Después, mientras estudiaba para el tercero, un sueño profético: El comienzo de su piedad se sitúa propia. mente en el momento en que estudiaba para el tercer examen, y fantasías que lo hacían aparecer como todavía en conexión con el padre. A la noche abría la puerta que daba al zaguán, en la convicción de que su padre estaría ahí afuera. Sus fantasías se anudaban en ese tiempo directamente a esa laguna en lo cognoscible. Al final recapacitó y se combatió con el argumento racional de qué diría su padre sobre su accionar si todavía viviera. Pero esto no le hizo impresión alguna, sólo puso término a ello la forma deliriosa del argumento: que el padre, aun en el más allá, podría sufrir algún daño por sus fantasías. Las ideas obsesivas que le añoraron mientras estudiaba para su tercer examen, de presentarse sin falta en julio, parecen relacionarse con el esperado arribo desde Nueva York de X., un tío de la dama de quien estaba terriblemente celoso. Quizá también con el conjeturado, y luego realizado, viaje de la dama a América.
29 de octubre. Le comunico la sospecha de que su curiosidad sexual se ha encendido en sus hermanas. Un resultado inmediato: Recuerda que reparó en la diferencia entre los sexos por primera vez en su difunta hermana Katherine (5 años mayor que él), cuando ella estaba sentada en la bacinilla o algo parecido. Cuenta un sueño que tuvo cuando estudiaba para el tercer examen. Grünhut solía hacer, cada tres o cuatro exámenes, una pregunta muy específica por las libranzas pagaderas a domicilio, y cuando se le respondía, preguntaba esto otro: « ¿Y cuál es la explicación de esta ley? ». -A eso era preciso responder: «Para ponerse a cubierto de las chicanas {Schikanen} de la otra parte». Ahora bien, él soñó exactamente esto, pero entonces dijo: «Para ponerse a cubierto de las Schügsenen». Un chiste que él podría haber hecho aun en la vigilia. Su padre no se llama David, sino Friedrich. Adela no era la hermana de Braun, la idea del doble matrimonio se escapa.
8 de noviembre. De niño ha padecido mucho de gusanos; probablemente tenía el hábito de meterse el dedo en el ano y fue un gran chancho como su hermano, ahora es hiperlimpio. Antes de dormirse fantaseó que, casado con su prima [la dama], le besaría los pies, que empero no están limpios, sino que muestran rayas negruzcas (lo que le resulta horroroso). El mismo ese día no pudo lavarse tan cuidadosamente, y lo observó en sí. Se lo atribuye a la amada. Por la noche, soñó que lamía los pies de la amada, que empero estaban limpios, esto último es un deseo onírico. La perversión es exactamente la misma que la consabida, positiva. Que a él lo excita particularmente la cola se evidencia porque a la pregunta de su hermana sobre qué le gustaba en la prima, respondió en broma: «La cola». La costurera a quien hoy ha besado excitó primero su libido cuando, al inclinarse ella hacia adelante, se le marcaron bien los contornos de las nalgas. Agregado a la aventura de las ratas. El capitán Novak dijo que habría que aplicarles esa tortura a algunos diputados; entonces a él le vino la idea: «Con tal que ahora no nombre a Gisa», y para su terror mencionó de inmediato al doctor Hertz lo cual de nuevo le pareció ser una intervención del destino. En efecto, su prima se apellida Hertz, y él había pensado enseguida que a raíz del apellido Hertz se vería forzado a pensar en su prima, y se da cuenta de ello. Busca aislar a su prima de todo cuanto es roñoso. Padece de compulsión sacrílega -como las monjas. Un sueño se refiere a los insultos en chanza de su amigo V., «hijo de puta» e «hijo de un mono tuerto» (Las mil y tina noches). – A los 11 años, iniciación en los secretos de la vida sexual por un primo a quien ahora odia terriblemente, que le presentó a todas las mujeres como unas putas, también a su madre y hermanas, de suerte que él le hizo la contrapregunta: «¿Crees lo mismo de tu madre?». 11 de noviembre. Durante una enfermedad de su prima (afección a la garganta y perturbaciones en el dormir), hacia la época en que su tierna simpatía por ella era más intensa, y estando ella acostada en el sofá, tuvo de pronto la idea: «Ojalá permanezca siempre yacente». Lo interpreta como una permanente condición de enferma para alivio de él, para librarse de la angustia ante esa condición de enferma. ¡Sofístico malentendido! De acuerdo con lo que enseña lo contado antes, esto se entrama con el deseo de verla indefensa, porque ella había resistido el amor de él mediante la desautorización, y corresponde a grandes trazos a una fantasía de profanación de cadáver que tuvo una vez, conciente, y que por otra parte no osó ir mucho más allá de ver el cuerpo entero. El está hecho de tres personalidades, una llena de humor, normal, una ascética, religiosa, y una viciosa-perversa. Los inevitables malentendidos de lo inconciente por la conciencia, más bien la desfiguración introducida por la censura en el deseo inconciente. De ahí arrancan los pensamientos híbridos. 17 de noviembre. Hasta ahora, período de ímpetu ascendente {Aufschung}: alegre, libre, activo, se vuelve agresivo contra una muchacha, una costurera. Una idea justa: su inferioridad merece en verdad ser castigada por la enfermedad. Luego vienen confesiones, relaciones con las hermanas, agresiones repetidas contra Julie, la que le sigue inmediatamente, menor que él; ocurridas después de la muerte del padre, acaso sean estas las que expliquen su alteración patológica -una vez ha cometido una falta-. Una vez tuvo el sueño de que copulaba con Julie, luego de eso gran arrepentimiento, terror por haber quebrantado su voto de mantenerse lejos de ella. Al despertar, beatitud, no es más que un sueño, tras ello va al dormitorio donde ella duerme y le pega en la cola bajo las cobijas. No lo comprende, sólo puede compararlo con el onanismo a raíz del pasaje de Poesía y verdad. De ahí extraemos la conclusión de que la antigua paliza del padre tuvo que ver con una falta cometida con las hermanas. Pero, ¿con qué? ¿Con algo puramente sádico o algo ya nítidamente sexual? ¿Contra las mayores o las menores? Julie es tres años menor que él, las escenas buscadas caen entre el tercero y el cuarto año; entonces, ella apenas entra en cuenta. Por tanto, ¿Katherine, la hermana muerta? Su sanción de que entonces le sucedería algo al padre en el más allá ha de comprenderse simplemente como elipsis. Quiere decir: «Si el padre viviera todavía y se enterara de esto, volvería a pegarme y yo de nuevo sería presa de la ira contra él, ira que lleva a su muerte si mis afectos son omnipotentes. O sea, del tipo: «Si Kraus lee esto, recibe una bofetada»». Contra la hermana menor, hace pocos años, por la mañana, cuando dormía en su habitación, él la ha descubierto de suerte que se veía todo. Luego la madre avanza como impedimento de su quehacer sexual, cómo ella ha asumido ese papel desde la muerte del padre, lo protegió contra la seducción benévola de Lise, una mucama. Contra esta, una vez se exhibió adrede mientras dormía: fatigado tras un ataque de enfermedad, se acostó desvestido. Cuando por la mañana la muchacha le habló, ella preguntó, desconfiada, si no había reído mientras dormía. El había reído, y por cierto a causa de un sueño maravilloso en el que aparecía la prima. Confiesa que fue una escenificación. En años anteriores, a los 13 años, se exhibió sin más ante Lina, que regresó a casa por breve tiempo, con este fundamento correcto: ella lo conocía perfectamente desde la temprana infancia (había estado en la casa desde el sexto hasta el décimo año de él).
18 de noviembre. Se interna en la neurosis de su prima, que se vuelve nítida, y en la que juega un papel su padrastro, que entró en escena cuando ella tenía 12 años. Este es un oficial, un hombre hermoso, ahora separado de la madre de ella. Gisa lo trata muy mal las veces que viene de visita, y él solicita siempre su tolerancia. Los detalles contados apenas dejan dudas de que este hombre ha atacado sexualmente a la niña, y halló solicitación en algo dentro de la niña misma, de lo cual ella no tenía noticia: el amor trasferido de su propio padre, que le faltaba desde hacía seis años. Así, la situación entre ambos es como glacial y tensa. Ahora bien, el paciente mismo parece haberlo sabido: ¿acaso durante las maniobras no le resultó en extremo molesto que el capitán N. mencionara una vez el nombre de una señora Gisela Fluss (!!!), como si no quisiera contacto alguno entre Gisa y un oficial? Un año antes había tenido un curioso sueño sobre un teniente bávaro que es rechazado como festejante de Gisa. Esto señala a Munich y a la relación de él con la camarera, pero al teniente no lleva ninguna otra huella, y un agregado sobre el ordenanza del oficial sólo conduce al padrastro teniente. 21 de noviembre. Confiesa que puede haber conjeturado algo semejante acerca de su prima. El estaba muy alegre, había tenido una recaída en el onanismo, por la cual no está muy afectado (período de latencia interpolado). Al comienzo del onanismo ha tenido la idea de que así puede generarse algún daño para una persona amada, la prima; por eso se recita una fórmula de protección, que él ha creado de la manera consabida mediante extractos de diversas plegarias breves y ha dotado del «amén» aislante. La investigamos, ella dice «GIejisamen»: gl = glückliche {feliz}, o sea, «colma de dicha a L [Lorenz]»; también: «a todos» e (olvidado) j = jetzt und immer {ahora y siempre} t (su presencia aquí es insegura) s (olvidado) Ahora es claro que esta palabra ha nacido de GISELA S AMEN y que él une su semen {Samen} con el cuerpo de la amada; o sea, dicho vulgarmente, se masturba con su representación. Queda desde luego convencido, y agrega que la fórmula muchas veces le acudió de hecho, en forma secundaria, como «Giselamen», pero él sólo había visto en ello una asimilación al nombre de la amada (malentendido invertido). Viene al día siguiente presa de la más profunda desazón, quiere hablar de cosas indiferentes, pero confiesa que está en una crisis. La cosa más espantosa, dice, se le ha ocurrido ayer cuando viajaba en el tranvía, es absolutamente imposible decirla. Sostiene que su restablecimiento no merece ese sacrificio, que yo lo echaré fuera, pues se trata de trasferencia. ¿Cómo podría tolerarlo yo? Entretanto, fracasan todos los esclarecimientos sobre trasferencia, que empero no le suenan ajenos; sólo tras cuarenta minutos de lucha, en mi impresión sólo cuando descubro su motivo de venganza contra mí y le demuestro que callando y resignando la cura se venga de manera todavía más torpe que diciéndomelo, él indica que se trata de mi hija. Con ello la sesión llega a su fin. Harto difícil todavía, tras una lucha, y después de asegurar que mi afirmación de que he de reconducirle todo a él se parece a una angustia de mi parte, libra la primera representación. a. Un trasero femenino desnudo; en los pelos, liendres, larvas de piojos. Fuente. Una escena olvidada, omitida en la confesión, con su hermana Julie, que tras la corrida se echó hacia atrás en la cama de modo que él tuvo esa visión desde adelante, sin piojos naturalmente. Sobre esto último, corrobora mi conjetura de que la palabra «liendres» {«Nisse»} señala que algo similar ocurrió una vez en el cuarto de los niños. Los motivos son claros: castigo por el placer sentido con la visión, ascetismo que recurre a la técnica de la desgana, ira contra mí por constreñirlo a ello, de ahí la trasferencia: «Entre sus hijos sin duda pasa lo mismo». (Ha oído hablar de mi hija y sabe que tengo un hijo; quizás una fantasía con esta hija, de ser infiel a Gisa y el castigo por ello.) Después de tranquilizarse y de una lucha más breve, el comienzo segundo, más difícil todavía, de toda una serie de representaciones que empero le producen diversa impresión. Intelige que aquí no había usado la trasferencia, sino que, tras el efecto de la primera, había atribuido todo a la trasferencia. [b.] Cuerpo desnudo de mi madre, dos espadas hundidas lateralmente en su pecho (como una decoración, dice él después, según el motivo de Lucrecia). El bajo vientre, y en particular los genitales, devorados enteros por mí y los niños. Fuente, fácil: La abuela de la prima (acerca de la propia, apenas si tiene recuerdo). Entró una vez en el dormitorio cuando ella se vestía, y ella dio un grito. – Yo: sin duda ha tenido curiosidad por su cuerpo. – Sobre esto cuenta un sueño de una época en que creía que la prima tenía demasiada edad para él: La prima lo ha llevado al lecho de la abuela, ha desnudado su cuerpo y genitales, y le ha mostrado cuán hermosa es todavía a los 90 años (cumplimiento de deseo). Las dos espadas son las japonesas de su sueño: matrimonio y coito. El sentido es claro, él se ha dejado engañar por una metáfora. El contenido es la idea ascética, cómo la belleza de una mujer sería DEVORADA por el comercio sexual y la concepción de los hijos.Esta vez él mismo ríe. c. A uno de sus secretarios de juzgado, un tipo sucio, se lo representa desnudo y una mujer le hace minette [fellatio]. ¡De nuevo mi hija! El tipo sucio es él mismo. Es que quiere ser pronto secretario para casarse. Sobre minette ha oído hablar con horror; no obstante, con la muchacha de Trieste una vez, estando sobre ella, se le deslizó hacia arriba de tal suerte que le sugirió que se lo hiciera, lo que no sucedió. Yo repito mi conferencia del último sábado sobre las perversiones. 22 de noviembre. Alegre, pero se siente oprimido cuando yo lo devuelvo al tema. Nueva trasferencia: mi madre ha muerto. El quiere presentar sus condolencias pero tiene miedo de que le aparezca la risa impertinente, que ya ha tenido repetidas veces a raíz de fallecimientos. Por eso prefiere escribir una tarjeta con «p. c.», y esto se le muda en «p. f.». ¿Nunca pensó que por la muerte de su madre escaparía usted de todos los conflictos y podría casarse? – «Usted se venga de mí», opina él. – Usted me constriñe a ello queriendo vengarse de mí. Confirma, por otra parte, que sus paseos por la habitación mientras hace estas confesiones responden a la angustia de que yo le pegue. Los había motivado con la fineza de que no podía decirme cosas tan horribles- yaciendo él ahí cómodamente. Además, él mismo se golpea durante las confesiones, cada vez más trabajosas. «Ahora usted me echará afuera». Se trata de una imagen: yo y mi mujer yacemos en la cama, entre nosotros un niño muerto. El sabe el origen. De pequeño (edad indeterminada, quizá cinco o seis años), yació así entre padre y madre y mojó la cama, tras lo cual el padre le pegó y lo echó afuera. El niño muerto sólo puede ser su hermana Katherine, él no puede menos que haber sacado provecho de su muerte. Confirma que la escena fue después de la muerte de ella. Su mímica, entretanto, es la de un desesperado y de uno que quiere protegerse de unos golpes desmesurados; se toma la cabeza entre las manos, huye, se cubre el rostro con el brazo, etc. Confirma que el padre era colérico y en tales casos no sabía lo que hacía. Otra ocurrencia, de las más horrorosas. Ordena que yo le lleve mi hija a su dormitorio para que él la lama, y dice: «Adentro el Miessnik». Acerca de esto, un cuento sobre su amigo, que quiere traer unos cañones contra el café que él frecuenta, pero quiere salvar antes al mozo, excelente y muy feo, ordenándole: «¡Miessnik, fuera!». El Miessnik era él respecto de su hermano menor. En lo demás, un jugueteo con mi nombre: «Freudenhaus- Mädchen» {«hija de la casa (le Freud» = «de la casa de jolgorio»}. 23 de noviembre. La sesión que sigue rebosa de la más espantosa trasferencia, antes de cuya comunicación opuso enormes dificultades. Mi madre asiste desesperada al ahorcamiento de todos sus hijos. Me hace acordar a la predicción de su padre, que él sería un gran criminal. Pero no puedo colegir lo que alega como motivación. El sabe que en mi familia una vez sucedió una gran desgracia; uno de mis hermanos era mozo de café, cometió en Budapest un asesinato y fue ajusticiado. Me echo a reír, le pregunto de dónde lo sabe, y con esto se hunde todo su afecto. Su cuñado, que conoce a mi hermano, se lo ha comunicado como prueba de que la educación no es nada, la disposición {constitucional} lo es todo. El cuñado es amigo de combinar fábulas, y ha hallado la noticia en un viejo número de Die Presse. Yo sé que se trata de Leopold Freud, el asesino del ferrocarril, cuando yo estaba en el tercero o cuarto año escolar, y le aseguro que no teníamos parientes en Budapest. Aliviado, él confiesa que por esa razón le había entrado cierta desconfianza ya desde el comienzo. 25 de noviembre. Ha pensado que si en mi familia hubiera impulsos asesinos, me abalanzaría sobre él como un animal de presa para encontrar lo malo en él. Totalmente distendido y alegre, informa hoy que su cuñado siempre hace esas combinaciones, pero enseguida halla la explicación: no ha olvidado la tacha que pesa sobre su familia, pues su padre escapó a Norteamérica a causa de unas deudas fraudulentas y cree que por eso no le dieron el cargo de profesor de botánica en la universidad. Un momento después halla también la razón de toda su hostilidad a mi familia. Su hermana Julie manifestó una vez que Alex sería el marido justo para la prima Gisa, de ahí la ira (análoga al caso de los oficiales). Ahora un sueño: Está de pie sobre una colina con un cañón que dirige contra una ciudad, se la divisa desde ahí detrás de un gran número de murallas circulares horizontales. junto a él está su padre, y discuten sobre la época de la, ciudad, si será del Oriente antiguo o del medioevo alemán. (Es que está seguro, dice, de que ella no es totalmente real.) Entonces las murallas horizontales se trasmudan en verticales, que se elevan a lo alto como unos aros de cuerdas, y él quiere demostrar algo en ellos, pero la cuerda no es lo bastante rígida y no dejan de venirse abajo. Agregado, análisis. 26 de noviembre. Interrumpe el análisis del sueño para comunicar una trasferencia. Una serie de niños yacen sobre el piso y él se llega a cada uno y le mete dentro de la boca. Uno, mi hijo (su hermano, que a los dos años ha comido sus excrementos), tiene todavía una orla marrón en torno de la boca y se relame como si fuera algo muy rico. Luego, un cambio: soy yo, y se lo hago a mi madre. Esto le recuerda a una fantasía en que él pensó, sobre una prima malcriada, que no merecía que Gisa le hiciera dentro de la boca, y en que la imagen, entonces, se invertía. Tras ello se esconden orgullo y alta estimación. Sobre esto recuerda que su padre era boca sucia y le gustaban mucho palabras como «culo» y «cagar», lo que espantaba mucho a la madre. Una vez intentó copiar al padre, y eso llevó a un acto vergonzoso no castigado. Era un gran puerco y por eso la madre se resolvió un día a lavarlo de pies a cabeza, cuando él tenía once años de edad. Lloró de bochorno, y dijo: «¿Dónde me frotarás todavía? ¿En el culo?». Esto, dice, le habría valido la más severa paliza de su padre, si la madre no lo hubiera salvado. Es probable que el orgullo familiar, que él confirma sonriendo, tenga que ver con esa alta estima. «En verdad, sólo los Lorenz son gente bien», ha manifestado una hermana. El mayor de sus cuñados estaba presente y hace chanzas sobre eso. Le pesa mucho tener que despreciar a los cuñados justamente a causa de su familia (contraste entre su padre y los padres de los dos cuñados). Su padre era primo hermano de la madre, ambos de origen muy humilde, y él solía exagerar de manera humorística las circunstancias de su niñez. El odio contra mí es, entonces, un caso especial del odio a los cuñados. Ayer, tras prestar socorro a un epiléptico, temió sufrir un ataque de furia, se mostró airado contra su prima y la mortificó mediante diversas alusiones. ¿De dónde la ira? Después tuvo un acceso de llanto ante ella y una hermana. Sobre esto, un nuevo sueño. Tiene 29 años. La más soberbia fantasía anal, yace de espaldas sobre una muchacha (mi hija) y la posee sexualmente con las heces que le salen del ano. Esto apunta directamente a Julie, pues él le ha dicho: «De ti nada me resultaría asqueroso». Por la noche ha librado una difícil lucha, no sabe cuál. Resulta ser: si debe casarse con mi hija o con su prima, y esta vacilación se puede reconducir con facilidad a su vacilación entre sus dos hermanas. Una fantasía: si se sacara el premio mayor de la lotería, se casaría con la prima y me escupiría en la cara; resulta que yo ansío tenerlo por yerno. – Probablemente fue un lactante que retenía las heces. Hoy recibió una invitación para un rendez-vous, y pensó enseguida: «Ratas». Acerca de esto resulta que cuando vio por primera vez al teniente D., el padrastro, él contó historias: cómo, de muchacho, partió en guerra con una pistola Flaubert contra todo ser viviente y se dio a sí mismo, o dio a un hermano, un tiro en la pierna. De una visita posterior, recuerda que vio una gran rata, pero el teniente no. Siempre tiene a flor de labios: «Te fusilaré». El capitán Novak sin duda le hizo acordar al teniente D., en particular porque sirvió en el regimiento donde D. estuvo en su época, y este último decía: «A esta altura yo debería ser capitán». – Fue otro oficial quien pronunció el nombre de Gisela, y el capitán Novak, el apellido Hertz. -Ahora bien, D. es sifilítico y por eso se separó el matrimonio; la tía aún ahora tiene angustia de estar infectada. Ratas significa angustia ante la sífilis. 29 de noviembre. Ha tenido muchos motivos de enojo con su amigo por asuntos de dinero (garantías, etc.). Le resultaría muy desagradable que esto desembocara en dinero. «Ratas» tiene una referencia particular a dinero. Cuando ayer tomó prestados de su hermana dos florines, pensó: «Por cada florín, una rata». – Cuando en la primera entrevista yo le comuniqué la condición a propósito de mis honorarios, él se dijo: «Por cada corona, una rata para los niños». Ahora bien, ratas {Ratten} significa para él realmente … cuotas {Raten}. Concientemente las pronuncia igual, y lo fundamenta en que la «a» de «ratum» (de «reor») es breve; una vez fue rectificado por un jurista, quien le dijo que no es lo mismo «Ratten» que «Raten». Un año antes había salido de garante de un amigo que debía pagar una suma en 24 cuotas {Raten}, y se hizo prometer del acreedor que le avisaría antes de cada vencimiento a fin de no ser conminado, como lo estipulaba el contrato, a pagar todo de una sola vez. Así, en «ratas» se conjugan dinero y sífilis. El cuenta ahora en ratas. – Moneda de rata. Algo más acerca de la sífilis: es evidente que la representación de que la sífilis roe y devora le ha hecho acordar a las ratas. Para esto aporta, efectivamente, varias fuentes, en especial de la época de su servicio militar, donde eso se decía (analogía con la trasferencia de los genitales devorados). Ha oído decir siempre que todos los militares son sifilíticos (de ahí el terror de que el oficial mencione el nombre de Gisela). Ahora bien, a raíz de «militar» no recuerda sólo al teniente D., sino también asu padre, que tanto tiempo pasó en la vida militar. La idea de que su propio padre fuera sifilítico no se le antoja tan extraña, a menudo ha pensado en ello. Acerca de esto, unes cuentos sobre la vida alegre de su padre en su época de militar. A menudo ha pensado que acaso la nerviosidad de todos los suyos se debiera a que el padre tuvo sífilis. Respecto de su prima, la idea de las ratas quiere decir entonces: angustia de que ella haya sido infectada por su padrastro, tras esto angustia de que ella haya devenido enferma por causa de su propio padre, y tras esto la angustia correcta, acorde a la ratio, de que ella misma sea enferma como hija de un paralítico (relación que le es notoria desde hace años). Por otra parte, uno comprende ahora el estallido de la enfermedad tras la queja del tío. Tuvo que ser deseo cumplido para él que también el padre fuera sifilítico a fin die que él no pudiera reprochar nada a la prima y casarse con ella a pesar de todo. 30 de noviembre. Más historias de ratas, que él empero, como al final confiesa, sólo compila para no decir la fantasía de trasferencia sobrevenida entretanto, que, como él ve, significan arrepentimiento a causa del rendez-vous que debe tener lugar hoy. Agregados. La prima y su tío X., de Nueva York, mientras viajaban en ferrocarril, hallaron un rabo de rata en una salchicha que les habían servido, y ambos vomitaron durante dos horas. (¿Alegría por el mal ajeno?) De nuevo, asquerosas historias de ratas. Sabe que las ratas son portadoras de muchas enfermedades infecciosas. En la calle de Fugbach se veía a través de un patio la sala de máquinas de los baños romanos. Vio cómo cazaban ratas y escuchó que las echaban a la caldera. En e¡ mismo lugar vivían dos gatos que daban gritos lamentables, y una vez observó cómo un obrero golpeaba contra el piso un objeto que llevaba dentro de una bolsa. Pregunto y supo que era un gato y que luego fue arrojado a la caldera. Después otras crueldades que alcanzan como meta a su padre. Al ver los gatos tuvo la idea de que su padre estaba dentro de la bolsa. El padre prestó servicio militar cuando todavía existían los castigos corporales; contó que él una sola vez se dejó arrastrar a golpear a un recluta con la culata de su fusil, pero entonces rodó por tierra.
Continúa en ¨Anexo. Apuntes originales sobre el caso de neurosis obsesiva (1909), parte IV¨