EL CONCEPTO DE MADRE Y EL COMPLEJO DE EDIPO EN MELANIE KLEIN
Para M. Klein el C. de Edipo comienza en el primer año de vida, y en ambos
sexos se inicia siguiendo caminos similares.
La relación con el pecho es uno de los factores esenciales que influye. La
satisfacción experimentada con el pecho materno le permite al niño dirigirse a
otros objetos, ante todo al pene del padre. La frustración, inevitable, sufrida con
el pecho, impulsa al niño a abandonarlo y buscar el pene. Pecho y pene son los
objetos primarios de los deseos orales del niño.
La escisión en pecho bueno-idealizado y pecho malo-perseguidor es trasladada
a la relación ulterior con el pene del padre.
El desengaño inevitable refuerza la regresión hacia el primer objeto.
Según las ocasiones cada objeto puede convertirse en bueno o malo. Esta
oscilación entre los diferentes aspectos de las imagos primarias significa una
interacción entre los estadios tempranos del C. de Edipo, invertido y positivo.
Los deseos genitales se unen pronto a los impulsos orales del niño, van
dirigidos hacia la madre y el padre.
Desde el comienzo el temor del niño a la pérdida de sus objetos queridos,
como consecuencia de su odio y agresión, intervienen en su relación con los
objetos y en el C. de Edipo. Como corolario de estos sentimientos surge la
necesidad de reparación.
El desarrollo edípico del varón:
Si el niño puede desplazar una parte de sus deseos tiernos y libidinosos del
pecho de la madre al pene del padre, y al mismo tiempo seguir considerando al
pecho como objeto bueno, imaginará el pene del padre como un órgano bueno
y creador que le causará satisfacción libidinosa y le dará niños como se los da
a su madre.
Esta es la raíz del complejo de Edipo invertido., condición previa para la
capacidad del varón de desarrollar sus deseos edípicos positivos.
Sólo cuando tiene la creencia de la bondad del genital masculino, del padre y el
suyo, puede experimentar deseos genitales hacia su madre.
Cuando el temor al padre castrador está mitigado por su confianza al padre
bueno, puede enfrentar su odio y rivalidad edípicas.
Se desarrollan simultáneamente las tendencias edípicas invertidas y positivas.
Tan pronto se tienen sensaciones genitales se activa el temor a la castración.
Este temor se vivencia bajo el predominio de la libido oral (temor a que su pene
vaya a ser arrancado de un mordisco por su padre, y como contrapartida,
deseo de arrancar mordiendo el pene del padre).
Si se produce una unión e identificación con su padre bueno el niño percibe
que su pene adquiere cualidades reparadoras y creadoras. Todas estas
emociones y fantasías le permiten enfrentar su temor a la castración y
establecer de un modo firme su posición genital.
El desarrollo edípico en la niña:
Los estadios tempranos del desarrollo edípico coinciden con los del niño.
A la niña se le presenta el deseo de recibir el pene cuando, dada la naturaleza
receptiva de sus órganos genitales se le refuerzan las sensaciones
correspondientes. Para M. Klein la vagina está representada en el Inconciente.
La niña tiene un conocimiento inconciente que su cuerpo contiene bebés en
potencia.. El pene del padre como objeto que da bebés se convierte en un
objeto fuertemente deseado y admirado por la niña.
La niña tiene dudas acerca de su capacidad de poder tener niños, se siente en
una posición de desventaja al compararse con su madre.
A diferencia del varón, cuya potencia se refuerza por la posesión del pene, la
niña no tiene cómo tranqulizarse respecto a su fertilidad futura.
El rasgo esencial del desarrollo de la niña lo constituye el hecho de que su
desarrollo genital está centrado en el deseo femenino de recibir el pene paterno
y su preocupación inconciente principal sea la referente a sus bebés imaginados..
Su deseo de poseer un pene y de ser varón es expresión de su bisexualidad.
Su deseo de tener un pene propio es secundario a su deseo de recibir el pene.
Continúa en ¨DIFERENCIAS CON EL CONCEPTO FREUDIANO¨