordenado; cierta estabilidad en medio de un cambio constante y la naturaleza regular y predecible de las transformaciones del autoconcepto a lo largo de la infancia.
19. Desarrollo de la autoestima (valoración sobre uno mismo)
Harter dice que existe estabilidad en la autoestima durante la infancia, un descenso a los 12-13 años, y luego un aumento. Los determinantes de la autoestima son: la relación con los padres, el respeto mutuo y una relación basada en la aceptación.
La salida de un contexto familiar para integrarse en la escuela, ofrece la oportunidad de cambiar o confirmar la autoestima, además de contribuir al desarrollo de un autoconcepto académico, que va a ser un factor determinante del rendimiento escolar.
Una persona tienen un lugar de control interno cuando cree que las cosas le suceden por sus esfuerzos y decisiones (éxitos). Tienen un lugar de control externo cuando cree que son por suerte o destino (fracasos).
Socialización en esta etapa
Influencia de la escuela
La escuela es la institución social que tiene más repercusiones sobre el niño. Modifica sus modos de pensamiento, interviene en la socialización, en la adquisición de habilidades comunicativas, en sus relaciones afectivas, en la adquisición del rol sexual y de las conductas prosociales; y en la propia identidad personal.
Cuando las relaciones que se establecen con los compañeros son de mutua aceptación y apoyo, el logro de los objetivos educativos se verá favorecido. Asímismo, la escuela contribuye al reforzamiento del autoconcepto (ya que se construye a partir de la interacción social con los iguales) y del autoconcepto académico (que será positivo o negativo según las expectativas que el profesor tenga en él).
La importante influencia que los iguales ejercen sobre el niño se realiza a través de mecanismos similares a los utilizados por los adultos: reforzamiento, modelado y enseñanza directa de habilidades.
Las relaciones entre iguales se caracterizan por la simetría (están basadas en la igualdad), la cooperación y la reciprocidad. Las funciones de estas interacciones son el aprendizaje del control de impulsos agresivos y la expresión de conductas prosociales. Suelen aparecer grupos con su correspondiente líder.
Identidad y tipificación sexuales
A los 4-5 años la mayor parte de los niños admite que su identidad sexual puede cambiar si cambian sus ropas.
A los 5-6 años, la constancia del sexo comienza a ser una realidad: comprende que su identidad sexual es algo permanente.
Hasta los 7-8 años, la identidad sexual no se define por los genitales, sino por los estereotipos sexuales.
A partir de los 8-9 años, los niños comienzan a admitir que determinadas actividades asignadas a un sexo determinado pueden ser realizadas por personas de distinta identidad sexual.
En la actualidad, sobre todo en el contexto familiar, se siguen poniendo en juego prácticas de socialización diferentes según el sexo de los niños (ej. Las niñas deben hacer la cama). Se debería educar desde la escuela y la familia hacia para una sociedad no sexista y de igualdad de oportunidades entre ambos sexos (= un eje transversal).