El vocabulario de Michel Foucault: LETRA I
Ilegalidad
(Illégalisme). “Sólo una ficción puede hacer creer que las leyes están hechas para ser respetadas, con la policía y los tribunales destinados a hacerlas respetar. Sólo una ficción teórica puede hacer creer que nosotros hemos adherido, de una vez por todas, a las leyes de la sociedad a la que pertenecemos. Todo el mundo sabe bien que las leyes están hechas por unos e impuestas a otros. Pero parece que podemos dar un paso más hacia adelante. La ilegalidad no es un accidente, una imperfección más o menos inevitable. Es un elemento absolutamente positivo del funcionamiento social, cuya función está prevista en la estrategia general de la sociedad. Todo dispositivo legislativo ha dispuesto espacios protegidos y provechosos donde la ley puede ser violada, otros donde puede ser ignorada, otros, finalmente, donde las infracciones son sancionadas. Llevado al límite, diría de buena gana que la ley no está hecha para impedir un tipo de comportamiento u otro, sino para diferenciar las maneras de desviar la misma ley” (DE2, 718-719). • Durante el Antiguo Régimen, cada clase social tenía su propia forma de ilegalidad y las ilegalidades aseguraban el funcionamiento de la sociedad. De este modo, la burguesía transgredía las reglas éticas de las prácticas económicas, las reglas de la aduana, de las corporaciones, de las prácticas comerciales. Las clases populares tenían también sus propias formas de ilegalidad respecto de las leyes fiscales y las reglas de las corporaciones. En cierto sentido, la burguesía tenía necesidad de la ilegalidad popular. Por un lado, toleraba sin dificultades las ilegalidades en materia fiscal; ella misma tenía sus propios comportamientos ilegales respecto de la política de impuestos. Por otro lado, la ilegalidad de las clases populares (el contrabando, por ejemplo) era un modus vivendi. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la ilegalidad popular se volvió intolerable. Esta intolerancia estaba vinculada al hecho de que la riqueza de la burguesía ya no era sólo del orden de los bienes inmobiliarios, sino de tipo industrial y comercial. A partir de ese momento se volvió necesario combatir todas aquellas ilegalidades que afectaban esta forma de propiedad: el robo, por ejemplo. Hacia fines del siglo XVIII asistimos a una nueva economía de la ilegalidad. La ilegalidad de los derechos (fraude, evasión fiscal) continuará siendo tolerada; la ilegalidad contra los bienes (robo, pillaje) ya no lo será. En esta coyuntura tiene lugar la reforma penal: tribunales ordinarios y castigo para éste último, tribunales especiales y acuerdos para el primero (SP, 84-91; DE2, 435-436). “En suma, la reforma penal nació del punto de encuentro entre la lucha contra el superpoder del soberano y aquélla contra el infrapoder de las ilegalidades conquistados y tolerados” (SP, 90). En el paso del siglo XVIII al XIX nos encontramos con una triple generalización de las ilegalidades. La prisión forma una población marginalizada para presionar contra las formas intolerables de la ilegalidad: conduciendo poco a poco las formas de ilegalidad a la infracción, integrando los delincuentes al sistema de vigilancia (reclutando agitadores, provocadores, informantes), canalizando la delincuencia hacia las clases que se desea vigilar (robar a un pobre es más fácil que robar a un rico) (SP, 276-282; DE2, 469-470). • “La prisión no es el instrumento que el derecho penal se da para luchar contra las ilegalidades; la prisión ha sido un instrumento para reorganizar el campo de las ilegalidades, para redistribuir la economía de las ilegalidades, para producir una determinada forma de ilegalidad profesional: la delincuencia, que, por un lado, hará presión sobre las ilegalidades populares y los reducirá, y, por otro, servirá de instrumento de la clase en el poder frente al obrero cuya ‘moralidad’ era absolutamente indispensable, desde el momento en que se tenía una economía de tipo industrial” (DE3, 93).
Véase: Prisión.
Illégalisme [115]: AN, 20, 81. DE2, 435, 436, 466-467, 469, 470, 689, 719, 743-745, 797. DE3, 67, 86, 94, 139, 816. DE4, 190, 209, 639. HS1, 52. SP, 66, 72, 78, 84-91, 122, 278, 279-286, 288-290, 292, 296-299, 304, 312.
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