El vocabulario de Michel Foucault: LETRA D
Deleuze, Gilles
(1925-1995). “Pero un día, quizás, el siglo será deleuziano” (DE2, 76). Diferencia y repetición, lógica del sentido. Foucault presenta Différence et répétition de Deleuze en estos términos: “Hubo filosofía-novela (Hegel, Sartre), hubo filosofía-meditación (Descartes, Heidegger). He aquí, después de Zaratustra, el retorno de la filosofía-teatro. No como reflexión sobre el teatro, tampoco teatro cargado de significaciones, sino como filosofía convertida en escena, personajes, signos, repetición de un acontecimiento único que no se reproduce nunca” (DE1, 768). • A Différence et répétition y a Logique du sens dedica también “Theatrum philosophicum” (DE2, 75-99; de 75 a 87 se ocupa de Logique du sens y luego de Différence et répétition). • Como sabemos, la obra de Deleuze se presenta como una inversión del platonismo, pero no a través de una restitución de los derechos de la apariencia, sino a través del esfuerzo por pensar el impalpable fantasma y el acontecimiento incorporal. Es en este sentido que Deleuze se dirige hacia el epicureísmo y hacia el estoicismo. En el primero, los fantasmas son pensados como emisiones que vienen de la profundidad de los cuerpos, efectos de superficie que topologizan la materialidad del cuerpo. Pero no a partir del dilema verdadero/falso o ser/no-ser, sino como “extra-seres”. Logique du sens es, por ello, el
libro más alejado de la obra de Merleau-Ponty, de la Phénoménologie de la perception. Allí, el cuerpo-organismo estaba ligado con el mundo por una red de significaciones originarias que la percepción misma de las cosas hacía aparecer. Para Deleuze, el organismo forma la incorporal e impenetrable superficie del cuerpo, a partir de la cual las cosas se alejan progresivamente. Se trata de una física concebida como discurso de la estructura ideal de los cuerpos; una metafísica concebida como discurso de la materialidad de los incorporales (fantasmas, ídolos, simulacros) (DE2, 79); “[…] una metafísica liberada de la profundidad originaria como ente supremo, pero capaz de pensar el fantasma fuera de todo modelo y en el juego de las superficies; una metafísica en la que no se trata del Uno-Bueno, sino de la ausencia de Dios y de sus juegos epidérmicos de la perversidad” (DE2, 80). Para Deleuze, se trata de hacer que los fantasmas pierdan su poder de ilusión, y en este intento se cruza con el psicoanálisis (como práctica metafísica) y el teatro (el de las escenas fragmentadas, que no representan nada), con Freud y Artaud. • En los estoicos, Deleuze busca un pensamiento del acontecimiento: “[…] en el límite de los cuerpos profundos, el acontecimiento es un incorporal (superficie metafísica); en la superficie de las cosas y de las palabras, el incorporal-acontecimiento es el sentido de la proposición (dimensión lógica); en el hilo del discurso, el incorporal sentido-acontecimiento está hilvanado por el verbo (punto infinitivo del presente)” (DE2, 83). • El neopositivismo, la fenomenología y la filosofía de la historia han sido intentos de pensar el acontecimiento. Pero el primero lo redujo a un estado de cosas; la segunda, al sentido para una conciencia; la tercera, al ciclo del tiempo. “Una metafísica del acontecimiento incorporal (irreductible, pues, a una física del mundo), una lógica del sentido neutro (más que una fenomenología de las significaciones y del sujeto), un pensamiento del presente infinitivo (y no el relevo del futuro conceptual en la esencia del pasado); es esto lo que Deleuze, me parece, nos propone para quitar la triple sujeción en la que es tenido el acontecimiento, aún en nuestros días” (DE2, 84). • Finalmente, Deleuze se propone pensar las resonancias entre estas dos series: acontecimiento/fantasma, incorporal/impalpable; pero no a partir de un punto común, sino a partir de su desunión. “Después de todo, en este siglo XX, ¿qué hay para pensar más importante que el acontecimiento y el fantasma?” (DE2, 87). • Différence et répétition constituye un esfuerzo por pensar la diferencia más allá del concepto, de la representación y de la dialéctica. Desde la perspectiva del concepto, la diferencia aparece como especificación y la repetición como la indiferencia de los individuos. En una filosofía de la representación, cada representación nueva debe estar acompañada de representaciones que desplieguen todas las semejanzas; la repetición será, entonces, el principio de ordenamiento de lo semejante. La dialéctica, por su parte, no libera la diferencia; garantiza que será siempre recuperada. “Era necesario abandonar, con Aristóteles, la identidad del concepto; renunciar a la semejanza en la percepción, liberándose de golpe de toda filosofía de la representación; y he aquí que, ahora, es necesario desprenderse de Hegel, de la oposición de los predicados, de la contradicción, de la negación, de toda dialéctica” (DE2, 91). Pero la sujeción más tenaz de la diferencia es la de las categorías. Mostrando de qué maneras puede decirse el ser, especificando de antemano las formas de atribución del ser, ellas preservan el reposo sin diferencia del ser. Cuarta condición, entonces, para pensar la diferencia: liberarse del pensamiento categorial, pensar el ser unívocamente. Aquí los referentes de Deleuze son Duns Escoto y Spinoza. Sin embargo, en Deleuze “[…] la univocidad no categorial del ser no liga directamente lo múltiple a la unidad misma (neutralidad universal o fuerza expresiva de la sustancia); hace jugar el ser como lo que se dice repetitivamente de la diferencia. El ser es el revenir de la diferencia, sin que haya diferencia en la manera de decir el ser. Éste no se distribuye en regiones: lo real no se subordina a lo posible, lo contingente no se opone a lo necesario” (DE2, 91-92). • En la historia de la univocidad del ser, nos encontramos finalmente con Nietzsche, quien nos invita a pensar el retorno. “No hay que entender que el retorno es la forma de un contenido que sería la diferencia; sino que, desde una diferencia siempre nómada, siempre anárquica, hasta el signo siempre en exceso, siempre desplazado del revenir, se produjo una fulguración que llevará el nombre de Deleuze: un nuevo pensamiento es posible; el pensamiento es de nuevo posible” (DE2, 98). G.I.P. (Grupo de información sobre las prisiones). Gilles Deleuze, Jean-Marie Domenach y Pierre Vidal-Naquet han sido los fundadores del Grupo de información sobre las prisiones (G.I.P.). “Nosotros quisiéramos literalmente dar la palabra a los detenidos. Nuestro propósito no es hacer el trabajo del sociólogo ni del reformador. No se trata de proponer una prisión ideal. Creo que por definición la prisión es un instrumento de represión” (DE2, 204). Intelectuales, poder. En DE2 (306-315) se encontrará una discusión entre Foucault y Deleuze acerca de los intelectuales y el poder (“Les Intellectuels et le pouvoir”), cuyos puntos relevantes son los siguientes: • Las relaciones entre la teoría y la praxis son parciales y fragmentarias. El intelectual teórico ha dejado de ser un sujeto, una conciencia representante o representativa. Quienes luchan han dejado de ser representados. Quien habla y quien actúa es siempre una multiplicidad, aun en la persona que habla o actúa (DE2, 307-308). • Los intelectuales han descubierto que las masas no tienen necesidad de ellos para saber; ellas saben perfecta y claramente. Pero existe un sistema de poder que impide e invalida este discurso y este saber. El papel del intelectual es luchar contra las formas del poder allí donde es, a la vez, objeto e instrumento, en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso. Se trata de una práctica local y regional, no totalizante (DE2, 308). • Una teoría sería, entonces, una caja de herramientas. • Nuestra dificultad para encontrar formas adecuadas de lucha provienen de que todavía ignoramos qué es el poder. La teoría del estado, el análisis tradicional de los aparatos del estado, no agota el
campo de ejercicio y de funcionamiento del poder (DE2, 312). • La generalidad de la lucha no se logra bajo la forma de la totalización. Lo que hace a la generalidad de la lucha es el sistema mismo del poder, todas sus formas de ejercicio y de aplicación (DE2, 315), Genealogía del capital. En DE2 (452-456) se encontrará una discusión entre Foucault, Deleuze y Guattari a propósito de la publicación de Généalogie du capital, t. I: Les Équipements du pouvoir. “El papel del Estado será cada vez mayor: la policía, el hospital, la separación loco/no-loco. Y luego la normalización. Quizás la industria farmacéutica se hará cargo de los hospitales psiquiátricos o de las prisiones cuando los internos sean tratados con neurolépticos. [Se tratará de la] Desestatización de los equipamientos colectivos que habían sido el punto de anclaje del poder del Estado” (DE2, 456). Edipo, psicoanálisis. Deleuze y Guattari (Capitalisme et schizophrénie, t. I, L’Anti-OEdipe, París, 1972) mostraron que el triángulo edípico padre-madre-hijo no es una verdad intemporal ni una verdad profundamente histórica de nuestro deseo, sino una manera de contener el deseo. Edipo no es el contenido secreto de nuestro deseo, sino la forma de la coerción psicoanalítica (DE2, 553-554). • Lo esencial en el libro de Deleuze es el cuestionamiento de la relación de poder que se establece en la cura psicoanalítica entre el psicoanalista y el paciente; relación bastante parecida a la que existe en la psiquiatría clásica. Deleuze describe el psicoanálisis como una empresa de refamiliarización (DE2, 623-624). • Lo que tiene de interesante el análisis de Deleuze es que dice que Edipo no es nosotros; es los otros, este gran Otro: el médico, el psicoanalista. El psicoanálisis como poder: esto es Edipo (DE2, 625). “El libro de Deleuze es la crítica más radical que se haya hecho del psicoanálisis. Una crítica que no está hecha desde el punto de vista de la derecha, de una psiquiatría tradicional, en nombre del buen sentido, en nombre, como fue el caso de Sartre, de la conciencia, de la conciencia cartesiana. En nombre de una concepción extremadamente tradicional del sujeto. Deleuze la hizo en nombre de algo nuevo. Y, con bastante rigor, provocó un disgusto físico y político al psicoanálisis” (DE2, 777). • Foucault escribió el prefacio a la edición americana de L’Anti-OEdipe (Nueva York, 1977. DE3, 133-136). Deleuze y Guattari combaten contra tres enemigos: 1) los burócratas de la revolución y los funcionarios de la verdad; 2) los técnicos del deseo (psicoanalistas y semiólogos); 3) el mayor enemigo, el adversario estratégico: el fascismo, no sólo el de Hitler o Mussolini, sino el que está en nosotros, en nuestros espíritus, en nuestras conductas (DE3, 134). Se proponen con ello liberar la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante; hacer crecer la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, no jerárquicamente; liberarse de las viejas categorías de lo Negativo (la ley, el límite, la castración), preferir lo que es positivo y múltiple; no imaginarse que es necesario estar triste para ser militante; no utilizar el pensamiento para dar a una práctica política valor de verdad; no exigir de la política que restablezca los derechos del individuo tal como
los ha definido la filosofía; no enamorarse del poder (DE3, 135-136). Nietzsche. “En todo caso, si Deleuze ha escrito un libro soberbio sobre Nietzsche, en el resto de su obra, la presencia de Nietzsche es ciertamente sensible, pero sin que haya ninguna referencia estridente ni ninguna voluntad de levantar alto la bandera de Nietzsche para algunos efectos de retórica o algunos efectos políticos” (DE4, 444). • Foucault ha escrito junto con G. Deleuze la introducción general a las OEuvres philosophiques complètes de Nietzsche (DE1, 561-564). Genealogía. La genealogía se propone la reactivación de los saberes locales, menores, como dice Deleuze, contra la jerarquización científica del conocimiento (IDS, 11).
Gilles Deleuze [135]: AN, 271. DE1, 549, 561, 573, 767-771, 775. DE2, 22, 75-81, 84, 86-87, 91, 95, 98, 198, 204-205, 306-307, 309-311, 313-315, 392, 439, 452, 454, 523, 553-554, 623-628, 632, 634, 642, 644, 777, 779, 781-782, 815-816. DE3, 133, 135-136, 162, 167, 425, 582, 588-590, 625-626, 717. DE4, 433, 436, 436-437, 444-445, 696. IDS, 11, 20. PP, 88. SP, 29.
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