El vocabulario de Michel Foucault. Letra B.
Blanchot, Maurice
(1907-2003). “Blanchot es, en cierta manera, el Hegel de la literatura, pero, al mismo tiempo, se encuentra en el lado opuesto a Hegel” (DE2, 124) Esta afirmación nos permite medir la importancia que Foucault atribuye a Blanchot y la posición que ocupa. Como a Raymond Roussel, con quien frecuentemente lo vincula (DE1, 168), le ha dedicado un escrito entero: La pensée du dehors (aparecido primeramente en forma de artículo, en Critique (n° 229, junio de 1966, 523-546), luego por separado y, finalmente, reimpreso en DE1, 518-539). “Durante un largo período, hubo en mí una especie de conflicto mal resuelto entre la pasión por Blanchot, Bataille, y, por otra parte, el interés que alimentaba por determinados estudios positivos, como los de Dumézil y Lévi-Strauss, por ejemplo. Pero, en el fondo, estas dos orientaciones, cuyo único común denominador estaba quizás constituido por el problema religioso, han contribuido en igual medida a conducirme al tema de la desaparición del sujeto” (DE1, 614). Literatura y representación, “el afuera” y la interioridad. En sentido estricto, lo que se debe entender por “literatura” no es del orden de la interiorización, sino un paso hacia el afuera. El lenguaje escapa, entonces, al modo de ser del discurso, a la dinastía de la representación. De este modo, la literatura, como aparición del lenguaje en su ser bruto, muestra su incompatibilidad con la conciencia de sí y la identidad (DE1, 520-521). “Es verdad, es Blanchot quien ha hecho posible todo discurso sobre la literatura. Ante todo, porque ha sido el primero en mostrar que las obras se vinculan unas con otras por esta cara exterior de su lenguaje en la que aparece la ‘literatura’. La literatura es, de este modo, lo que constituye el afuera de toda obra, lo que agrieta todo lenguaje escrito y deja en todo texto la marca vacía de una huella. Ella no es un modo del lenguaje, sino un vacío que recorre como un gran movimiento todos los lenguajes literarios. Al hacer aparecer esta instancia de la literatura como ‘lugar común’, espacio vacío en el que vienen a alojarse las obras, yo creo que él asignó a la crítica contemporánea lo que debe ser su objeto, lo que hace posible su trabajo, a la vez, de exactitud e invención” (DE1, 293). El discurso reflexivo, en cambio, pretende reconducir la experiencia del afuera a la interioridad, a la conciencia en la que, como descripción de lo vivido, el afuera se convierte en experiencia (DE1, 523). Atracción (attirance): “La atracción es para Blanchot lo que, sin duda, para Sade es el deseo, para Nietzsche la fuerza, para Artaud la materialidad del pensamiento, para Bataille la transgresión: la experiencia pura y más desnuda del afuera […] Ser atraído no es ser invitado por el atractivo del exterior, sino, más bien, probar, en el vacío y el desenredo, la presencia del afuera y, ligado con esta presencia, el hecho de que se está irremediablemente fuera del afuera” (DE1, 525-526). Literatura, muerte. “El lenguaje de Blanchot se dirige a la muerte. No para triunfar sobre ella con palabras de gloria, sino para mantenerse en esta dimensión órfica en la que el canto, hecho posible y necesario por la muerte, nunca puede mirar la muerte cara a cara ni hacerla visible, aunque le hable y hable de ella en una imposibilidad que promete el murmullo al infinito” (DE1, 336). Véase: Literatura.
Maurice Blanchot [120]: DE1, 168, 191, 201, 238, 240, 250, 268, 329, 336, 339, 395-396, 408, 437, 518, 522-526, 533, 538, 544, 557, 592, 593, 596, 614, 615, 660. DE2, 82, 104, 105, 107, 123-126, 127, 166, 171, 209, 281, 412, 425, 524, 720, 763, 765, 800. DE3, 88, 575, 579, 588-590, 762, 788. DE4, 43, 44, 47, 48, 52-54, 59, 437.
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