Obras de S. Freud: Anexo. Apuntes originales sobre el caso de neurosis obsesiva (1909), parte V

Origen de esta fantasía: durante una marcha, saliendo del cuartel, había pasado delante de su casa; en esas difíciles primeras semanas que siguieron a la muerte de su padre había estado retenido tres semanas en el cuartel sin poder ver a los suyos. No le fue bien en la milicia, estaba apático, no atinaba a nada, tenía un teniente primero que los trataba como a perros y les daba planazos con el sable por detrás cuando no efectuaban ciertos saltos. Recuerdo: S. juntó una vez coraje y le dijo: «Señor teniente primero, es lo mismo sin sable». El hombre se desconcertó, pero después se le acercó diciéndole: «La próxima vez traigo el látigo». En ese momento tuvo que sofocar una gran ira, fantaseó retarlo a duelo, pero se abstuvo. En cierto sentido prefería que su padre ya no viviera. Como ex soldado, se habría mortificado mucho. El padre le procuró también un contacto. Cuando él le comunicó la lista de los ofíciales, el padre halló un nombre conocido, el hijo de un oficial a cuyo mando él mismo había servido, y escribió a este último. Una historia de este padre: cierta vez que su padre, no pudiendo entrar el tren en la estación de Presburgo a raíz de la acumulación de nieve, proporcionó palas a los judíos, a quienes de ordinario les estaba vedado el acceso al mercado, el oficial, que era entonces comisario allí, se le acercó y le dijo: «¡Bravo, vicio camarada, has hecho bien!», a lo cual replicó el padre: «¡Eres un sinvergüenza! Ahora me dices «viejo camarada» porque te he auxiliado, pero en otro tiempo me has tratado de otro modo». (Se ve el afán de contentar al padre mediante las carreras.) Otra compulsión en Unterach bajo el influjo de su desmentida por la prima: compulsión de hablar. De ordinario hablaba poco con la madre, pero entonces se compelió a hablar con ella de continuo durante el paseo, pasando de un punto a otro y diciendo a raíz de eso muchos disparates; él lo refiere de una manera más general, pero por un ejemplo es evidente que estos parten de la madre. Una compulsión corriente de contar; por ejemplo, tener contado hasta 40 o 50 entre trueno y rayo. Una especie de compulsión protectora: cuando viajaba en barco con la prima y sopló fuerte viento, se vio precisado a cubrirla con su capa. Para él era como un mandamiento que nada le sucediera. Compulsión de comprender: se constreñía a comprender con exactitud cada sílaba que le decían, como si con ello se le escapara un gran tesoro. Entonces preguntaba siempre: «¿Qué has dicho?», y cuando se lo repetían hallaba que la primera vez había sonado de otro modo; se volvió harto cargoso. Esto necesita ser ordenado con referencia a la prima. El esclarecimiento que ella le dio sobre el supuesto desmentido, a saber, que sólo quiso protegerlo para que no se pusiera en ridículo ante X., tiene que haber cambiado radicalmente la situación. La compulsión de proteger es evidentemente arrepentimiento y penitencia, y también la compulsión de comprender se remonta a la prima, pues eran sus palabras las que poseían tanto valor para él. En efecto, no la tuvo antes de la llegada de la prima. Es fácil entender luego la generalización. En tal caso, las otras variedades de compulsión preexistieron a su declaración con la prima, cosa que su recuerdo confirma. La angustia de contar ante la tormenta tiene entonces carácter oracular y señala una angustia de muerte: a qué edad llegaría él. Entonces, el correr al sol tiene algo de suicida, por su amor desdichado. El confirma todo esto. – Antes de partir de viaje a Unterach, le dice a su amigo Y. que esta vez tiene un raro, preciso sentimiento de que no volverá más a Viena. Claras ideas suicidas le eran familiares desde la infancia, por ejemplo cuando debía traer a casa malas notas de la escuela, a raíz de lo cual sabía que el padre se mortificaría. Pero un día, cuando él tenía 18 años, estuvo de visita una hermana de la madre cuyo hijo se había pegado un tiro un año y medio antes a causa, se decía, de un amor desdichado; él pensó que Hilde, de quien {su primo} había estado muy enamorado, era sin duda la causa. A esta tía se la veía en estado tan deplorable, tan quebrantada, que él se juró, a causa de la madre, no matarse nunca, no importa lo que pudiera sucederle, aun un amor desdichado. Su hermana Constanze le ha dicho, cuando él volvió a casa después de correr: «Ya verás, Paul, terminará dándote un ataque de apoplejía». Pero si antes de la declaración había impulsos suicidas, esto sólo puede haber sido un autocastigo por haberle deseado la muerte a la prima en su ira. Le doy a leer Joie de vivre, de Zola. Cuenta, todavía, que el día en que la prima partía de viaje de Unterach halló tirada en la calle una piedra, y fantaseó que el carruaje de ella podía tropezar ahí, y ella hacerse daño. Por eso la quitó del camino, pero veinte minutos después se le ocurrió que era un disparate y volvió para poner de nuevo la piedra en su lugar. Por tanto, también aquí la moción hostil hacia la prima se conserva junto a la moción protectora. 2 de diciembre. Interrupción debida a la enfermedad y muerte del doctor Pr., a quien él ha tratado como si fuera su padre; de igual modo entró en vínculos personales, en los que salen a la luz toda clase de rasgos hostiles: deseos de ratas, que se remontan a haber recibido él dinero de ellos como médico de la familia. «Tantos florines, tantas ratas», se dice en la ceremonia fúnebre cuando pone dinero en la alcancía. En identificación con la madre, hasta puede fundamentar personalmente el odio contra él, pues esta le reprocha no haber movido al padre a retirarse de los negocios. En el camino al cementerio tiene también aquella rara sonrisa que siempre lo perturba cuando participa de unas exequias. Indica, además, una fantasía: que el doctor Pr. violenta a su hermana Julie (probablemente envidia a causa de exámenes médicos); sobre esto un recuerdo: que papá hizo una vez algo indebido con ella cuando tenía lo años. El escuchó chillar en el dormitorio, y después papá salió y dijo: «Pero esta muchacha tiene un culo como de piedra». Cosa rara, su creencia en que realmente ha alimentado ira contra su padre no ha hecho progresos, aunque intelige todos los fundamentos lógicos. Anudada -pero no se puede determinar dónde-, una fantasía de trasferencia: entre dos mujeres, mi esposa y mi madre, hay estirado un arenque que del ano de una llega al de la otra, hasta que una niña lo corta en dos pedazos, tras lo cual los dos fragmentos (están como mondados) caen. Acerca de esto, sólo la confesión de que el arenque no le gusta en absoluto; en una comida le sirvieron últimamente arenques, pero no los tocó. La niña es una que ha visto en la escalera y creyó que era mi hija de 12 años. 2 de enero [de 1908] (directamente). Se asombra de haberse puesto tan furioso cuando Constanze hoy por la mañana lo instó a ir con ella al teatro. Le deseó enseguida las ratas, luego cayó presa de la duda sobre si debía ir ahora o no, y cuál de esas dos decisiones importaba, en verdad, ceder a la compulsión. Por esa vía ella le estropeaba una cita con su costurera y una visita a casa de la prima, quien está enferma (formulado esto, por lo demás, así directamente). Acaso su desazón de hoy se deba a la enfermedad de su prima. Luego, supuestamente él tiene sólo pequeñeces, y yo puedo decirle mucho hoy. Mientras desea las ratas a Constanze, él mismo siente a la rata mordisqueando en torno de su ano y la ve plásticamente. Establezco una referencia que arroja nueva luz sobre la rata. El ha tenido gusanos, ¿qué le dieron para combatirlos? – Pastillas. – ¿Y lavativas no? – Sin duda, también; cree acordarse. – Entonces debe de haberse revuelto particularmente contra ellas, pues tras esto se ocultaba un placer reprimido. – También en la revuelta cree {glauben} él. – Antes debió de tener un período de picazón en el ano. Le digo que la historia del arenque me recuerda mucho a esas lavativas. (Un grado previo de él: «rebosa de eso hasta el cuello».) ¿No ha tenido otros gusanos (tenia) contra los cuales se receta arenques, o al menos no ha escuchado hablar de ello? – Eso no, pero prosigue con recuerdos de gusanos. (En Munich descubrió cierta vez un gran gusano redondo en sus heces, tras tener antes el sueño de que está sobre un trampolín que se mueve en círculo con él. Eran los movimientos del gusano. Siempre siente al despertar una necesidad imperiosa de defecar.) A los 10 años vio cierta vez a su primo defecando, y este le mostró un gran gusano en las heces; gran asco. Con esto inserta lo que define como el máximo terror de su vida: algo antes de la edad de seis años, la madre tenía un pájaro disecado, de un sombrero, y él se lo pidió para jugar. Mientras corría con el pájaro en la mano, a este se le movieron las alas. En el terror de que hubiera revivido, lo arrojó de sí. Pienso en un nexo con la muerte de la hermana -pero la escena fue claramente anterior- y le hago notar cómo esta creencia facilita la posterior en la resurrección de su padre. Como no reacciona a esto, interpreto de otro modo: como erección por efecto de su mano, y hallo un nexo con la muerte con que fuera amenazado en un tiempo prehistórico, con morir sí se tocaba, si provocaba la erección del pene; y él había reconducido la muerte de la hermana al onanismo. El lo admite, en la medida en que realmente se asombra de que en la pubertad nunca llegara al onanismo, a pesar de que había padecido tanto de erecciones, aun cuando niño; una escena donde muestra directamente una erección a la madre. Resume su sexualidad diciendo que se ha contentado con mirar, en el caso de la señorita Peter y otras mujeres. Toda vez que pensaba en una mujer desnuda que lo estimulaba, tenía una erección. Se acuerda con nitidez, en la piscina de damas había dos niñas de 12 y 13 años cuyas piernas le gustaron tanto que deseó claramente tener una hermana con piernas tan lindas. Después, un período homosexual con amigos, aunque nunca se tocaron entre sí: sólo mirar, y a lo sumo placer en esto. El mirar le sustituye el tocar. Yo le recuerdo las escenas del espejo, luego de su estudio nocturno, cuando él, según la interpretación, se masturbaba en desafío al padre después que estudiara por amor a él, justamente como al «Dios lo proteja» le sigue el «no». Dejamos estar ese nexo, y él cuenta ahora el sueño del gusano, de Munich, y a partir de ahí da noticias sobre su rápida defecación de la mañana, lo cual luego se anudó con la fantasía trasferencial del arenque. Sobre la niña que soluciona la tarea difícil con una «genialidad juguetona», se le ocurre Mizzi Q., una encantadora niñita que tenía 8 años cuando él se trataba con la familia de ella y aún no se había recibido de doctor. Viaje a Salzburgo hacia las 6 de la mañana. Estaba muy malhumorado porque sabía que pronto le vendrían ganas de defecar, y cuando los pujos le vinieron efectivamente, descendió en la estación con un pretexto y luego alcanzó el tren, pero fue sorprendido por la señora Q. cuando echaba la última mirada a su compostura. Por el resto del día se sintió haciendo un papelón ante esa señora. Luego, sobre esto, se le ocurre un toro, y después se interrumpe. Ocurrencia que supuestamente no viene al caso. A raíz de una conferencia de Schweninger y Harden, se encontró con el profesor JodI a quien admiraba mucho por entonces, y aun cambió con él algunas palabras. Ahora bien, «toro» se dice {en dialecto vienés} «Jodl», como él bien sabe. Por la misma época, Schönthan escribió un folletín donde describía un sueño: era Schweninger y Harden en una misma persona y así respondía a las preguntas que le hacían, salvo una, sobre por qué los peces no tienen pelo. Sudor frío de angustia, hasta que se le ocurre un expediente y dice: «Pero si es bien sabido cuánto dañan las escamas el crecimiento del pelo, y por eso los peces no pueden tener pelo». Con esto encuentra destino al arenque de la fantasía trasferencial. Una vez anterior, cuando él me contó cómo su muchacha estaba echada boca abajo y el vello pubiano era visible por atrás, yo había lamentado que las mujeres no pusieran ahora ningún cuidado en esto, y lo califiqué de feo, y por eso cuida él por la falta de vello de las dos mujeres [en esa fantasía]. Mi madre debe de significar su abuela, que él mismo no ha conocido, pero se le ocurre la abuela de la prima. Casa dirigida por dos mujeres. Cuando yo le ofrecí la pequeña colación, tuvo enseguida la idea de que había sido preparada por dos mujeres. 3 de enero. Si la rata es el gusano, entonces es también el pene; me decido a decírselo. Así pues, su fórmula es simplemente la exteriorización libidinal del comercio sexual, de expresión arcaica (teoría sexual infantil del comercio por el ano), provista de un lado de deseo y otro de ira, de doble cara como la maldición de restregar el culo de los eslavos del Sur. Antes me comunica hoy, muy alegre, la solución de la última fantasía. Mi ciencia es la niña que con alegre superioridad y «genialidad sonriente» soluciona el problema, despoja a sus ideas de sus disfraces, y así libera a las dos mujeres de sus deseos de arenques. Después que le he dicho que la rata es el pene, a través del gusano (a lo cual le injerta enseguida «pene pequeño») – rabo de ratas – rabo, le acude una verdadera oleada de ocurrencias, no todas entramadas, la mayoría desde el lado de deseo de esa figura. Algo sobre la prehistoria de la idea de las ratas, que siempre le pareció pertinente al respecto. Meses antes de que se formara, se topó por la calle con una mujer en quien al punto reconoció a una prostituta, o al menos a una mujer que mantenía relaciones sexuales con su acompañante. Ante la peculiar sonrisa de ella, tuvo la peregrina idea de que la prima estaba en el cuerpo de ella y sus genitales colocados por detrás de los de la mujer, de suerte que algo recibía a cada coito. Después, la prima estaba dentro de ella, y se inflaba de tal modo que la persona reventaba. Desde luego, esto sólo puede significar que es la madre de su prima, la tía Laura. Luego, pasando por estos pensamientos, que no la dejan mejor que a una puta, enlaza finalmente con el tío Alfred, su hermano, quien la ultrajó en forma directa: «Te empolvas como una chonte». Este tío murió en medio de horribles dolores. Después de su inhibición, el paciente se aterroriza con la amenaza de que él sería igualmente castigado por esos pensamientos. Luego, diversas ocurrencias: él ha deseado a la prima un directo comercio sexual –antes de la teoría de las ratas– y su forma ocasional: él se ve obligado a aplicarle las ratas. Además, muchas conexiones con dinero; su ideal ha sido siempre permanecer disponible sexualmente, también enseguida tras el coito; ¿quizás entiende por ello un traslado al más allá? Dos años después de la muerte del padre, la madre le comunicó que había jurado sobre su tumba que mediante economías habría de reunir en el próximo tiempo lo desembolsado del capital. El no cree en ese juramento, pero aquí está el principal motivo de su parsimonia. juró después (a su modo) no necesitar más de 50 florines por mes en Salzburgo; después se volvió incierto el agregado «en Salzburgo», de suerte que nunca habría tenido derecho a necesitar más, y nunca habría tenido permitido casarse con su prima. (Esto, como la fantasía del arenque, pasando por la tía Laura, proviene de la corriente hostil hacia la prima.) Contra esto, una ocurrencia: no le hacía falta casarse sí la prima se le ponía así a su disposición. Y en contra de esto, de nuevo la objeción de que entonces tendría que pagar con florines cada coito, como con una prostituta. Así llega al germen de su delirio: «Tantos florines, tantas ratas» (Tantos rabos-coitos, tantos florines). Naturalmente, toda la fantasía de la puta recae sobre su madre, por incitación de su primo, quien, cuando él tenía 12 años, le había hecho creer malignamente que su madre era una puta y hacía signos como una de estas. La madre, cuando se peina, suele tirarse de sus trenzas, muy ralas ahora, y llamarlas «rabo de rata». – Una vez, de niño, cuando la madre yacía en el lecho y a raíz de un movimiento impensado mostró el trasero, él pensó que estar casado consistía en mostrarse recíprocamente la cola. En juguetees homosexuales con su hermano, una vez se aterrorizó mucho cuando a raíz de sus alborotos en el baño el pene del hermano se dirigió contra su ano. Sobre esto, muchas ocurrencias que no interpretamos, también algunas trasferencias hostiles contra mí. 4 de enero. Alegre. Profusión de otras ocurrencias, trasferencias, etc., que momentáneamente renunciamos a interpretar. A raíz de la niña que solucionó la conexión del arenque -la ciencia-, una fantasía: él le da un puntapié a esa niña y luego el padre rompe un cristal de ventana. Acerca de esto, una historia que fundamenta su inquina contra el padre. Después que él faltó a su primera clase sobre religión en la escuela secundaria, y lo desmintió torpemente, su padre quedó muy apenado, y cuando él se quejó de que Hans le pegaba, dijo: «Muy bien, simplemente dale un puntapié». Otra historia de puntapiés, del doctor Pr.: su actual cuñado, Bob S., vaciló largo tiempo entre Julie y la hija del doctor Pr., quien ahora lleva el apellido Z. Cuando la decisión urgió, él fue convocado al consejo de familia y sugirió que la muchacha, que lo amaba, debía preguntarle a él directamente por sí o por no. El doctor Pr. le dijo [a su hija]: «Bien, si lo amas estoy de acuerdo, pero si hoy al anochecer (después de la cita) puedes mostrarme la imprenta de la cola de él en la suela de tu zapato, te doy un abrazo». El no lo quería nada. De repente se le ocurre, también, que la historia del casamiento está muy entramada con su tentación Rubensky. Pr. tiene por esposa a una Rubensky, y si Bob se hubiera casado con la hija, él habría sido el único candidato a sostén de la familia. Luego, más cosas sobre el cuñado Bob, que él [Bob] está muy celoso de él [el paciente]. Ayer hubo escenas con la hermana, en las que él se manifestó directamente. Hasta las sirvientas de la casa dicen que ella lo ama y lo besa como a un amante, no como a un hermano. El mismo le dijo ayer a su cuñado, después que había pasado un rato con la hermana en otra habitación: «Escucha, si ahora Julie tiene un hijo dentro de 9 meses, no creas que es mío; yo soy inocente». El ha pensado que tendría que comportarse de manera muy vulgar para que su hermana, en la opción entre su marido y su hermano, no tuviera ninguna razón para preferirlo. Antes, como solución de una trasferencia, yo le había dicho ya que él hacía frente a mí el papel del tipo ordinario, es decir, el cuñado, y eso significa que le pesa no tener a Julie por esposa. Esto significa su último delirio de comportarse vulgarmente, que expone de manera muy compleja. La trasferencia era que a raíz de aquella comida que le ofrecí, yo saqué provecho, pues él ha perdido tiempo y la cura durará más. Cuando preparaba los honorarios, se le ocurrió que debía pagar también esa comida, con 70 coronas. Estas provienen de una farsa de un music-hall de Budapest, donde el novio endeble ofrece 70 coronas al mozo sí quiere realizar en su lugar el primer coito con la novia. Indicaciones de que teme que las manifestaciones de su amigo Springer sobre la cura pudieran apartarlo de esta. Cuando yo le alabo algo de sus ocurrencias, él siempre se regocija mucho, pero una segunda voz le dice luego: «Me río de la alabanza», o también, más nítidamente: «Me cago en ella». Sobre el significado sexual de la rata no se habla hoy. Su hostilidad es mucho más nítida, como si tuviera mala conciencia respecto de mí. El vello de su amante le hace acordar a una piel de ratón, y le parece que este ratón tiene que ver con la rata. No sabe que este es el sentido del apelativo mimoso «ratoncita» {«Mausi»}, que él mismo ha usado. Un primo corrompido, que a él y a su hermano les mostró el pene a la edad de 14 años, dijo: «El mío se aloja {hausen} en un bosque virgen». Pero él entendió «mausen» {«cazar ratones»}. 6 y 7 de enero. Alegre, sonriente, como si tuviera un as escondido. Un sueño junto a algunos jirones: Va al dentista para hacerse extraer un diente enfermo. Este le arranca uno, pero no es el correcto, sino uno levemente afectado contiguo a aquel. Una vez que está fuera, se manifiesta asombrado por su tamaño. (Sobre esto, luego, dos complementos.) Tiene un diente cariado, pero no le duele, sino que sólo le produce, muchas veces, leves sensaciones. Estuvo una vez en el consultorio del dentista para hacerlo emplomar, pero este declaró que sólo se podía extraerlo. De ordinario él no era cobarde, pero se le ocurrió, como impedimento, que los dolores dañarían de algún modo a su prima, y se rehusó. Probablemente por la noche ha tenido esa leve sensación, de ahí el sueño. Pero el sueño puede pasar por alto una sensación más fuerte que esa, incluso dolores. ¿Sabe qué significado tendrían los sueños de dientes? Lo recuerda oscuramente: la muerte de parientes. – sí, en cierto sentido. Son sueños onanistas, un traslado de abajo hacia arriba. – «¿Cómo así?». – El lenguaje, que equipara el rostro y los genitales. – Eso lo sabe. «¡¿Pero si abajo no hay diente alguno?!». – Comprende luego que justamente por eso. Le cuento, también, que arrancar ramas de árboles tiene ese mismo significado. Conoce la expresión «arrancarse una». Pero no se ha extraído un diente él mismo, sino que se lo ha hecho sacar por otro. Confiesa que con la costurera tiene tentación de que ella le agarre el pene, y sabe arreglárselas para que -lo haga. A mi pregunta sobre si ya se aburre junto a ella, responde con asombro afirmativamente. Confiesa la angustia de que ha de arruinarlo materialmente, y de darle lo que le corresponde a la amada. Se averigua que su comportamiento en materia de ahorro de dinero es muy inadecuada, no ha anotado nada, de suerte que no puede decir cuánto le cuesta ella por mes; y también que ha prestado 100 florines a su amigo. Atrapado, confiesa que estaba en el mejor camino de desganarse de la relación y volver a la abstinencia. Yo opino que eso es susceptible también de otra interpretación, que yo no quiero decir. ¿Qué significa que el diente no era el correcto? 7 de enero. A él mismo se le antoja como si su astuta enfermedad tuviera un as en la manga. Había vuelto a ser gentil con la costurera. El segundo coito no llevó a la eyaculación; se le ocurrió con angustia que orinaría en lugar de eyacular. Cuando iba al quinto grado de la escuela primaria, un compañero le dijo que la reproducción del ser humano ocurría orinando el marido dentro de la esposa. Había olvidado su preservativo. Es evidente que busca caminos para perder el gusto en la relación; por ejemplo, coitus interruptus, impotencia, malestar. A propósito de lo de ayer, tiene un complemento: el diente no se parecía a un diente, sino a un bulbo (Zwiebel} de tulipán, sobre lo cual se le ocurren rodajas de cebolla {Zwiebel}. – El ulterior camino (orquídeas, su criptorquidia, la operación de la prima, él no lo recorre. Sobre la operación, cuenta que en ese tiempo estaba fuera de sí de celos. Se encontraba junto a ella en el sanatorio, en 1899, cuando un joven médico vino a hacerle la visita y le metió la mano bajo las cobijas. No supo sí era lo correcto. Cuando oyó hablar del coraje de ella durante la operación, tuvo la estúpida idea de que había sido porque le gustaba enseñar a los médicos su hermoso cuerpo. Se asombra de que yo no considere tan estúpida esa idea. De ese hermoso cuerpo había escuchado hablar en 1898 a su hermana Hilde, cuando él se enamoró de ella. Le causó impresión tanto mayor cuanto que la propia Hilde es muy bella de cuerpo. Esta es quizá la raíz de su amor. La prima supo entonces de qué hablaban, y se puso roja. También la costurera T., la que luego se mató, dijo que ella sabía bien que la prima era oficialmente considerada por él la más hermosa de las mujeres, aunque él bien sabe que las hay más hermosas. Sí, el diente es un pene, eso lo intelige, pues un complemento reza que el diente ha goteado. – Ahora bien, ¿qué significa que el dentista le extrae un «diente»? Con dificultad se lo puede llevar a que es una operación de extracción de rabo; entonces lo demás es simple: que el pene muy grande sólo puede ser el del padre, lo admite al fin como «retorsión» y venganza contra el padre. Es que al sueño le resulta muy difícil traer unos recuerdos tan desagradables. 20 de enero. Larga interrupción, el más alegre talante., mucho material, aproximaciones. Ninguna solución. Un esclarecimiento fortuito: que sus corridas para evitar a toda costa ponerse gordo {dick} se entraman con el nombre del primo norteamericano Dick (Richard) -palabra de contraseña {Passwort}. Odio contra este. Empero, este es un hallazgo mío, y él no lo aprecia. Hoy 5 sueños, 4 de ellos sobre militares; del primero resulta una ira retenida contra oficiales, y la contención para no retar a duelo a uno que le había pegado en el trasero al sucio mozo Adolph. (Este Adolph es él mismo.) Esto desemboca en la escena de las ratas por mediación de los quevedos que dejó caer y perdió, y toca a una vivencia de los primeros años de universidad, en que se hizo sospechoso de «esquivar el bulto» ante un amigo porque se dejó pegar una bofetada por un colega, lo retó a duelo ante la propuesta bromista de Springer y luego dejó estar la cosa. Ira sofocada contra su amigo Springer, cuya autoridad viene entonces de ahí, y contra otro que lo denunció pero a quien más tarde ayudó a costa de sacrificios. Por tanto, sofocación progresiva de la pulsión de la ira con retorno de la pulsión erógena a lo roñoso, reprimida.

[Aquí se interrumpe el manuscrito.]