El vocabulario de Michel Foucault: LETRA L
Liberalismo
(Libéralisme). Foucault se ha interesado en el liberalismo particularmente en sus últimos años de trabajo en el Collège de France, en el marco del análisis de lo que denomina gubernamentalidad. El “Estado gubernamentalizado” representa la última etapa de la evolución en la historia del Estado moderno. Este Estado se caracteriza porque tiene como objeto la población y no el territorio, gobierna a través de los saberes (economía, medicina, psiquiatría, por ejemplo) y se articula en torno a dispositivos de seguridad (véase: Gobierno). La formación del Estado gubernamentalizado coincide con la formación de la biopolítica, con la racionalización de los fenómenos propios de un conjunto de vivientes constituidos como “población”. La racionalización de estos problemas de la vida es un proceso que se inscribe en el cuadro de racionalidad política del liberalismo (DE3, 818). Por ello, el curso de los años 1978-1979, Naissance de la biopolitique (que todavía no ha sido publicado, y del cual sólo disponemos del resumen correspondiente), está enteramente dedicado a la cuestión del liberalismo. • Foucault resume en estos términos el debate político que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX: “En un sistema preocupado por el respeto de los sujetos de derecho y de la libertad de iniciativa de los individuos, ¿cómo se puede abordar el fenómeno de la ‘población’ con sus efectos y problemas específicos?” (DE3, 818). • Desde este punto de vista, Foucault no aborda la cuestión del liberalismo como una teoría ni como una ideología; tampoco como la manera en la que la sociedad se representa a sí misma, sino como “una práctica, es decir, como una ‘manera de hacer’ orientada hacia objetivos y regulada por una reflexión continua” (DE3, 819). Debemos tomar el liberalismo, entonces, como un principio y un método de racionalización del ejercicio del gobierno. Esto significa dos cosas. En primer lugar, la aplicación del principio de máxima economía: los mayores resultados al menor costo. Pero ello, por sí sólo, no constituye de ninguna manera la especificidad del liberalismo como práctica. Su especificidad consiste, en segundo lugar, en sostener que el gobierno, la acción de gobernar la conducta de los individuos desde el Estado, no puede ser un fin en sí mismo. “Mayores resultados” no se traduce en un fortalecimiento y crecimiento del gobierno y del Estado. Por ello el liberalismo se distingue de la racionalidad política de la razón de Estado y de la tecnología que le está asociada, la Polizeiwissenschaft (la ciencia de la policía). Esta función, que ha sido la raíz del polimorfismo de la racionalidad liberal, se propone como objetivo limitar la acción del gobierno, exigiéndole a éste que se justifique ante la sociedad (DE3, 819-820). • Ahora bien, el liberalismo como práctica-crítica de la acción gubernamental no deriva ni se reduce a una teoría económica o a una teoría jurídica. El mercado ha sido un lugar privilegiado para probar la racionalidad política propia del liberalismo, es decir, la necesidad de limitar la acción del gobierno. En efecto, la economía muestra una incompatibilidad de principio entre el desarrollo óptimo del proceso económico y la maximización de los procesos gubernamentales. Por otro lado, la idea de una sociedad política fundada en el nexo contractual entre los individuos ha servido como instrumento apropiado para moderar o limitar la acción del gobierno. Pero la relación entre liberalismo y estado de derecho no es una relación natural y de principio; “la democracia y el estado de derecho no han sido necesariamente liberales, ni el liberalismo es necesariamente democrático o está vinculado con las formas del derecho” (DE3, 822). • En el curso Naissance de la biopolique, Foucault ha analizado el liberalismo como racionalidad política en el ordoliberalismo, el liberalismo alemán de 1848 a 1962, y el neoliberalismo americano de la Escuela de Chicago. En el primer caso, se trató de una elaboración del liberalismo dentro de un cuadro institucional y jurídico que ofreciese las garantías y limitaciones de la ley, esto es, que mantuviese la libertad del mercado, pero sin producir distorsiones sociales. En el segundo caso, en cambio, nos encontramos con un movimiento opuesto. El neoliberalismo busca extender la racionalidad del mercado, como criterio, más allá del dominio de la economía (a la familia, la natalidad, la delincuencia o la política penal) (DE3, 823-824). Liberalismo y locura. La época clásica sitúa la experiencia de la locura más allá del orden de la naturaleza y de la razón. La locura no es más la manifestación de las fuerzas de lo natural, y, como aparece con toda evidencia en Descartes, el ser razonable y la locura se excluyen mutuamente. En el siglo XVIII, a propósito de lo que se denomina la enfermedad inglesa, la melancolía, se buscará una explicación económica y política (la riqueza, el progreso, las instituciones). Aquí desempeñará su papel la noción de medio. En la obra de Spurzheim (Observations sur la folie, 1818) nos encontramos con una conceptualización de este género. Serán causas culturales de la locura la libertad de conciencia, el tormento por la búsqueda de la verdad, la libertad que no permite manejar el tiempo. Más concretamente, la nación comerciante es generadora de miedos, de la pérdida de la esperanza, de egoísmos. “El liberalismo es fácilmente portador de todos los pecados de la locura del mundo” (HF, 460). Liberalismo y organización de la medicina clínica. Véase: Clínica. Liberalismo, universidad moderna, disciplinarización de los saberes. Un ejemplo de genealogía de los saberes es la organización del saber técnico y tecnológico hacia fines del siglo XVIII. Hasta entonces, secreto y libertad habían sido característicos de este tipo de saberes; un secreto que aseguraba el privilegio de quien lo poseía y la independencia de cada género de conocimiento que permitía, a su vez, la independencia de quien lo manejaba. Hacia fines del siglo XVIII, en ocasión de las nuevas formas de producción y de las exigencias económicas, se hace necesario ordenar este campo. Se instala, por decirlo de algún modo, una lucha económico-política en torno a los saberes. Aquí el Estado intervendrá para disciplinar el conocimiento con cuatro operaciones estratégicas: 1) Eliminación y descalificación de los saberes inútiles, económicamente costosos. 2) Normalización de los saberes: ajustarlos unos a otros, permitir que se comuniquen entre ellos. 3) Clasificación jerárquica: de los más particulares a los más generales. 4) Centralización piramidal. Es en esta lucha económico-política en torno a los saberes donde debemos colocar el proyecto de la enciclopedia y la creación de las grandes escuelas (de minas, de puentes, de caminos). Y es en este proceso de disciplinarización que surge la ciencia (previamente lo que existía eran las ciencias). La filosofía deja, entonces, su lugar de saber fundamental; se abandona la exigencia de verdad, se instaura la de la ciencia. Es en y por esta lucha, también, que surge la universidad moderna: selección de saberes, institucionalización del conocimiento y, consecuentemente, desaparición del sabio-amateur. Aparece también un nuevo dogmatismo que no tiene como objetivo el contenido de los enunciados, sino la forma de la enunciación: no ortodoxia, sino ortología. “El problema consistirá en saber quién ha hablado y si estaba calificado para hacerlo, a qué nivel se sitúa este enunciado, en qué conjunto se lo puede reubicar, en qué y en cuál medida se conforma a otras formas y a otras tipologías de saber. Lo que permite a la vez, por una parte, un liberalismo en un sentido, si no indefinido, al menos mucho más amplio en cuanto al contenido de los enunciados y, por otra, un control infinitamente más riguroso, más comprehensivo, más amplio en su superficie, en el nivel mismo de los procedimientos de enunciación” (IDS, 164).
Libéralisme [54]: DE1, 654. DE2, 173, 186, 190, 722. DE3, 764, 818-824. DE4, 36, 92, 100, 129, 273, 369, 374, 381, 490, 732, 826. HF, 460. IDS, 164, 183. NC, 48-49, 52, 81-83, 86
Volver al índice principal de «El vocabulario de Michel Foucault: LETRA L«
Volver al índice principal de «El vocabulario de Michel Foucault«