El vocabulario de Michel Foucault: LETRA L
Libertinaje
(Libertinage). Foucault ofrece, principalmente en Histoire de la folie, una serie de indicaciones que esbozan una historia del libertinaje. Según estas indicaciones, a comienzos del siglo XVII el libertinaje era “una inquietud ante la presencia de la sinrazón dentro de la razón misma” (HF, 136), una forma de escepticismo respecto de la razón en su totalidad: toda la vida es una fábula, los conocimientos no son más que estupidez, nuestras certezas son sólo cuentos. Con la gran separación clásica, la separación razón/sinrazón (véase: Locura), este libertinaje desaparece o, más precisamente, subsiste bajo dos formas opuestas: un racionalismo que excluye completamente la sinrazón y una sinrazón del corazón que se impone al discurso de la razón. Durante la época clásica, el libertinaje ha tenido una existencia oscura; al situarse del lado de la sinrazón ingresa en el mundo del encierro (HF, 136-137). Como vemos, en el libertinaje clásico no se trata, en términos de Foucault, de una forma de libertad que se arroga la razón para examinarse a sí misma, no se trata de una forma de libre pensamiento, sino de pasiones que subyugan a la razón y, por lo tanto, de desorden. Se trata, en definitiva, de un encuadramiento ético del libertinaje. Cuando, en el siglo XVIII, el libertinaje abandone el mundo del encierro clásico, cuando Sade intente una formulación coherente de él, aparecerá con este rostro que dibujó la gran separación clásica: sometimiento de la razón a la carne, a las pasiones. “El libertinaje, en el siglo XVIII, es el uso de la razón alienada en la sinrazón del corazón” (HF, 138). En esta época, el iluminismo y el libertinaje se han superpuesto, pero sin confundirse. “Sólo la obra de Sade, a fines del siglo [XVIII] y en el momento en el que se deshace el mundo de la internación, logrará desatar esta confusa unidad [entre libertinaje y locura]. A partir de un libertinaje reducido al denominador de la apariencia sexual más flagrante, [el libertinaje] se volverá a vincular con todas las potencias de la sinrazón, reencontrará la profundidad de las profanaciones, dejará que se muestren en él todas estas voces del mundo en el que está abolida la naturaleza” (HF, 485). “El libertino es el hombre dotado de un deseo suficientemente fuerte y de un espíritu suficientemente frío para lograr hacer entrar todas las potencialidades de su deseo en una combinatoria que las agota absolutamente todas” (DE2, 375).
Libertinage [56]: AN, 92-94, 115, 117, 229. DE1, 417. DE2, 375. DE3, 102, 245-246. DE4, 117, 123, 532. HF, 103, 115, 122, 128, 134-140, 150, 208, 459, 485-486, 490, 526, 535, 537, 634, 667, 669, 683. MC, 222. PP, 18. SP, 214.
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