El vocabulario de Michel Foucault: LETRA I
Interioridad
(Intériorité). Arqueología. Con su principio descriptivo de exterioridad, la arqueología renuncia a describir los enunciados como la traducción de operaciones o de procesos que se desarrollan en otro lugar –en la interioridad del sujeto, en la conciencia psicológica o en un dominio de constituciones trascendentales–, y trata de reconstruir el proceso de expresión en sentido inverso. De este modo, debemos describir los enunciados como un espacio anónimo cuya temporalidad es diversa de la temporalidad subjetiva psicológica o trascendental (AS, 158-160). Pensamiento del afuera. El paso hacia un lenguaje en el que el sujeto está excluido, la incompatibilidad entre la aparición del ser del lenguaje y la conciencia de sí mismo en su propia identidad, es una experiencia que se anuncia en diferentes puntos de nuestra cultura: los ensayos de formalización, el estudio de los mitos, el psicoanálisis, la búsqueda de un lógos como lugar de nacimiento de toda la razón occidental. El pensamiento de esta relación de exclusión entre el ser del lenguaje y el ser del hombre, el pensamiento de la interioridad de nuestra reflexión filosófica y de la positividad de nuestro saber, puede ser llamado “pensamiento del afuera” (DE1, 520-521). Psicología. Con la desaparición del asilo clásico, hacia fines del siglo XVIII, la locura emerge de nuevo en el dominio público. El concepto negativo de alienación definido por el derecho va a dejarse impregnar y alterar por las significaciones morales que el hombre cotidiano atribuye a la locura. La psicología y el conocimiento de lo que hay de interior en el hombre nacieron de la conciencia pública convocada como instancia universal, como forma inmediatamente válida de la razón y la moral para juzgar a los hombres. “La interioridad psicológica ha sido constituida a partir de la exterioridad de la conciencia escandalizada” (HF, 560). Helenismo, cristianismo. “Lo que se llama interioridad cristiana es un modo particular de relación consigo mismo que comporta formas precisas de atención, de sospecha, de desciframiento, de verbalización, de confesión, de autoacusación, de lucha contra las tentaciones, de renuncia, de combate espiritual, etc. Y lo que es designado como la ‘exterioridad’ de la moral antigua implica también el principio de un trabajo sobre sí mismo, pero en una forma muy diferente” (HS2, 74). En las prácticas de sí mismo de la cultura helenística, conocerse a sí mismo en el movimiento de la conversión no implica el conocimiento de una interioridad. No hay tampoco una oposición entre el conocimiento de sí y el conocimiento de la naturaleza. En Séneca, por ejemplo, se da más bien lo contrario: el conocimiento de sí pasa por el conocimiento de la naturaleza. (HS, 267) Véase: Subjetivación.
Intériorité [80]: AN, 96. AS, 54, 98, 159, 164, 274. DE1, 79, 90, 194, 276, 280, 357, 520-523, 526, 528-529, 534, 538, 568, 592, 685, 695, 783, 793, 819. DE2, 23, 47, 284, 295, 424. DE3, 564, 820. HF, 236, 411, 439, 460, 471, 560, 564, 646-648. HS, 248, 265, 267, 277, 288, 295. HS2, 74, 92. MC, 283, 365. MMPS, 86. NC, 59. OD, 51. PP, 283.
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