Freire, Paulo. PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA: Saberes necesarios para la práctica educativa
PREFACIO
Acepté el desafío de escribir el prefacio de este libro del profesor Paulo Freire
movida en efecto por una de las exigencias de la acción educativo-crítica defendida
por él: la de confirmar mi disponibilidad para la vida y sus reclamos. Comencé a
estudiar a Paulo Freire en Canadá, con mi marido, Admardo, a quien este libro está
en parte dedicado. No podría pronunciarme aquí sin referirme a él, asumiéndolo
con afecto como un compañero con quien, en la trayectoria posible, aprendí a
cultivar varios de los saberes necesarios a la práctica educativa transformadora. Y
el pensamiento de Paulo Freire fue, sin duda, una de sus grandes inspiraciones.
Las ideas retomadas en esta obra rescatan de forma actualizada, leve, creativa,
provocativa, valerosa y esperanzadora, cuestiones que continúan día a día
instigando el conflicto y el debate de educadores y educadoras. Lo cotidiano del
profesor en el salón de clases y fuera de él, desde la educación elemental hasta el
posgrado, es explorado como en una codificación, en cuanto espacio de
reafirmación, negación, creación, resolución de saberes que constituyen los
«contenidos obligatorios de la organización programática y el desarrollo de la
formación docente». Son contenidos que sobrepasan los ya cristalizados por la
práctica escolar y de los cuales el educador progresista, principalmente, no puede
prescindir para el ejercicio de la pedagogía de la autonomía aquí propuesta. Una
pedagogía fundada en la ética, en el respeto a la dignidad y a la propia autonomía
del educando.
Como los demás saberes, éste demanda del educador un ejercicio permanente.
Es en la convivencia amorosa con sus alumnos y en la postura curiosa y abierta
como asume y como, al mismo tiempo, los desafía a que se asuman en cuanto
sujetos sociohistóricos-culturales del acto de conocer, y donde él puede hablar del
respeto a la dignidad y autonomía del educando. Eso presupone romper con
concepciones y prácticas que niegan la comprensión de la educación como una
situación gnoseológica. La competencia técnico-científica y el rigor que el profesor
no debe dejar de lado en el desempeño de su trabajo, no son incompatibles con la
actitud amorosa necesaria en las relaciones educativas. Esa postura ayuda a
construir el ambiente favorable para la producción del conocimiento donde el
miedo al profesor y el mito que se forma en torno de su persona van siendo
invalidados. Es preciso aprender a ser coherente. De nada sirve el discurso
competente si la acción pedagógica es impermeable al cambio.
En el ámbito de los saberes pedagógicos en crisis, al reformular cuestiones tan
la práctica pedagógica al estimular el individualismo y la competitividad. Como
contrapunto, al denunciar el malestar que se está produciendo por la ética del
mercado, Freire anuncia la solidaridad en cuanto compromiso histórico de hombres
y mujeres, como una de las formas de lucha capaces de promover e instaurar la
«ética universal del ser humano». Esa dimensión utópica tiene en la pedagogía de la
autonomía una de sus posibilidades.
Finalmente, resulta imposible no resaltar la belleza producida y traducida en
esta obra. La sensibilidad con que Freire problematiza y conmueve al educador
señala la dimensión estética de su práctica, que precisamente por eso puede ser
movida por el deseo y vivida con alegría, sin dejar de lado el sueño, el rigor, la
seriedad y la simplicidad inherentes al saber-de-Ia-competencia.
EDlNA CASTRO DE OLlVEIRA
Maestra en Educación por el PPCF/DEFS
Profesora del Departamento de Fundamentos de la
Educación y Orientación Vocacional
Vitória, noviembre de 1996
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