El vocabulario de Michel Foucault: LETRA P
Panóptico (Panoptique, Panoptisme).
“El panoptismo es el principio general de una nueva ‘anatomía política’ cuyo objeto y finalidad no son las relaciones de soberanía, sino las relaciones de disciplina” (SP, 210). Surveiller et punir lleva como subtítulo “El nacimiento de la prisión”. La cuarta y última parte de la obra, de hecho, está dedicada a la formación del sistema carcelario occidental. Pero el objetivo general de la obra no es analizar la prisión en sí misma, sino los mecanismos de la disciplina, es decir, la tecnología política o anátomo-política de los cuerpos. En este sentido, el nacimiento de la prisión debe ser ubicado en el contexto del panoptismo general de la sociedad moderna. Foucault comienza la exposición oponiendo dos técnicas de castigo: el suplicio y la disciplina. Luego se ocupa extensamente del concepto de disciplina, al que dedica la tercera parte de la obra; el último capítulo de esta parte está consagrado al panoptismo. • “El panoptismo ha sido una invención tecnológica en el orden del poder, como la máquina de vapor en el orden de la producción” (DE3, 35). Para describir esta invención de la tecnología del poder, Foucault se sirve de la oposición entre lo que podemos llamar el “modelo lepra” y el “modelo peste”. El modelo lepra representa un modelo de exclusión; el modelo peste, en cambio, es un modelo de la distribución de los individuos en un espacio cuadriculado y de la formación de un sistema de recolección de datos (véase: Lepra). Estos dos modelos, aunque aparentemente opuestos, no son incompatibles. “Lentamente se los ve aproximarse. Lo propio del siglo XIX es haber aplicado al espacio de la exclusión, en el que el leproso era el habitante simbólico (y los mendigos, los vagabundos, los locos, los violentos formaban la población real), la técnica de poder propia de la cuadriculación disciplinaria. Tratar a los ‘leprosos’ como ‘apestados’, proyectar las reparticiones finas de la disciplina en el espacio confuso de la internación, trabajarlo con los métodos de repartición analítica del poder, individualizar a los excluidos, pero servirse de los procedimientos de individualización para marcar las exclusiones. Esto es lo que ha sido llevado a cabo regularmente por el poder disciplinario desde comienzos del siglo XIX […]. El Panopticon de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición” (SP, 200-201). • Este modelo arquitectónico puede resumirse de la siguiente manera: una construcción periférica en forma de anillo y una torre en el centro del anillo. El edificio periférico está dividido en celdas, cada una de las cuales posee dos ventanas, una hacia el exterior, por donde ingresa la luz, y otra que mira hacia la torre central. Ésta, a su vez, posee ventanas que permiten mirar a través de las ventanas interiores de las celdas. Basta con ubicar al vigilante en la torre central para asegurar la vigilancia de quienes se encuentran en las celdas. El juego de la luminosidad asegura que este vigilante pueda ver sin ser visto. El funcionamiento del panóptico reposa esencialmente sobre esta distribución de la visibilidad en el espacio. “El panóptico es una máquina de disociar la dupla ver-ser visto: en el anillo periférico se es visto totalmente, sin jamás ver; en la torre central, se ve todo, sin ser jamás visto” (SP, 203). De este modo, cada individuo ubicado en su celda, sin contacto con quienes se encuentran en las otras celdas, se convierte en objeto de información sin ser nunca sujeto de comunicación. Llevado al límite, puesto que desde las celdas es imposible ver si alguien en la torre central está efectivamente vigilando, el panóptico podría funcionar sin la existencia de alguien que vigile. Por ello el efecto mayor del panóptico es inducir en los detenidos un estado consciente y permanente de visibilidad. La vigilancia se vuelve permanente en sus efectos, aunque sea discontinua en su ejercicio (SP, 202). Por este mecanismo, que hace visible el poder pero es inverificable, el poder se automatiza y, al mismo tiempo, se desindividualiza. De este modo, “una sujeción real nace mecánicamente de una relación ficticia” (SP, 204). • La antigüedad había sido una sociedad del espectáculo; se trataba de hacer visible a la multitud un número pequeño de objetos. La modernidad plantea el problema inverso: procurar que un número pequeño pueda ver a la multitud (SP, 218). “Somos ciertamente menos griegos de lo creemos” (SP, 219). • A diferencia del “modelo peste”, el panóptico representa un modelo generalizable de la disciplina: “[el panóptico] es polivalente: sirve para enmendar a los prisioneros, pero también para curar a los enfermos, para instruir a los escolares, para cuidar a los locos, para vigilar a los obreros, para hacer trabajar a los mendigos y a los ociosos” (SP, 207). “El sueño de Bentham, el Panopticon, en el que un único individuo podría vigilar a todo el mundo, es en el fondo, creo, el sueño o, mejor, uno de los sueños de la burguesía (porque ella ha soñado mucho). Este sueño lo realizó. No lo realizó, quizás, en la forma arquitectónica que Bentham proponía, pero es necesario recordar que Bentham decía a propósito del Panopticon: es una forma de arquitectura, pero sobre todo es una forma de gobierno, es una manera para el espíritu de ejercer el poder sobre el espíritu” (DE2, 437). • En el siglo XIX asistimos a una multiplicación de las instituciones disciplinarias según el modelo benthamiano. Este proceso, sin embargo, es el aspecto más visible de otro, más profundo, de reestructuración de las disciplinas, que Foucault resume en tres puntos. 1) La inversión funcional de las disciplinas: anteriormente el objetivo de las disciplinas era el de neutralizar los peligros; ahora desempeñan un rol positivo, el de acrecentar la utilidad posible de los individuos (SP, 211). 2) La dispersión de los mecanismos disciplinarios: se multiplican las instituciones panópticas, pero los mecanismos disciplinarios tienden a “desinstitucionalizarse”. Los procedimientos disciplinarios se diseminan en la sociedad mediante centros de control dispersos (SP, 213-214). 3) La estatización de los mecanismos disciplinarios: formación de una policía centralizada e instrumentos de vigilancia permanente y exhaustiva (SP, 214-217). “Se puede pues hablar, en general, de la formación de una sociedad disciplinar en este movimiento que va de las disciplinas cerradas –una especie de ‘cuarentena’ social– hasta los mecanismos generalizables del ‘panoptismo’” (SP, 217). • A su vez, la formación de la sociedad disciplinar, la sociedad panóptica, se inscribe en el marco de determinados procesos de amplio alcance. En primer lugar, se inscribe entre las técnicas para ordenar multiplicidades humanas (técnicas que persiguen el máximo de intensidad al menor costo económico y político) (SP, 222). Si el desbloqueo económico de Occidente comenzó con la acumulación del capital, el desbloqueo político comenzó con la acumulación de hombres. En segundo lugar, las técnicas disciplinarias no son la prolongación de las estructuras jurídico-políticas de la sociedad, pero tampoco son completamente independientes (SP, 223); de ahí la paradoja Beccaria/Bentham. Beccaria subordina la posibilidad de castigar a la existencia de una ley explícita, a la comprobación de la infracción de esta ley y a una punición que tendría por función reparar y prevenir el daño que se hizo a la sociedad. Según Foucault, esta teoría legalista se opone al panoptismo. En efecto, en el panoptismo se ejerce una vigilancia sobre los individuos que no concierne tanto a lo que se hace, sino a lo que se es y a lo que se puede hacer. En pocas palabras, el panoptismo no considera al individuo desde un punto de vista jurídico (DE2, 606). En tercer lugar, el acrecentamiento del poder y la formación del saber se refuerzan regularmente según un proceso circular (SP, 225). El panoptismo es una forma de poder que no reposa sobre la investigación como metodología de formación del saber, sino sobre el examen (DE2, 594). Véanse: Examen, Investigación. • “Panopticon quiere decir dos cosas: quiere decir que todo es visto todo el tiempo, pero quiere decir también que todo el poder que se ejerce nunca es más que un efecto óptico. El poder no tiene materialidad; no tiene necesidad de toda esta armazón, a la vez, simbólica y real del poder soberano. Él no tiene necesidad de tener el cetro en la mano o de agitar la espada para castigar. Él no tiene necesidad de intervenir como el rayo a la manera del soberano. Este poder es, más bien, del orden del sol, de la luz perpetua. Él es la iluminación no material que alcanza indiferentemente a todas las personas sobre las que se ejerce” (PP, 79). Este poder inmaterial que se ejerce continuamente es también un mecanismo perpetuo de formación del saber (anotación, trascripción del comportamiento individual). “El efecto primero de esta relación de poder es, pues, la constitución de este saber permanente del individuo; del individuo abrochado a un espacio y seguido por una mirada virtualmente continua, que define la curva temporal de su evolución, de su curación, de la adquisición de su saber, de su arrepentimiento, etc.” (PP, 79). Panoptique [97]: DE2, 437, 594-595, 606, 608, 611, 729. DE3, 34, 190-191, 195-197, 199-202, 204-207, 466, 473, 576, 626, 628, 630. DE4, 18, 28. PP, 54, 61-62, 77, 79-81, 92-93, 103-104, 108. SP, 202-204, 206-210, 218-219, 223, 252-254, 267, 269, 276, 308, 311-312. Panoptisme [47]: DE2, 437-438, 466, 469, 594, 606-609, 621. DE3, 34-35. PP, 57, 81, 85, 104. SP, 197, 208, 210-211, 217, 219, 224-226.
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