La Psicología de 1850 a 1950, Michel Foucault.
El fundamento de las significaciones objetivas
Todos esos análisis de las significaciones objetivas se sitúan entre los dos tiempos de una oposición: totalidad o elemento, génesis inteligible o evolución biológica, performance actual o aptitud permanente e implícita, manifestaciones expresivas momentáneas o constancia de un carácter latente, institución social o conductas individuales: temas contradictorios cuya distancia constituye la dimensión propia de la psicología. Pero ¿incumbe a la psicología superarlos, o debe contentarse con describirlos como las formas empíricas, concretas, objetivas de una ambigüedad que es la marca del destino del hombre? Ante estos límites, la psicología ¿debe negarse como ciencia objetiva y sustraerse en una reflexión filosófica que ponga en duda su validez? ¿O debe apuntar a descubrir fundamentos que, si no suprimen la contradicción, al menos permitan dar cuenta de ella?
Los esfuerzos más recientes de la psicología van en ese sentido y, a pesar de la diversidad de su inspiración, se puede resumir su significación histórica de esta manera: la psicología no busca ya probar su posibilidad por su existencia, sino fundarla a partir de su esencia, y no busca suprimir, ni tampoco atenuar sus contradicciones, sino justificarlas.
La cibernética está lejos, al parecer, de un proyecto semejante. Su positividad parece alejarla de toda especulación, y si toma por objeto la conducta humana, es para reencontrar allí reunidos el hecho neurológico de los circuitos del feed-back, los fenómenos físicos de la auto-regulación y la teoría estadística de la información . Pero al descubrir en las reacciones humanas los mismos procesos de servo-mecanismos, la cibernética no vuelve a un determinismo clásico: bajo la estructura formal de las estimaciones estadísticas, deja lugar a las ambigüedades de los fenómenos psicológicos y justifica, desde su punto de vista, las formas siempre aproximadas y siempre equívocas del conocimiento que se puede alcanzar de ellos.
En un sentido bien diferente, la superación de la psicología se efectúa en dirección a una antropología que tiende a un análisis de la existencia humana en sus estructuras fundamentales. Aprehender al hombre como existencia en el mundo y caracterizar a cada hombre por el estilo propio de esta existencia supone, para L. Binswanger y para H. Kunz, alcanzar, más allá de la psicología, el fundamento que le otorga su posibilidad y que da cuenta de sus ambigüedades: la psicología aparece como análisis empírico de la manera en que la existencia humana se ofrece en el mundo. Pero debe fundarse sobre el análisis existencial de la manera en que esta realidad se temporaliza, se espacializa y, finalmente, proyecta un mundo: de modo que las contradicciones de la psicología, o la ambigüedad de las significaciones que describe, habrán encontrado su razón de ser, su necesidad, y al mismo tiempo su contingencia, en la libertad fundamental de una existencia que escapa, por derecho pleno, a la causalidad psicológica .
Pero la interrogación fundamental permanece. Habíamos mostrado, en principio, que la psicología “científica” nació de las contradicciones que el hombre encuentra en su práctica; y que, por otra parte, todo el desarrollo de esta “ciencia” consistió en un lento abandono del “positivismo” que la alineaba desde el origen con las ciencias de la naturaleza. Este abandono y el nuevo análisis de las significaciones objetivas ¿pudieron resolver las contradicciones que lo motivaron? No lo parece, ya que en las formas actuales de la psicología se reencuentran esas contradicciones bajo la forma de una ambigüedad que es descrita como coextensiva de la existencia humana. Ni el esfuerzo hacia la determinación de una causalidad estadística ni la reflexión antropológica sobre la existencia pueden superarlas realmente; a lo sumo las pueden esquivar, es decir reencontrarlas finalmente traspuestas y trasvestidas.
El porvenir de la psicología, ¿no depende entonces de que tome en serio esas contradicciones, cuya experiencia justamente hizo nacer a la psicología? A partir de ello no habría psicología posible sino por el análisis de la existencia del hombre y por la recuperación de lo que hay de más humano en el hombre, es decir su historia.
Fuente: “La psychologie de 1850 à 1950”, en D.Huisman y A.Weber, Histoire de la philosophie européenne, t.II, Paris, Librairie Fischbacher, 1957. Reproducido en M.Foucault, Dits et écrits, Paris, Gallimard, 1994, t.I, pp.120-137.
Traducción: Hernán Scholten
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