Nota introductoria.
Fue costumbre de Freud destruir siempre todo el material en que se había basado una publicación suya una vez que esta aparecía impresa. Por consiguiente, son escasísimos los manuscritos originales que han sobrevivido, y menos aún las notas preliminares y apuntes de donde provenían. Lo que aquí presentamos fue encontrado entre sus papeles en Londres luego de su muerte, y constituye una inexplicable excepción a esta regla. Mencionan el hecho los editores de las Gesammelte Werke en su prólogo al volumen XVII, que contiene algunos de sus escritos póstumos. Pero estas anotaciones no fueron incluidas en ese volumen, y se dan a publicidad por primera vez en la presente versión inglesa {la de la Standard Edition}.
Escrito en las hojas de gran tamaño que habitualmente gozaban de la preferencia de Freud, el manuscrito contiene sin duda las anotaciones de las cuales se nos dice que fueron hechas «al anochecer del día de tratamiento». Como regla, Freud las apuntaba diariamente, pero en ocasiones dejaba trascurrir algunos días y luego compensaba esto con unos «repasos». En los márgenes de las hojas aparecen de vez en cuando palabras sueltas escritas en sentido vertical -«sueños», «trasferencia», «fantasías onanistas», etc.-, a modo de resumen del tema en discusión. Es evidente que fueron insertadas en una fecha posterior, probablemente cuando Freud preparaba el historial clínico para alguna de sus exposiciones. No hemos creído necesario incluirlas aquí. Los apuntes se interrumpen, sin motivo justificado, luego de la anotación correspondiente al 20 de enero de 1908, cuando el tratamiento llevaba unos cuatro meses.
El original está escrito en su mayor parte en un estilo telegráfico, con gran número de abreviaturas y la omisión de los pronombres personales y otras palabras no esenciales. No obstante, con excepción de unos pocos casos, el significado ha podido descifrarse con certeza. A fin de hacer más legible e inteligible el material, las elipsis han sido en su mayoría completadas en esta traducción. Por lo tanto, pese a la coherencia formal de la presente versión, el lector debe tener siempre en cuenta que lo que sigue no son más que apuntes realizados sin ninguna idea de publicarlos tal como se encontraban. La gran mayoría de los nombres propios han sido remplazados aquí por otros o por iniciales escogidas de manera arbitraria, aunque manteniendo, desde luego, los seudónimos que empleó el propio Freud en el historial.
Aproximadamente el primer tercio del manuscrito fue reproducido por Freud casi verbatim en la versión publicada. Abarca la entrevista preliminar del 1º de octubre de 1907 y las siete primeras sesiones -o sea, hasta la del 9 de octubre inclusive (capítulo I, sección D, hasta pág. 147)-. Las correcciones efectuadas por Freud fueron casi con exclusividad de estilo. En la versión publicada añadió algunos comentarios, pero el cambio principal consistió en tornar menos confuso que en el registro cotidiano el relato de las maniobras del paciente. En su conjunto, las diferencias entre las dos versiones no parecen revestir importancia suficiente como para justificar la publicación de esa primera parte de los apuntes. Sin embargo, tal vez resulte de interés dar la versión original de la primera entrevista, que ofrecerá alguna idea acerca de la naturaleza de los cambios introducidos -aunque ellos son mayores en este caso que en el resto de las primeras sesiones-:
«1º de octubre de 1907. El doctor Lorenz, de 29½ años, dice padecer de representaciones obsesivas, particularmente intensas desde 1903, pero las data desde su niñez. Contenido principal: temores de que les suceda algo a dos personas a quienes ama mucho, su padre y una dama a quien admira. Además, impulsos obsesivos (p. ej., cortarse el cuello con la navaja de afeitar) y prohibiciones referidas a cosas indiferentes. Dice haber perdido años en sus estudios por la lucha contra sus ideas, y por eso sólo ahora es practicante: en tribunales. En su actividad profesional, los pensamientos sólo se hacen valer cuando se trata de derecho penal. Dice padecer también por el impulso de hacerle algo a la dama por él admirada, impulso que las más de las veces calla en presencia de ella y sale a relucir en su ausencia. Siempre le hizo un efecto benéfico estar alejado de ella, que vive en Viena. De las curas intentadas no sacó ningún provecho, salvo de una cura de aguas en Munich; pero si esta le hizo tanto bien fue porque allí trabó un vínculo que llevó a un comercio sexual regular. Dice no tener aquí parecida oportunidad; sus relaciones sexuales son muy raras e irregulares, las veces que algo se presenta, En cuanto a las prostitutas, les tiene asco. Su vida sexual ha sido muy pobre, el onanismo tuvo un muy escaso papel entre sus 16 y 17 años. Potencia normal. Primer coito a los 26 años.
»Da la impresión de una mente clara y aguda. Tras mencionarle yo las condiciones, dice que debe hablar con su madre, regresa al día siguiente y acepta».
Los dos tercios restantes de los apuntes de Freud se han traducido completos en lo que sigue. Como se comprobará, contienen algún material recogido en el historial publicado, pero en una gran proporción abarcan otras cosas. Si se advierten ocasionales discrepancias entre los apuntes y el historial, debe tenerse en cuenta que el tratamiento continuó por varios meses luego de haber cesado aquellos, y hubo en consecuencia toda clase de oportunidades para que el paciente corrigiera sus manifestaciones previas y para que Freud obtuviera una visión más clara de los detalles. Lo destacable de estos apuntes es que nos suministran el único cuadro con que contamos acerca del tipo de material en bruto sobre el cual se apoyaba todo el trabajo de Freud, y acerca de la manera discontinua en que ese material salía a la luz. Por último, nos brindan una singular ocasión de observar en detalle cómo operaba la técnica de Freud en la época de este análisis.
A fin de ayudar en alguna medida al lector para que pueda seguir el relato según va surgiendo, anexamos una lista muy provisional de ciertos datos cronológicos, a veces incongruentes, derivados de estos apuntes y del historial publicado, junto con otros que conciernen a los familiares del paciente:
Año Edad
1878 Nacimiento del paciente
1881 3 años Ira contra el padre
1882 4 años Escena de la señorita Peter. Muerte de Katherine. Pájaro disecado.
1883 5 años
1884 6 años Erecciones. Idea de que los padres conocerán sus pensamientos
1885 7 años Escena con la señorita Lina. Dispara contra el hermano con escopeta de juguete
1886 8 años Va a la escuela. Conoce a Gisela
1887 9 años Muerte del padre de Gisela
1888 10 años Lombriz en las heces del primo
1889 11 años Esclarecimiento sexual. «Cerdo roñoso»
1890 12 años Se enamora de la hermana de un amigo. Obsesión de la muerte del padre. Eructos de la madre.
1891 13 años Exhibición de los genitales ante la señorita Lina
1892 14 años Devoción religiosa hasta esa época
1893 15 años
1894 16 años Onanismo ocasional
1895 17 años
1898 20 años Se enamora de Gisela. Obsesión de la muerte del padre. Suicidio de la costurera
1899 21 años Operación de Gisela. Muerte del padre. Recomienzo del onanismo. Servicio militar.
1900 22 años Juramento contra el onanismo. (Diciembre), Es rechazado por Gisela.
1901 23 años Enfermedad de la abuela de Gisela. Reaparece el onanismo
1902 24 años (Mayo). Muerte de la tía y comienzo de la neurosis obsesiva. Veraneo en Gmunden. (Octubre) Examen.
1903 25 años (Enero) Examen. Muerte de un tío que le es indiferente. Plan de matrimonio. Exacerbamiento de la neurosis obsesiva. (Julio) Examen. Gisela lo rechaza por segunda vez. Veraneo en Unterach. Ideas de suicidio.
1904 26 años Primer coito (Tieste).
1906 28 años En Salzburgo. Fórmula de protección con «iniciales». Sueño de las espadas japonesas.
1907 29 años (Agosto) Maniobras militares en Galitzia. (Octubre). Comienzo del tratamiento.
Nota sobre algunos de los hermanos del pacíente:
– Hilde, hermana mayor, casada.
– Katherine, cuatro o cinco años mayor que el paciente; murió cuando este tenía 4 años de edad.
– Gerda.
– Constanze.
– Hermano, un año y medio menor que el paciente. (¿Hans?)
– Julie, tres años menor que el paciente, casada con Bob S.
James Strachey.
De las sesiones siguientes sólo anotaré algunos hechos esenciales, sin plegarme a la marcha del análisis. 10 de octubre. El quiere hablar del comienzo de sus representaciones obsesivas. Resulta que se refiere al comienzo de sus mandamientos. Fue mientras estudiaba para su examen final -se vinculaban con la dama-; primero, unos preceptos minuciosos y sin sentido; contar entre trueno y rayo [sic], desde ese minuto correr dentro de la habitación, etc.; en conexión con su propósito de adelgazar, durante sus excursiones en Gmunden (verano de 1902) unos mandamientos lo compelían a correr a pleno calor del sol. Mandamiento de dar el examen en julio, al que resistió por consejo de su amigo; pero luego mandamiento de presentarse en el primer llamado {Termin; «plazo»} en octubre, al que obedeció. Se da ánimos en el estudio mediante la fantasía de que tiene que apresurarse para casarse con la dama; parece que esta misma fantasía fue el motivo de su mandamiento. Parece que atribuye al padre este mandamiento. Perdió varias semanas por la presencia de la dama, que partió de viaje cuando su abuela, muy anciana, enfermó. El se ofreció a ir hasta allí cosa que ella desautorizó («pájaro fúnebre». En medio de su arrebatada actividad de estudio le vino el pensamiento: «Un mandamiento de presentarse a examen en el primer llamado {plazo} de octubre bien podía admitirlo uno, pero, ¿y site viniera el mandamiento de cortarte el cuello?». Enseguida advierte que ese mandamiento ya estaba dado, y se precipita al armario para tomar la navaja de afeitar, y entonces se le ocurre: «No, no es tan simple, tú tienes que viajar {hinreisen} hasta ahí y matar a la anciana señora». Entonces cae al suelo de espanto. ¿Quién es, pues, el que le ordena eso? La dama, todavía muy misteriosa. juramentos que él ha olvidado. Lucha defensiva en alta voz contra ellos, también olvidada. 11 de octubre. Lucha violenta, día desdichado. Resistencia porque yo ayer le exigí que trajera una fotografía de la dama, vale decir, resignar su reserva respecto de ella. Conflicto: resignar la cura o entregar el secreto. Su conciencia todavía no ha dominado sus pensamientos fluctuantes. Informa sobre la manera en que intentaba defenderse de sus representaciones obsesivas. Contemporáneamente a su religiosidad se había instituido unas plegarias que poco a poco le fueron insumiendo hasta una hora y media, porque en las fórmulas simples se inmiscuía algo que las trastornaba hacia lo contrarío; por ejemplo, «Dios -no- lo proteja». (Balaam invertido) Lo esclarezco sobre la inseguridad básica de todos los métodos de reconfortamiento, porque poco a poco lo combatido se infiltra en ellos, cosa que él confirma. Una vez le vino en medio de ello la idea de maldecir, pues entonces eso no sería -pensó- una idea obsesiva (el sentido originario de lo reprimido). Cortó de pronto todo eso antes de un año y medio; vale decir, se ha formado, a partir de las iniciales de ciertas plegarías, una palabra como «Gigellsamen» (averiguarlo mejor); la declara tan rápidamente que nada puede metérsele entremedio. Para refuerzo, todavía cierta superstición, como si sus malos deseos tuvieran poder, un fragmento de omnipotencia, reforzada por una vivencia real. Por ejemplo, en el sanatorio de Munich tuvo la primera vez habitación contigua a la muchacha con quien entró en comercio sexual. Cuando llegó la segunda vez, vaciló sobre si debía tomar la misma, porque era muy grande y cara. Cuando luego dijo a la muchacha que se había decidido a tomarla, ella le informó que el profesor ya la había tomado. «¡Que le dé un ataque de apoplejía!», pensó enojado. Catorce días después lo perturbó mientras dormía la idea de un cadáver, la venció y a la mañana escuchó que el profesor realmente había sufrido el ataque, y que para ese momento, más o menos, lo habían llevado a su habitación. También dice tener el don de sueños proféticos, de los cuales cuenta el primero.
Continúa en ¨Anexo. Apuntes originales sobre el caso de neurosis obsesiva (1909), parte II¨